Entrevista

Brian Wong, estratega geopolítico experto en China: "Una escalada en Taiwán sería en detrimento de toda la humanidad"

fotografo: Jorge Paris Hernandez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Entrevista experto en geopolítica. Brian Wong
Brian Wong, experto en geopolítica china.
Jorge París
fotografo: Jorge Paris Hernandez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Entrevista experto en geopolítica. Brian Wong

Brian Wong (Hong Kong, 1997) es un estratega geopolítico y filósofo que, pese a su corta edad, cuenta ya con un vasto currículum de asesoramiento y publicaciones sobre China y sus relaciones con Estados Unidos. Wong es graduado en Filosofía, Economía y Política por la Universidad de Oxford y doctorando en Filosofía Política por la misma universidad, donde cofundó la Oxford Political Review. En los últimos años ha impartido módulos de política en las universidades de Oxford y Stanford, así como conferencias en Tsinghua, Harvard, Science Po y Stanford, además de asesorar a multinacionales sobre los riesgos macroeconómicos en Asia.

Actualmente es columnista en el Hong Kong Economic Journal y ha colaborado en publicaciones como TIME, Foreign Policy, Financial Times o Diplomat. Este jueves ha participado en una conferencia en Madrid sobre la importancia geopolítica de las tierras raras, donde ha atendido a 20minutos para reflexionar sobre la situación actual en China tanto interna como en el escenario global.

¿Qué importancia tiene que un país pueda controlar las tierras raras?El níquel, el cobalto y el litio son componentes vitales para la transición verde y hacer frente al cambio climático. Los países compiten y luchan por el suministro seguro y estable de estos minerales, para mantener sus propias cadenas de suministro en la fabricación de paneles solares, baterías para vehículos eléctricos u otros instrumentos estratégicos. También hay otros usos que van más allá, como es la infraestructura estratégica, tecnologías defensivas y militares o navegación aeroespacial. Son útiles para lograr fines geopolíticos, retirándolos o amenazando indirecta e implícitamente con cortar el suministro. 

¿Qué papel juega China en la pugna mundial por estas tierras?El control de las materias primas y minerales raros como herramienta geopolítica no se limita a China, también lo usan países como Rusia, Estados Unidos, hasta cierto punto la UE, Japón, las economías latinoamericanas y del sudeste asiático. Gobernar utilizando minerales no tiene nada de especial, sino que forma parte de las relaciones internacionales y la manera en que los países compiten. Todos los países tienen su propia estrategia económica, y es comprensible que lo hagan. Es desde la gobernanza global cómo podemos equilibrar entre los diferentes países la demanda doméstica y nacional, con la necesidad de una transición verde sostenible. Incluso los países más pobres deben tener acceso a la transición; algo en lo que, para ser justos, China ha trabajado mucho en naciones africanas y también latinoamericanas con las tecnologías necesarias para salir del atolladero ecológico.

Si algo caracteriza a China es su enfoque geopolítico es que se centra en la economía y trata de ser neutral en lo político. Un ejemplo es Siria, donde está involucrada en la reconstrucción del país, o también en su peso en África. ¿Cuál es su estrategia diplomática?La política exterior china tiene varios niveles interconectado: el defensivo, el asertivo (a través de la economía) y el simbólico. El nivel defensivo tiene el objetivo principal de preservar lo que consideran su integridad territorial y la soberanía del Estado. Y no solo en términos de política económica y nacional, sino también en la política exterior con cuestiones como la relación entre la China continental y Taiwán en la reunificación nacional. Esta es una línea roja y una prioridad para Pekín y no va a ceder ni a renunciar por el hecho de que actores extranjeros ejerzan presión. A nivel simbólico, al Partido Comunista Chino le encanta utilizar frases como "cambios nunca vistos en 100 años" u "orden multipolar liderado por China". No son solo estratagemas retóricas, sino que quiere demostrar que muchos países no compran la narrativa simplista de que la democracia occidental es el único camino para gobernar. El impulso a la versión de la multipolaridad, que podemos criticar y que deberíamos analizar, es una visión que China está tratando de promulgar.

