Sánchez también se examina el 23-J de sus políticas europeas: los claros y oscuros que jalonan su periplo en la UE

Pedro Sanchez habla con Emmanuel Macron, junto a Antonio Costay Ursula von der Leyen, en Alicante.
Pedro Sanchez habla con Emmanuel Macron, junto a Antonio Costa y Ursula von der Leyen, en Alicante.
Kai Forsterling / EFE
Pedro Sanchez habla con Emmanuel Macron, junto a Antonio Costay Ursula von der Leyen, en Alicante.

"Me voy a airear un rato". Esa frase, que parece banal, la pronunció Pedro Sánchez en marzo de 2022 durante una cumbre del Consejo Europeo en la que se trataba la 'catalogación' de la Península Ibérica como "isla energética". El presidente del Gobierno salió de la sala como medida de presión y, horas después, se fue de Bruselas con el tanto apuntado de la excepción ibérica para rebajar la factura de la luz, desbocada como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. Aquel fue para muchos un gol por toda la escuadra, pero cuando se acercan las elecciones del 23-J conviene tener un mapa completo de qué ha hecho (y qué no) el Ejecutivo en el terreno de la UE.

Y es que seguramente la excepción ibérica sea lo que más a bombo y platillo ha vendido el Gobierno durante esta legislatura. El objetivo era que España y Portugal fueran consideradas un aparte a la hora de gestionar la crisis energética, de tal manera que los ciudadanos de ambos países pagasen menos por la factura de la luz. Directamente consiste en limitar el precio del gas natural empleado en la producción de electricidad para paliar las consecuencias de la escalada de precios de la energía en el 'pool' eléctrico tras el estallido del conflicto en Ucrania. Hace solo unas semanas, Bruselas aceptó que se amplíe su vigencia hasta el 31 de diciembre del 2023.

En su momento, Moncloa definió ya la medida como "excepcional, temporal, que no supone subvencionar al gas, no distorsiona los incentivos marcados desde Europa a las energías renovables ni tampoco los flujos de electricidad entre los países". No obstante, ahora la aspiración de Sánchez —si sigue al frente del Gobierno tras el 23-J— es conseguir una reforma estructural del mercado eléctrico, de tal manera que esa "excepción" pueda convertirse en norma en toda la UE. El debate está abierto, pero las fricciones entre los 27 se mantienen, como se ha visto esta misma semana en la cumbre de ministros en Luxemburgo.

Otro tema importante en el que España ha buscado protagonismo. Los límites del 60% de deuda pública y del 3% del PIB "se han quedado obsoletos desde la pandemia", según repiten varias fuentes. Es un argumento ya sabido en Bruselas, y los Estados miembros ya han abierto el melón para su reforma; Madrid, a través de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, quiere marcar el paso, y cuenta con el aval del ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, que dijo "confiar" en ella para llevar adelante los cambios. No obstante, vuelven a chocar las visiones más ortodoxas como la germana o la neerlandesa, con las más 'suaves', que coinciden con los países del sur.

Sobre la mesa está la propuesta de la Comisión, que al Gobierno español no convence del todo. Bruselas quiere mayor flexibilidad y unas normas adaptadas a las particularidades de cada Estado miembro, pero a cambio sugiere sanciones en caso de incumplimiento. Esas multas, que ya existen pero no se aplican, serían de menor cuantía pero se aplicarían automáticamente. La Comisión presentaría una senda de ajuste fiscal de referencia, que abarcaría un período de cuatro años. No obstante, ese periodo de cuatro años puede reducirse a tres en el caso de las economías con una deuda "moderada" mientras que aquellos países con un nivel "bajo" no tendrán que realizar ajuste alguno.

Más allá de esto y aunque se quede más atrás en el tiempo, España también se anotó otro tanto con el fondo de recuperación posCovid. Las ayudas por un total de 750.000 millones de euros entre préstamos y subvenciones contaron con el inestimable aval de Alemania y Francia, pero las primeras capitales que hablaron de esa posibilidad fuero Madrid y Roma. Rompieron el tabú de la emisión de deuda común y, además, España e Italia han acabado como los socios más beneficiados.

