El trabajo, realizado en colaboración con la empresa demoscópica Metra Seis, está basado en 800 entrevistas telefónicas entre mayo y junio pasados a escolares de entre 12 y 16 años de ambos sexos, el 95,4 por ciento de ellos españoles.

El director del Centro Reina Sofía, José Sanmartín, que presentó el jueves el informe, distinguió entre violencia y acoso entre compañeros o comportamiento repetitivo de hostigamiento e intimidación,

"No es el acoso el insulto ocasional (violencia) -precisó-, sino el sistemático y persistente, que tiende a aislar a la víctima, se da en una situación de desequilibrio de poder y donde no sea percibido por terceros".

Lo más parecido al acoso escolar, aseguró, es la violencia doméstica, pues en aquel existe un componente sexista "fortísimo". Sanmartín cuestionó que haya una "ley del silencio" en la violencia entre compañeros porque agredidos y testigos lo cuentan, aunque la información "se cortocircuita" y no llega a las autoridades educativas.

El 90% de los acosos son emocionales

Un reciente estudio en la Comunidad de Madrid, el Cisneros, reveló que uno de cada cuatro alumnos de entre 7 y 18 años son acosados por compañeros, más frecuentemente de forma psicológica. Según el informe del Reina Sofía, el 90% de los acosos son emocionales, físicos (70%) o de vandalismo (5%). En el 60%, se dan varios tipos simultáneamente.

Las víctimas, mayoritariamente chicas, se declaran alegres (80%), sociables (70%) y con muchos amigos (70%), porcentajes inferiores en comparación con los casos de violencia. Los acosados duplican a las víctimas de violencia en sentimientos de soledad y depresión.

La mayor parte del acoso tiene lugar en clase (75%), el patio (60%), pasillos (40%) y alrededores del centro (10%). Lo hablan el 90%, fundamentalmente con profesores, algún amigo y los padres.

Sólo el 5% dice que no siente efectos negativos, pero un 55% confiesa nerviosismo, un 50% tristeza, un 45% soledad, un 35% menor rendimiento escolar y un 20% alteraciones del sueño.

Mayo- ritariamente piensan que los agresores "la han tomado" con ellos (45%) y el 25% cree que el profesor no hace "nada". Su respuesta es, principalmente, insultar (40%) y aguantar (30%). En cuanto a violencia, el 14,5% declara haber sido agredido (el 56,9% son chicos), lo que significa un 2,5% más que en Europa.

Los más agredidos, los de los colegios privados

De ellos, han sido agredidos emocionalmente en un 82,8% de los casos (un 36,5% de forma persistente) y físicamente un 50,9%. Ninguna víctima declara abuso sexual, quizás por "vergüenza", aunque hay testigos que sí lo han presenciado. Son víctimas el 20,8% de alumnos de centros privados, el 14,8% de públicos y el 11,9% de concertados.

El 7,6% se reconoce agresor (6 % en Europa) y ocho de diez son varones. Al 59% de los agresores les gusta el riesgo, el 41% prefiere películas y videojuegos violentos, y se caracterizan por la ausencia de empatía, por impulsividad, hiperactividad y bajo rendimiento escolar.

Los motivos para agredir son, prin- cipalmente, una provocación de la víctima (70,5%) y porque ésta "se lo merece" (23 por ciento). El 55% asegura que los profesores intervienen en los casos de conflicto. Además, ocho de diez alumnos dicen que han presenciado agresiones y siete de diez testigos hablan con un amigo, la víctima o agresores y tres con el profesor sobre este asunto.

Según Sanmartín, la violencia escolar "aflora" en el centro, pero sus raíces están en el agresor, la familia, la escuela y la sociedad; es un problema "público", de "conculcación" de derechos humanos.

Las víctimas no tienen un perfil común, pero los agresores pueden haber sido educados con normas y sin afecto y al contrario, y pidió a los padres que asuman su responsabilidad en la educación. Rechazó el tópico de que la violencia sea "cosa de pobres o de inmigrantes".

El consejero de Educación de la Comunidad Valencia, Alejandro Font de Mora, reclamó una "iniciativa nacional pilotada por el Gobierno" central para la prevención. Estos resultados serán analizados el 6 y 7 de octubre en Valencia por el Centro Reina Sofía en un seminario internacional.