
Devastación y solidaridad. El terrible terremoto de Marruecos ha sacudido a casi todo el mundo, aunque con diferencias. Gobernantes como Sánchez y Macron expresaron su pésame antes que el propio rey del país, al parecer de viaje en Francia. La solidaridad funciona, y equipos de bomberos españoles y la Unidad Militar de Emergencias trabajan sobre un terreno devastado. Es fundamental esa ayuda al país vecino, tan duramente castigado, cuando la catástrofe entierra vidas y aflora, a la vez, la incompetencia de los gestores.
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