Alerta máxima en Ucrania por la voladura de la presa de Kajovka: el Dniéper inunda el sur de Jersón y obliga a evacuar a la población

El círculo rojo muestra la parte del dique de la presa de Kajovka que ha sido destruido tras la voladura.
El círculo rojo muestra la parte del dique de la presa de Kajovka que ha sido destruido tras la voladura.
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El círculo rojo muestra la parte del dique de la presa de Kajovka que ha sido destruido tras la voladura.
La presa de Kajovka, situada en el río Dniéper a su paso por la provincia de Jersón del sur de Ucrania.
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La guerra en Ucrania quedó marcada este martes por la voladura de la presa de Kajovka, que provocó la inundación de numerosos pueblos al sur de la región de Jersón. El ataque se registró de madrugada en la central hidroeléctrica de Kajovka y las aguas del Dniéper comenzaron a fluir sin control río abajo, anegando miles de hectáreas a su paso. 

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, no tardó en acusar a Rusia de la voladura y la consideró un acto de "terrorismo" por parte de sus tropas. "Rusia ha detonado una bomba de destrucción medioambiental masiva. Es un verdadero ecocidio. La destrucción de la central eléctrica de Kajovka solo confirma al mundo entero que deben ser expulsados de todos los rincones del territorio ucraniano", afirmó.

Rusia ha detonado una bomba de destrucción medioambiental masiva. Es un verdadero ecocidio"

El Kremlin, sin embargo, rechazó estar detrás y responsabilizó a Ucrania del ataque. "Negamos rotundamente estas acusaciones. Se trata de un sabotaje deliberado, planeado y organizado por orden del régimen de Kiev", dijo el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov.

La agencia rusa TASS apuntó a que el ataque habría sido provocado por un misil MLRS ucraniano, algo que el propio Zelenski rechazó tajantemente: "Es físicamente imposible volarla de esta manera desde el exterior, mediante bombardeos. Se colocaron minas y fue una explosión deliberada. Sabían exactamente lo que estaban haciendo".

Pero entre ese cruce de acusaciones, las autoridades ucranianas y rusas se vieron obligadas a evacuar a la población residente en áreas inundables controladas por sus tropas para evitar una catástrofe y desde primera hora de la mañana comenzaron a trasladar civiles a zonas seguras. Ucrania ha alertado de que 80 localidades están ya bajo el agua y ha anunciado la evacuación de "más de 17.000 civiles" de las zonas inundadas. En la orilla oriental, bajo dominio del ejército ruso, se calcula que unos 25.000 habitantes tendrán que ser desalojados. 

Un lago como la provincia de Vizcaya

La presa de Kajovka embalsa un gran lago artificial de más de 2.000 kilómetros cuadrados, similar a la provincia de Vizcaya, y almacena más de 18.000 hectómetros cúbicos de agua, por lo que las consecuencias de la voladura son todavía difíciles de cuantificar, más allá del riesgo inmediato para la población. 

En ese sentido, el primer ministro ucraniano, Denis Shmihal, alertó del impacto ecológico que puede provocar a medio y largo plazo por la erosión y "la contaminación de suelos y agua" que afectarán a los cultivos. Este martes ya se registró un vertido al río Dniéper de 150 toneladas de aceite hidráulico, procedente de unos depósitos inundados.

Asimismo, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) advirtió del riesgo que supone la destrucción de la presa para la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa y cuya refrigeración depende en buena medida del embalse de Kajovka. 

El director del organismo atómico, Rafael Grossi, constató un "descenso significativo" en el nivel del agua del pantano, a un ritmo "de cinco centímetros por hora", y explicó que "si el nivel desciende por debajo de los 12,7 metros ya no se podrá bombear agua" hacia la central (el nivel era de 16,4 metros cuando se produjo la voladura). No obstante, subrayó que existen "fuentes de agua alternativas" para refrigerar la central en caso de emergencia.

La voladura de la presa también complica el suministro de electricidad y de agua potable en el sur de Jersón y puede ser un problema especialmente grave para las autoridades rusas porque afectará seriamente al abastecimiento de la población de Crimea. 

El agua que consume esta península, anexionada por Rusia en 2014, depende en gran medida del embalse de Kajovka, que la abastece a través del canal Crimea del Norte. Antes de la anexión esa dependencia era del 85% y, aunque actualmente es menor, el canal aporta a Crimea unos 2 millones de metros cúbicos de agua diarios.

El gobernador ruso de Crimea, Serguéi Axiónov, admitió que "existe el riesgo de que se reduzca el caudal del canal de Crimea del Norte", aunque negó que exista riesgo de desabastecimiento porque los embalses de la península "se encuentran al 80% de su capacidad".

Las autoridades militares ucranianas denunciaron la voladura de la presa de Kajovka.

Estrategia para frenar la contraofensiva ucraniana

El gobierno ucraniano denunció este martes el ataque ante la Corte Penal Internacional de La Haya por atentar contra la población civil y solicitó también una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para abordar el asunto.

"Rusia destruyó la presa de Kajovka causando probablemente el mayor desastre provocado por el hombre en Europa en las últimas décadas y poniendo en peligro la vida de miles de civiles. Este es un terrible crimen de guerra", señaló el ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba.

Ucrania considera que Rusia ha destruido la presa para frenar la contraofensiva de su ejército, que este lunes lanzó un ataque a gran escala en la región de Donetsk y amenazaba con cruzar la línea de frente que marca el río Dniéper para recuperar terreno en Jersón. Según Kiev, la voladura se produjo por una explosión en el interior de la sala de máquinas de la central hidroeléctrica y confirmaría lo que ya denunció el pasado octubre, cuando advirtió de que las tropas rusas habían minado la presa para destruirla en caso de tener que retirarse.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, condenó el "atroz" ataque contra la presa y subrayó la "brutalidad" de la guerra de Rusia en Ucrania. "La destrucción de la presa de Kajovka pone miles de vidas de civiles en peligro y provoca un daño medioambiental grave", recalcó.

También el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se mostró "conmocionado" por lo que consideró "claramente un crimen de guerra". "Exigiremos responsabilidades a Rusia y a sus aliados", dijo. En la misma línea se expresó el portavoz comunitario de Exteriores, Peter Stano: "Esta acción lleva los ataques contra infraestructuras civiles a un nivel sin precedentes. La UE condena enérgicamente este ataque espantoso y bárbaro".

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