La cultura del ruido multiplica los casos de jóvenes con sordera

El tráfico urbano, las obras y las discotecas generan niveles de ruido que pueden dañar el oído de los jóvenes y ocasionarles pérdidas leves de audición que se agravan con la edad.
Un peatón aguarda para cruzar Colón mientras soporta el ruido de las máquinas y los motores en marcha.
Un peatón aguarda para cruzar Colón mientras soporta el ruido de las máquinas y los motores en marcha.
Lalo R. Villar
Un peatón aguarda para cruzar Colón mientras soporta el ruido de las máquinas y los motores en marcha.
La sordera está dejando de ser una cosa de abuelos. Los expertos aseguran que en los últimos cinco años se ha multiplicado por ocho (hasta 136 casos) el número de jóvenes vigueses de entre 15 y 20 años que sufren una pérdida leve de audición (hipoacusia).

El origen de este fenómeno no responde a una causa física o genética, sino cultural: la vida en las ciudades es cada vez más ruidosa. Las obras, el tráfico, las discotecas o el abuso de los reproductores portátiles de audio pueden causar lesiones irreversibles en el oído.

Un daño que va a más

La hipoacusia comienza por una pérdida leve de audición (entre 20 y 40 decibelios), pero esta pequeña sordera puede agravarse con el tiempo con mucha mayor facilidad que en el caso de un individuo sano. Incluso la aparición de la sordera propia de la vejez (presviacusia) se adelantará en estos pacientes, afirma el especialista Dionisio Alonso.

Adiós a los agudos

Los jóvenes con hipoacusia dejan de oír generalmente los tonos agudos, más susceptibles a desaparecer por el ruido. El timbre tradicional del teléfono o los pitidos de los ordenadores y de algunas máquinas son sonidos que les pasarán desapercibidos.

Mejorar el entorno

Obras: Las molestias sonoras que ocasionan serían menores con una mejor planificación. Podrían insonorizarse con paneles acústicos.

Coches: Existe un asfalto especial que absorbe parte del ruido de la circulación, pero es más caro y no se usa. El adoquinado suena más.

Conductores: Las calles serían más silenciosas si el claxon sólo se usase para evitar accidentes o atropellos.

Edificaciones: La construcción en vertical, propia de la ciudad, hace que el ruido rebote contra las fachadas y se multiplique.

Normativa: El Concello prepara un mapa de ruidos que permitirá actuar en aquellas zonas con una mayor contaminación acústica.

Cuánto ruido hacen...

Pájaros y viento en un bosque: Entre 35-40 decibelios A (presión sonora).

Tráfico rodado: Entre 85 y 100 dB (A) los coches; 125 los vehículos pesados.

Un tractor: 140 dB (A).

Un taladro de obra: 120 decibelios (A).

Mejor prevenir que lamentar

La mejor manera de cuidar el oído es evitar someterlo a un volumen elevado de ruido durante mucho tiempo. Por eso, no conviene utilizar auriculares durante más de una hora al día ni permanecer más de ese tiempo en una discoteca donde la música esté alta. Si uno no quiere marcharse tan pronto a casa, lo mejor es alejarse un rato de los altavoces o salir a la calle para aliviar el oído de la presión sonora.

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