Se puede hacer la broma de la inflación, porque sin lugar a dudas pocas personas habrán pagado tanto por dos entradas de una función que nunca van a ver. Pero en este caso es que se trata de tener en las manos un pedazo de la historia de Estados Unidos: ni más ni menos que la sensación de haber estado presente en el momento de su primer magnicidio, el asesinato del decimosexto presidente, Abraham Lincoln.

Es cierto que varios años antes, Andrew Jackson, séptimo presidente del país, fue víctima de un atentado, pero las dos pistolas del agresor fallaron y, cuenta la leyenda, el propio Jackson se lio a bastonazos con ese joven pintor que acabaría en un psiquiátrico por sus problemas mentales. Sin embargo, John Wilkes Booth no erraría el tiro.

La historia es de sobra conocida: hacía apenas cinco días que se había puesto fin a la Guerra de Secesión, era Viernes Santo, 14 de abril de 1865, y en el Teatro Ford de Washington D.C. se representaría la obra Our American Cousin.

El primer cuadro de Bob Ross en su programa, a subasta por 10 millones de dólares

Durante el tercer acto, aprovechando su conocimiento del entramado teatral dado que era actor, Booth, que más tarde sería abatido por la policía, se coló en el palco presidencial y, en presencia de la Primera Dama Mary Todd, le descerrajó un tiro en la cabeza a quemarropa a Lincoln, acabando con su vida.

En aquella época, un asiento para ver la obra y, concretamente, aquella función, desde el patio de butacas costaba 75 centavos, y 10 dólares si se prefería —y se tenía el dinero necesario— un palco. Hoy en día, y gracias a la última subasta de la casa RR Auction, se sabe que dos entradas para aquella noche cuestan 262.500 dólares, unos 248.600 euros.

Los tickets han sido vendidos gracias al buen estado en que se han conservado y a lo raro del lote, pues ha sido muy fácil verificar su autenticidad: están fechados el mismo día del asesinato y son para el Teatro Ford.

Y, además, en una posición privilegiada: quienquiera que fuera el propietario habría estado sentado junto a su acompañante en los asientos 41 y 42 de la sección D. Es decir, en el lado opuesto al balcón donde se encontraba Lincoln y su esposa, con una vista sin obstáculo alguno hacia el magnicidio.

Como es habitual en estos casos, no se ha dado a conocer el nombre del comprador, que puede ser tanto alguien que los quiere de forma privada como una institución. Por ejemplo, la Biblioteca Houghton de Harvard guarda también una entrada original de aquella noche —y, de hecho, ha sido utilizada para verificar la autenticidad de estas dos nuevas subastadas—.