¿Y económicamente que buscan?El nivel económico señala que China no anhela ser una superpotencia militarmente expansiva, pero sí ser una potencia global. Y se puede ver en proyectos como de la Nueva Ruta de la Seda, la iniciativa 17 + 1 o la Organización de Cooperación de Shanghai. En ellas no vemos que China salga a decir que quiere crear un orden mundial propio al margen del Banco Mundial, el FMI y Estados Unidos. La mayoría de voces chinas sostienen que necesitan ascender económicamente y convertirse en una potencia muy poderosa que haga comercio y se convierta en un centro de inversiones. Para ello es importante la interconectividad, especialmente en el sur global. Y no lo hacen pro altruismo, pero tampoco porque quieran ser una potencia que ansíe influir por influir.

En ese nivel defensivo, las tensiones con Taiwán son cada vez más comunes y la narrativa bélica está muy presente. ¿Se producirá un enfrentamiento directo?La preocupación de Pekín no puede reducirse a un mero interés económico. Es una cuestión de interés simbólico y orgullo del pueblo chino. Esa reunificación nacional será un punto importante de su agenda, pero se piensa que Pekín tiene prisa con ello y se especula con que será antes de 2027. Esto es un error. XI Jinping no ha dado ningún plazo ni en sus discursos ni en sus informes. Pekín es consciente de que los conflictos militares son muy costosos y no tiene intención de tomar militarmente Taiwán. Esto no significa que, dado el caso, no lo haría. O que no utilizaría otros medios para esa reunificación nacional: ya sea a través de herramientas económicas y comerciales o presiones aplicadas sobre los ciudadanos taiwaneses para que se identifiquen como chinos. Pekín ha conseguido con bastante éxito que se reduzca el número de socios que reconocen oficialmente a Taiwán como Estado. 

Quien sí parece apoyar a Taiwán es Estados Unidos. ¿Podría intervenir?Existe la posibilidad de que actores extranjeros se comprometan en la defensa de Taiwán. Esto podría forzar la mano de Pekín y, por lo tanto, actuarían para defender lo que consideran intereses inviolables. Me preocuparía mucho la posible escalada si estos actores vieran la disuasión como el único juego final, sin tener en cuenta la lógica del Gobierno chino. Esto no quiere decir que debamos tomar las palabras de Pekín tal cual y aceptarla, pero en cuestiones delicadas o conflictivas, deberían ponerse en la piel de China. Si el año que viene surge en Estados Unidos un candidato a la presidencia ferviente y celoso (y no creo que Biden entre en esta categoría) que sea aconsejado por algunos de los más extremistas halcones de China, que creen que una guerra por el estrecho de Taiwán es la forma de negar a China su ascenso, estaría increíblemente alarmado. Si presionan para la escalada en Taiwán sería en detrimento no solo de Asia oriental, sino de toda la humanidad. Sobre todo teniendo en cuenta lo conectados que están la UE y China comercialmente en el suministro de minerales, flujos de capital, negocios y acceso al mercado.

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Brian Wong, experto en geopolítica china.
Jorge París

Donde sí hay una guerra ya es en Ucrania y en los últimos meses, tras recibir acusaciones de dar armas a Rusia, China se ha involucrado y se ha ofrecido como mediadora. ¿Por qué ha decidido ahora intervenir?Partiendo de que Putin está haciendo algo repugnante y cualquiera con un sentido decente de la humanidad debería estar dispuesto a denunciarlo, yo rebatiría la afirmación de que Pekín ha cambiado su postura. China ha tenido una postura similar a la de India: retóricamente simpatiza en algunas cosas con Rusia y puede ver esto como una llamada de atención para los occidentales, pero no ha suministrado a Rusia ayuda militar letal. Hay muchas declaraciones que reconocen que China no lo ha hecho, incluida la CIA. También hay otras explicaciones sobre esa retorica de que China ha cambiado su postura. El país ha estado el último año ocupado en la economía doméstica, el COVID, el sector inmobiliario deprimido… Estaban preocupados en que los problemas internos no afectaran a su legitimidad. Este año con más tiempo y recursos han impulsado las políticas exteriores. La exposición activa en llevar la paz a Ucrania no es una coincidencia, sino que forman parte de una reorientación coordinada de la diplomacia china, al menos en apariencia, hacia una imagen más acogedora y amistosa del Partido Comunista Chino.

