La zona euro entra en recesión técnica, que España esquiva, y mete presión al BCE ante la estrategia de subidas de tipos

Vista de la escultura del euro, delante de la sede del Banco Central Europeo (BCE), en Fráncfort.
Vista de la escultura del euro, delante de la sede del Banco Central Europeo (BCE), en Fráncfort.
Frank Rumpenhorst / EFE
Vista de la escultura del euro, delante de la sede del Banco Central Europeo (BCE), en Fráncfort.

Los países de la eurozona entraron en recesión técnica en el comienzo de 2023 tras acumular dos trimestres consecutivos con leves caídas del PIB. Una revisión de los datos de la contabilidad nacional europea difundida este jueves por Eurostat certifica que el PIB del conjunto de la zona euro se contrajo un 0,1% en el cuatro trimestre de 2022 y el primero de 2023. Estas cifras corrigen el avance anterior que había publicado la oficina estadística europea a mediados de mayo, en el que se dibujaba un crecimiento del 0% en el cuarto trimestre y del 0,1% en el arranque de este año. La estrategia no hace sino meter presión al Banco Central Europeo (BCE), desde el año pasado inmerso en una estrategia de subidas de tipos para tratar de contener la inflación.

La principal explicación para que la eurozona haya entrado en recesión técnica está en Alemania. Hace dos semanas el instituto estadístico germano publicaba una importante revisión de las cifras de PIB de los dos últimos trimestres en el país, que cayeron un 0,5 y un 0,3% respectivamente en el final de 2022 y el principio de 2023. Conviene recordar que la economía alemana representa un 29% del PIB de la eurozona, por lo que cualquier movimiento en la actividad del país tiene efectos destacados en el área del euro.

Se trata de la primera vez desde el descalabro pandémico que los países del área del euro enganchan dos trimestres consecutivos en negativo. Una circunstancia que se da ya en seis Estados del club de la moneda única —Irlanda, Lituania, Estonia, Alemania y Hungría—. La mayoría de ellos están muy expuestos a la invasión rusa de Ucrania, con la excepción de Irlanda, cuyos datos económicos están distorsionados por la fuerte presencia de multinacionales extranjeras en su suelo.

La otra cara de la moneda la encarnan países como España, cuya economía creció a un ritmo del 0,5% intertrimestral en los dos últimos trimestres gracias, fundamentalmente, al buen comportamiento del sector exterior frente a una demanda nacional en terreno negativo. España fue el séptimo país que más creció en el arranque del año, posición que comparte con Bélgica y Bulgaria. 

Para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, los datos difundidos hoy confirman "la robustez de la economía española" que suponen "datos y realidades" frente a "los agoreros del apocalipsis", en una clara referencia al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Precisamente este jueves, Feijóo se ha mostrado crítico con el "triunfalismo" del Gobierno y ha señalado que España está en un "momento de estancamiento económico".

Más estancamiento que verdadera recesión

El hecho de que la eurozona encadene dos trimestres con crecimientos del -0,1% es indicativo más de un estancamiento de la economía que de una recesión propiamente dicha. Resulta difícil hablar de recesión con todas las letras cuando los niveles de desempleo en la eurozona se mantienen en mínimos históricos desde la creación del euro. 

La última vez que los países del euro acumularon dos trimestres en negativo (excluida la pandemia) fue durante la crisis del euro. Y las circunstancias eran muy distintas a las actuales. Entonces, el PIB se contrajo un 0,3% y un 0,5% en el último trimestre de 2012 y el primero de 2013, pero la tasa de desempleo en la eurozona superaba el 12%, prácticamente el doble de la actual. 

Además, los analistas apuntan a que el bloque del euro volverá a crecer en el segundo trimestre, aunque de forma más modesta de lo que se esperaba, lo que pondría fin a la recesión técnica. De igual manera, las previsiones de crecimiento elaboradas por la Comisión Europea en primavera apuntan a que el PIB de la eurozona avanzará un 1,1% en el conjunto de 2023 y un 1,6% en 2024.

Sin embargo, acumular dos trimestres consecutivos en negativo —la definición de recesión técnica— tiene una importante carga simbólica. Y también pone de relieve los males económicos que acechan a Europea, muchos de ellos compartidos. En particular la caída del consumo, que lleva dos trimestres consecutivos restando crecimiento a Europa y refleja el desgaste que ha supuesto para los hogares tantos meses de inflación. En este apartado, el efecto de las fuertes subidas de tipos de interés del BCE también comienza a mostrar sus efectos. Aunque se espera que el grueso del impacto se produzca en lo que resta de año y el ejercicio próximo.

Más presión el BCE

La revisión de Eurostat añade más presión al BCE, que se reunirá el próximo jueves para decidir si sube o no los tipos de interés oficiales. Los analistas dan por descontado que el organismo que preside Christine Lagarde volverá a subir los tipos 0,25 puntos más y varios gobernadores de bancos centrales europeos han señalado que puede haber una subida adicional sobre la mesa.

La propia Lagarde anticipó el pasado lunes que las presiones sobre los precios todavía "siguen fuertes" y que no hay "evidencia clara" de que la inflación subyacente haya alcanzado el pico. "En el BCE estamos completamente comprometidos y determinados a combatir la inflación y lograr que vuelva al objetivo a medio plazo", expresó. 

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