Los nueve turistas catalanes y la guía que formaban parte del grupo de la agencia Kananga que quedaron atrapados en Etiopía por enfrentamientos armados en el país han aterrizado finalmente en el Aeropuerto de El Prat de Barcelona, por lo que se completa la vuelta a casa de los turistas de Etiopía tras una aventura inesperada, aunque las críticas a la Embajada española no han tardado en sonar.
Al llegar a España, los afectados han criticado que la Embajada no les "ha ayudado". En declaraciones a periodistas tras aterrizar en el aeropuerto, han acusado al embajador español en Etiopía, Manuel Salazar, de no ayudar al grupo y han lamentado que solamente se presentó en Adís Abeba "para hacer la foto", una vez ya estaban en una ciudad fuera de la zona conflictiva.
El Ministerio de Exteriores y los afectados tienen versiones distintas de lo ocurrido. El órgano público asegura que la operación ha sido posible gracias a las intensas negociaciones de la Embajada con altos cargos del Gobierno etíope, entre ellos el Consejero de Seguridad del Primer Ministro, a los que se ha solicitado la protección del grupo y el envío de un helicóptero militar para llevar a cabo la evacuación vía aérea.
Tanto es así que el mismo ministro, José Manuel Albares, se ha felicitado por la evacuación y repatriación del grupo de turistas y ha recordado que el Ministerio llevaba meses desaconsejando viajar a esa zona: "Esta gente se encontraba en un zona que hacía muchos meses Exteriores desaconsejaba viajar a esa región".
Los turistas contradicen al Ministerio
Sin embargo, uno de ellos ha asegurado que "eso no es cierto" porque tanto la Agencia de viajes como la web del Ministerio decían que había problemas en el norte. Aseguran que si es por la embajada española "aún" estarían allí, y que el embajador no se ha puesto en contacto con ellos en ninguno de los once días que han pasado recluidos en el hotel, únicamente han hablado directamente con el cónsul de Barcelona.
Mauro, uno de los damnificados, ha señalado que la web de este organismo advirtió de la recomendación de no viajar a la zona "un día después" de que ellos alertaran de la situación que se vivía en el norte de Etiopía, es decir, el 3 de agosto, y no antes.
En esta situación, llegaron a la conclusión de que tenían que moverse por sus propios medios para volver a España, y han sido la agencia de viajes Kananga y la agencia local las que han gestionado con sus contactos la salida de los turistas.
Regreso a casa
La de Barcelona ha sido la triple parada final de un periplo de regreso a casa que empezó para los diecinueve españoles con la evacuación en helicóptero a Bahir Dar el pasado viernes y que les ha llevado asimismo durante el fin de semana a Addis Abeba, primero, y a Estambul, después.
Desde la ciudad turca han partido en distintos vuelos, según su ciudad de origen, a Madrid, a la que han llegado seis personas; Valencia, de donde precedía una familia de tres integrantes; y Barcelona, que ha puesto el punto final a la llegada.
Nuria, una de las viajeras, y su hija, María del Mar, expresaban su alegría por volver a abrazarse y destacaban, junto a otros integrantes de la expedición, el papel que ha tenido la difusión de lo sucedido en los medios para poder ser evacuados.
Lo peor, la incertidumbre
El conflicto en Etiopía estalló el pasado 1 de agosto en la turística ciudad de Lalibela y se expandió por toda la región de Amhara, dificultando la salida de los turistas españoles por el cierre de los aeropuertos de Gondar y Lalibela, e impidiendo el tránsito seguro por carretera hasta la capital del país africano.
Según ha señalado una de estas turistas, lo peor "ha sido la incertidumbre". "No porque sintiéramos un peligro continuo, sino porque no sabíamos en qué situación estábamos, porque no conocíamos los planes", ha declarado.
"No entendíamos qué estaba pasando. No sabíamos si iban a entrar militares, porque decían que iban a tomar el control"
Eso sí, han destacado que les han cuidado "muy bien", pese a que veían asiduamente armas AK-47 y varios milicianos. "Lo peor fue una noche en la que no entendíamos qué estaba pasando, nos hicieron retirarnos de la habitación, estar a oscuras, nos juntamos quince en la misma habitación, esperando no sé qué. No sabíamos si iban a entrar militares, porque decían que iban a tomar el control", ha señalado una de ellas.
"Una experiencia dura"

Esta familia, integrada por Mauro Fernández, Tina Peris y la hija de ambos, Patricia, de 13 años, han sido recibidos en el aeropuerto de Valencia por el hermano de la mujer y su sobrino, y han sido los primeros españoles del grupo en aterrizar en España, ya que el resto tiene prevista su llegada en vuelos a Madrid y Barcelona durante la tarde del lunes.
Ha sido "una experiencia dura" y el mayor temor ha sido la seguridad de la menor, que se ha portado "como una campeona, con serenidad y entereza, igual que un adulto", aunque de momento a Etiopía no quiere volver después de los "vaivenes emocionales" que ha tenido que vivir la familia, ha manifestado Mauro a los periodistas.
Según han relatado, el pasado jueves informaron al cónsul de que iban a intentar salir acompañados por un convoy por la carretera si bien finalmente subieron a un helicóptero que les evacuó del lugar.
El enfrentamiento armado en la zona les obligó a resguardarse en un hotel después de que el conductor del autobús en el que viajaban decidiera retroceder ante la situación de la que le advirtieron si continuaba el trayecto, y se refugiaron en una gasolinera cercana, desde donde comenzaron a escuchar disparos.
"Nos tiramos al suelo del autobús, pasamos mucho miedo", y de ahí les llevaron a un hotel "muy básico" sin agua corriente y con alimentos solo a base de hidratos, ya que los suministros no llegaban por los enfrentamientos, aunque se han mostrado agradecidos por el trato recibido en ese establecimiento, donde han convivido con tres gallinas, un gallo y una cabra.
Pese al miedo, han sentido que los disturbios "no iban con nosotros" y su preocupación era cuánto tiempo tendrían que permanecer allí, donde han estado desde el 2 de agosto.
Maite Jimeno, una de las afectadas, ha relatado la experiencia y angustia que sintieron el día en el que declararon el estado de emergencia en Etiopía: "Éramos quince en la misma habitación esperando sin saber si iban a entrar militares, porque decían que iban a tomar el pueblo y temíamos que pudiéramos ser victimas de fuego cruzado".
Según ha explicado, el anuncio del rescate fue "súbito", ya que a pesar de haber intentado moverse a Bahir Dar en un autobús, finalmente se les trasladó en helicóptero para evacuarlos del lugar debido a la presencia de un asentamiento militar en la carretera.
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