Nueva política, viejos partidos. Surgieron para remover los cimientos del bipartidismo y desalojar de sus butacas a los eternos mandamases. Y lo consiguieron, o casi. Podemos y Ciudadanos llegaron como una corriente de aire fresco con un mensaje diseñado para el oído del español indignado. Tocaban la tecla adecuada. Y supieron lo que era el poder... y lo que desgasta. Han pasado pocos años, pero aquel Podemos se ha deshilachado y corre peligro de extinción. Cs, mientras, ha firmado esta semana su acta de defunción. De repente, aquellos nuevos partidos destinados a liderar el futuro ya son cosa del pasado. O casi.
OPINIÓN02.06.2023 - 05:47h
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