La alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, ve con buenos ojos la construcción de un nuevo estadio dentro del Plan Rabassa, en la futura zona deportiva, sin derribar el actual Rico Pérez, al que el Ayuntamiento daría un uso deportivo tras recomprarlo. Se haría tras la recalificación de unos terrenos a su alrededor para generar plusvalías y que el empresario Enrique Ortiz sufrague el nuevo campo de fútbol.

La propuesta ha partido del máximo accionista del Hércules y promotor del citado Plan Rabassa, y Castedo la planteará a Ikea y a los comerciantes en los próximos días como solución para no autorizar dos centros comerciales a apenas un kilómetro de distancia, uno en el Rico Pérez y otro en Rabassa, lo que «puede provocar un daño al tejido comercial de la ciudad», según la alcaldesa.

Desde el PSOE, rechazaron ayer el proyecto:«Estamos ante el episodio más bochornoso y vergonzoso en la historia democrática de esta ciudad», manifestó ayer su portavoz, Roque Moreno.

Tras calificarla de «aberrante y estrafalaria idea que demuestra una vez más que Alicante está gobernada por un empresario y que al frente de la Alcaldía hay una señora que es su marioneta», el concejal subrayó que el Ayuntamiento vendió el estadio a una sociedad mercantil (no al Hércules) bajo unas determinadas condiciones: el edificio debía ser reformado y seguir siendo el estadio de herculano.

Y no hay obligación de recalificar ahora terrenos, ni edificar viviendas, ni centros comerciales, ni hoteles en la zona, apostilló Moreno.

Subsede del Mundial

Para la alcaldesa, la construcción de un nuevo estadio en Rabassa también abriría la posibilidad de que Alicante se convierta en subsede del Mundial de fútbol 2018.

A falta de analizar la viabilidad de la propuesta de Ortiz «con números», Castedo garantizó que las instalaciones deportivas junto al Rico Pérez no se verían afectadas.

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