Esta posición también ayudará a sus relaciones con otros países.Una de las razones por las que Pekín se ha mostrado tan firme en sus esfuerzos de pacificación de Ucrania es que quiere reparar sus relaciones con la Unión Europea, y es consciente de las perturbaciones y ansiedad que la invasión rusa ha infligido en ellos. Pekín quiere negociar sobre bases más justas, reanudar y reiniciar el diálogo de sus destrozadas relaciones con la UE tras la pandemia y el ciclo de sanciones. Mediar en el conflicto ucraniano es el mejor medio para recuperar los corazones y las mentes de los desilusionados países europeos. Por otro lado, si nos fijamos en la presidencia de Donald Trump, el sello distintivo era que Estados Unidos era lo primero y aislándose, algo que los chinos vieron como una ventana para demostrar que podían llenar los zapatos de EEUU.

¿Lo han conseguido?Pekín está dispuesta a demostrar que cuando se trata de negociar la paz, facilitar el diálogo y la mediación en los conflictos regionales, tiene un papel importante que desempeñar. Ya hemos visto ejemplos recientes como el de Arabia Saudí e Irán, su intento actual de mediar en la paz en Yemen y, por supuesto, ahora está diciendo que podría hacer eso también en Ucrania. 

España, con la presidencia de la UE, también busca ampliar esa relevancia internacional. ¿Cómo ve China a España?China valora a España como socio comercial y económico por ser la cuarta economía más grande de la UE. Además de una economía donde los bienes que produce y exporta son compatibles con el gigantesco mercado de clase media chino. Son mercados masivos con un enorme poder adquisitivo, y China sabe muy bien que España es increíblemente buena produciendo bienes que no se pueden encontrar en ningún otro sitio como el jamón ibérico, el queso y productos de alta cocina que a los chinos les encanta. España sirve también como factor estabilizador para China dentro de la UE. Pekín hará cada vez más hincapié en eso, independientemente de que partido tome el poder. China busca en España ese espacio para intercambios culturales y académicos neutrales políticamente y también para el turismos. Este es un país precioso y a los turistas chinos les encantaría venir. Si nos fijamos en el panorama actual, la UE sigue estando estrechamente vinculada a los estadounidenses por muchos motivos: valores ideológicos, relaciones interpersonales, sociedad civil, lazos culturales… China no quiere que elijan entre ellos o Estados Unidos. Ese es el mensaje clave que estoy percibiendo de los líderes chinos en los últimos meses.

Precisamente el liderazgo chino ha sido revalidado una vez más por Xi Jinping y, en ocasiones, desde Occidente se le compara con líderes como Mao y se le acusa de autoritario. ¿Son figuras políticas comparables?Mao tuvo a los campesinos y los pobres rurales como base de apoyo, mientras que el mandato de Xi Jinping proviene de la clase media y media baja. Además, Xi es un hombre que cree firmemente en la burocracia y la administración. Esa es una diferencia clave. Por otro lado, el culto a la personalidad le importaba mucho a Mao, fomentando un fuerte sentido de lealtad solo hacia él, mientras que Xi cree más en el sistema y el aparato del propio partido. A pesar de todas las críticas que a menudo se escuchan en los medios de comunicación occidentales, Xi ha tomado medidas enérgicas contra la corrupción, los excesos de la contaminación ambiental y se aseguró de revertir las desigualdades que habían antes de 2012. A Mao, en parte, hay que darle crédito a sus primeros 20 años, cuando implementó medidas industrializadoras para mejorar la eficiencia a través de la colectivización. Pero al final de su mandato, a través de la revolución cultural, el Gran Salto Adelante y los años de hambruna, la escala de sufrimiento del pueblo chino con él al frente es algo que no se ha visto nunca. Hay enormes diferencias entre Xi y Mao y los que tratan de establecer comparaciones o hacen análisis simplistas o tienen una agenda particular.

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Brian Wong, experto en geopolítica china.
Jorge París

Antes de la llegada del covid se vivieron fuertes protestas internar contra el Gobierno chino en Hong Kong. ¿Cómo será el futuro de esta región?Hong Kong es desde 1997 una ciudad de China. Una región administrativa gobernada mediante el régimen de 'dos sistemas un país'. Esta es una realidad que no podemos cambiar por muchas canciones de protesta que escribamos o eslóganes para alterar el statu quo. El futuro de Hong Kong ha estado y seguirá estando entrelazado con el de China; quizás en la forma de la Gran Área de la Bahía, que es una vasta megazona económica en expansión con una economía que actualmente rivaliza con la de Canadá. En los último dos o tres años ha superado en tamaño a Corea del Sur. Esa especie de sensación de que tenemos que proteger la seguridad a toda costa se ha intensificado y amplificado por las protestas de 2019. No voy a juzgar los méritos y deméritos de eso, pero creo que es algo que tiene que decidir el pueblo de China, y eso incluye al pueblo hongkonés. 

