El relicario de Carmen Sevilla

Carmen Sevilla posa radiante en una instantánea realiza en San Juan, Alicante, en 1960
Carmen Sevilla posa radiante en una instantánea realiza en San Juan, Alicante, en 1960
Getty Images
Carmen Sevilla posa radiante en una instantánea realiza en San Juan, Alicante, en 1960

Se apagó su estrella. Aunque hacía tiempo que el olvido le había sumergido en otros mundos, Carmen Sevilla será eterna en la memoria de quienes la recuerdan. Por eso que algunos la llaman telegenia y, otros, simplemente talento.

Conquistó la gran pantalla, pero también a una legión de actores que cayeron rendidos ante una belleza racial por la que fue apodada como la 'novia de España'. Una mujer con clara impronta andaluza, de rasgos hipnóticos, que lo dejó todo por amor.

Por un amor a veces travieso, descontrolado, incomprendido y no siempre recíproco. Porque, aunque Carmen lo disimulaba con pletóricas sonrisas, sufrió tanto por esos desengaños de Patuel y Algueró -con quien tuvo a su único hijo, Augusto- que por su aspecto físico.

Se quejaba abiertamente del vaivén incómodo que marcaba la báscula e hizo populares sus ingresos en la clínica Buchinguer en la que se bunkerizaba durante el verano para lucir perfecta los vestidos de alta costura que le confeccionaba su gran amiga Marily Coll, una de las más afectadas por su muerte.

Querida y respetada, Carmen renació con la televisión a una edad madura. Y consiguió viralizarse cuando las redes sociales todavía no eran siquiera un sueño futurista. Con sus ensayados y guionizados gazapos televisivos logró conquistar a unos españoles que empezaban a quitarse el corsé de lo políticamente correcto.

Con Sevilla nació una nueva forma de hacer televisión, la del Telecupón y las "ovejitas", que ponía el foco en lo aparentemente imperfecto. Tal vez, el reflejo de su auténtica personalidad, alejada de ese fingido y explotado dulzor en el que también se escondía un fortísimo temperamento.

Carmen ha muerto en un silencio al que no estaba acostumbrada. Muy lejos del ruido arrollador de un aplauso y, sobre todo, de una despedida pública que ya reclaman quienes han estado siempre cerca de ella. Por el momento, nos quedará 'El relicario' repleto de recuerdos, instantes y sonrisas que serán imposibles de sustituir. Ay, Carmen.

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