La congelación de los impuestos, tasas y precios públicos anunciada por la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, tiene trampa. De hecho supondrá, en realidad, un incremento del 1%. La primera edil lo explicó como una medida para aliviar los bolsillos de los valencianos ante la crisis. Sin embargo, representa una subida encubierta, tal y como denunció ayer el concejal del PSPV, Juan Ferrer.

¿Dónde está el truco? El Ayuntamiento sube cada año sus tasas y precios públicos (grúa, polideportivos, ORA...) el mismo porcentaje que lo hace el Índice de Precios de Consumo (IPC) del mes de junio. Este índice es el que marca las subidas de los precios y de los salarios.

Así, por ejemplo, el año pasado el IPC llegó en junio al 5%. Entonces el   Ayuntamiento dijo también que iba a congelar los tributos. Sin embargo, subió los precios públicos y las tasas ese mismo porcentaje con la excusa de que no se trataba de una subida, sino de una actualización.

Pues bien, este año que por primera vez el IPC de junio ha registrado un -1%, al Consistorio ya no le conviene esa misma actualización que hace cada año, puesto que en este caso debería bajar todos los tributos un 1%.

De esta forma, en lugar de llevar a cabo esa reducción de la presión fiscal, la alcaldesa Barberá habla de congelación, con lo que el Ayuntamiento recaudará un 1% más de lo que debería.

En cuanto al resto de impuestos (IBI, ICIO, IAE y Plusvalías), Ferrer explicó que no es que se congelen, es que "salvo el de vehículos, están ya en sus máximos legales y no se pueden subir más".

Por ello, propuso una rebaja del 1% en las tasas y precios públicos y "una bajada del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) del 12,76% para compensar la nueva tasa de basuras que ya se pagaba en el mencionado impuesto".