¿Sigue siendo un enclave importante para China?Hong Kong ya no es lo que era, pero eso no significa que esté acabado. China sigue siendo un actor clave en el escenario global y el mundo necesita un lugar donde puedan entender una versión más matizada y equilibrada y experimentar la China que tiene un mayor grado de libertad de expresión. Necesitan un lugar donde puedan acceder a información sobre la China continental sin verse envueltos en las vicisitudes políticas y la agitación que se ve en la China continental. Al Partido Comunista Chino le interesa que Hong Kong siga siendo económicamente independiente, jurídicamente intacta y autónoma y políticamente segura. Está en su interés hacerlo para atraer la inversión extranjera directa con el fin de garantizar que el mundo puede acceder a China; incluso aquellos que no quieren comprometerse con el país.

Desde su perspectiva como analista sobre China y siendo de allí, ¿es fácil analizar este país sin tener problemas con las autoridades?Mi enfoque del análisis geopolítico de China tiene varias vertientes. Una de ellas es reconocer que no es un monolito. En China viven 1.400 millones de personas que no están de acuerdo en todo. Incluso teniendo en cuenta que hay más de 90 millones de personas en el partido y sus propios miembros tienen diferentes opiniones. Puedes ver activistas pro derechos LGBIQ suavemente nacionalistas o ciudadanos económicamente de derechas y, sin embargo, que creen firmemente que el Gobierno es el camino a seguir. Tienes también científicos y académicos de gran talento que regresan del extranjero porque son patriotas y emprendedores increíblemente creativos que se sienten faltos de oxígeno y abandonan el país. Reducir China a un lugar sin libertad es demasiado simplista. 

¿Cómo ve usted al país?Es un lugar que tiene muchas historias, enfoques, marcos de referencia y sistemas de valores diferentes. Yo hago todo lo posible por decir la verdad. Por eso no oculto que China tiene enormes problemas económicos, contradicciones en lo que se refiere al envejecimiento demográficos y su política exterior puede ser mucho mejor. Lo hago de una manera que me permite ser honesto tanto en público como en privado. Sin demonizar ni presentar nunca a China como una ruina insalvable. Sobre todo porque no creo que sea así. Tenemos que entender que, como todos los países, China tiene enormes problemas, enormes oportunidades y enormes ventajas potenciales. Si solo nos fijamos en una de ellas y decimos que China es genial, nos convertiremos en ingenuos apologistas del régimen. Pero si solo decimos que China es mala, entonces vamos a caer en la trampa de ser demasiado simplistas. Mi papel como escritor público es el de ser un crítico constructivo. Debemos solucionar los problemas denunciándolos, y no reduciendo a China a una civilización de 5.000 años, porque la persona de a pie no piensan en sí mismas de esa forma, tienen otras preocupaciones.

¿Cómo cuales?Se ven a sí mismos como personas normales que necesitan comprar queso y pan. Ir a trabajar a las nueve. Recoger a sus hijos a las tres. Terminar de trabajar a las seis. Ir a casa, cocinar y ver la televisión. Puede que se rían de las series en la televisión o vean dramas anticorrupción como los de Kuang Biao. Quizás antes de ir a la cama hablan por WeChat, que es la versión parecida a WhatsApp y Facebook. Personas normales en definitiva. No los veamos como una civilización diferente. Por eso cuando hago un análisis de China siempre me pregunto ¿Cómo se siente la gente corriente sobre el terreno? "No tengo libertad, mi vida apesta, estoy muy triste..." ¿O hay más matices y complejidad? Y en segundo lugar, ¿qué piensa el Gobierno chino? Y quiero ser muy claro, esto no es necesariamente estar de acuerdo con el Partido Comunista Chino. Sin esa posición, nunca podremos tratar con éxito con la segunda mayor economía del mundo. Y que pronto se convertirá en la primera.

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