Horas antes de que las nubes taparan las estrellas del cielo de Madrid para luego descargar una gran tromba de agua, una constelación se dio cita en el Wizink Center en forma de artistas.

Hasta 34 fueron desfilando, uno por uno -aunque también hubo algún feat- por el escenario en una nueva edición de Vive Dial, la mayor fiesta de la música en español y que volvía después de años sin realizarse por la pandemia.

Tres horas de música sin interrupción que inauguró Manuel Carrasco al ritmo de su último himno, Hasta por la mañana. Después llegó el turno para Prince Royce, que llegó recién llegado del otro lado del charco para deleitar al público que abarrotaba el icónico recinto madrileño con un medley de algunos de sus mayores éxitos.

Sin tiempo para respirar, apareció Abraham Mateo, que se sumó a última hora a la fiesta de la música para cantar su Maníaca y, junto a Chanel, el ya archiconocido Clavaíto, una de las canciones del verano.

Blas Cantó cogió el testigo sobre el escenario, al que siguieron Nil Moliner, Álvaro de Luna, Miriam Rodríguez y Diego Cantero (Funambulista).

Mención especial para Café Quijano, uno de los más aplaudidos de la noche con La taberna de Buda. Al veterano grupo le siguieron otros como Miss Caffeina y Los Secretos.

Volviendo a los solistas, de nuevo un chorreo de artistas como Antonio José, Marta Soto, Pastora Soler, Ana Guerra, Agoney, Lorena Gómez, Hilario, Polo Nández, Antoñito Molina, Gonzalo Hermida, Rozalén o Fran Perea, que puso patas arriba el coliseo de la capital con su Uno más uno son 7.

Quedaba el colofón a la noche con algunos de los grandes nombres del cartel. Entre ellos, Vicco, Andrés Suárez, Luis Fonsi, David Bisbal, Antonio Orozco y el encargado de cerrar la velada, Pablo López, con su inseparable piano.