Entonces, ¿cuál es el balance? Iratxe García, presidenta del grupo de Socialistas y Demócratas (S&D) en el Parlamento Europeo, comenta a 20minutos que "es indiscutible cómo España ha vuelto otra vez a Europa asumiendo protagonismo en la toma de decisiones, sobre todo en una legislatura que no ha sido muy normal que digamos". Para García, de hecho, los dos asuntos clave estos años han sido "el Gobierno como uno de los grandes impulsores del fondo de recuperación del Covid, para responder a la crisis de una forma distinta". La eurodiputada tiene claro que "si en esta ocasión no se ha parecido a la del 2008 ha sido por el protagonismo de Pedro Sánchez".

"Esa propuesta se ha conjugado en todas las instituciones, pero también por la buena cooperación entre el Gobierno de España y la Comisión", prosigue. Y también pondría el foco "en la respuesta ante la crisis energética" con una apuesta "por un modelo basado en la sostenibilidad". Pone el ejemplo de la excepción ibérica, que "puede convertirse en una realidad en toda Europa, y esa propuesta sale de España".

Por su parte, Dolors Montserrat, portavoz del PP en la Eurocámara, sostiene que el Gobierno de Sánchez "no ha estado a la altura" en un escenario en el que Europa "ha cumplido". Para la exministra la gestión del Ejecutivo "ha sido deficiente en muchos aspectos" y pone como ejemplo que los fondos europeos "no están llegando a los ciudadanos". Además, hizo hincapié en la división entre PSOE y Podemos en lo referente a la guerra en Ucrania. 

Eva Poptcheva, eurodiputada de Ciudadanos, apunta que "ha faltado liderazgo político, y es algo que nosotros hemos ido demandando" desde el inicio de la legislatura europea. "Es raro que España, siendo una de las economías más importantes de la UE, no esté teniendo un papel de pensar Europa, digamos, de pensar hacia dónde tenemos que ir, algo que sí hacen mucho Alemania o Francia", prosiguió.

La eurodiputada quiere matizar algunos de los asuntos más importantes. "El tema de la excepción ibérica no es liderazgo político, porque en Bruselas se percibió como una forma de buscarse una salida", desarrolla. "En España se vende como la panacea, pero en Bruselas no se ve ni mucho menos así", sino como una forma de individualismo por parte de Madrid y Lisboa.

Aunque no en todos los temas sucede lo mismo, a juicio de Poptcheva. "Con el asunto de las reglas fiscales sí que creo que se ha visto ese liderazgo, con Calviño junto con el Gobierno de Países Bajos. Ahí se ejerció ese liderazgo", pero el problema es que, comenta, "es difícil sostener ese liderazgo cuando falta credibilidad porque esa reforma vienen propuestas por un Gobierno que no ha hecho nada para la consolidación fiscal".

Y después de todo, España llega a una presidencia del Consejo descafeinada por las elecciones del 23-J. Sobre esto, Iratxe García asegura que "necesitamos una presidencia fuerte para poder sacar estas cuestiones adelante y de hecho hay mucha expectación en ello, en temas como la ley de Restauración de la Naturaleza". Para ello, la líder de S&D tiene claro que España tiene que contar con "un Gobierno fuerte" y las circunstancias actuales, "con una oposición y una derecha que duda de la legitimidad del Ejecutivo, hacían necesarias unas elecciones".

"Creo que se está perdiendo una oportunidad con la presidencia del Consejo y las elecciones generales coincidiendo en el tiempo", considera por su parte Poptcheva. Aunque no es pesimista. "Hay que saber también que la presidencia del Consejo tiene como elemento clave la Representación Permanente, y la española es muy, muy buena. Ahí veo una cierta continuidad", aclara, pero pide que a la Reper se la deje trabajar. "Si no se toca esa parte, creo que la presidencia puede salir bien", aunque no descarta que el nuevo Ejecutivo "quiera dar algunos golpes de efecto", lo que tendría una consecuencia negativa en este sentido.

La presidencia española del Consejo iba a moverse a bombo y platillo, con una cumbre informal de líderes en La Alhambra y encuentros ministeriales en todas las comunidades autónomas. La agenda se alterará lo menos posible, pero al fin y al cabo se verá afectada por la convocatoria electoral. Hay voces que incluso ya hablan de una posible carrera internacional de Pedro Sánchez, sobre todo si no revalida el Gobierno. Ha sonado para sustituir a Jens Stoltenberg como secretario general de la OTAN, pero su nombre va perdiendo fuelle en las quinielas. Quién sabe pues si su futuro está en Bruselas; en su haber, una hoja de pros y contras después de cuatro años sentado en Moncloa.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento