Inés Arrimadas ha oficializado el fin de su carrera política este jueves pasadas las 13.00 horas, a través de una comparecencia sin preguntas en la sala de prensa del Congreso de los Diputados. Una decisión "personal" que pone punto y aparte a "los mejores años" de su vida, según ha explicado en su última comparecencia. Arrimadas ha recordado que ella "siempre" ha defendido que la política debe ser "una etapa" con "un principio y un final", y a esto responde su decisión. Tras la rueda de prensa, la expresidenta de Ciudadanos ha confirmado, una vez más, que no trataría de dar el salto al Partido Popular. "Estoy que el móvil ni lo miro", ha señalado al ser preguntada por posibles contactos con el equipo de Alberto Núñez Feijóo.

Arrimadas se marcha con un mensaje de "agradecimiento" y segura de que "no hay mayor honor que haber representado a los españoles en una etapa complicada de la historia de España". Ha asumido que, a lo largo de la década que ha pasado en política, ha cometido "errores y aciertos", pero afirma que "todas las decisiones" las ha tomado "pensando en que eran lo mejor para España". 

Ha agradecido a Albert Rivera, a sus compañeros del Parlamento catalán, donde inició su vida política, a los del Congreso de los Diputados, a sus "adversarios políticos", de los que afirma haber "aprendido" y, finalmente, "al mejor portavoz y mejor diputado del Congreso de los Diputados, Guillermo Díaz". Y ha subrayado que "los principios se pueden defender dentro y fuera de las instituciones", de forma que va a "seguir luchando" por España. Unos minutos más tarde, ha deslizado la posibilidad de volver a su antigua empresa, la consultoría Daleph. 

El anuncio de este jueves constata que el terremoto del 28-M sigue dejando réplicas en la formación naranja, que ahora se queda huérfana definitivamente. El pasado martes, durante la reunión del Comité Nacional del partido, la decisión de Inés Arrimadas fue determinante para llegar a la conclusión de que los naranjas no debían presentarse a las elecciones generales del 23 de julio. A ello se ha referido la expresidenta en su despedida: "Es una decisión que he defendido con firmeza en todos los órganos. Es la más responsable para España y la más inteligente para el espacio de centro liberal".  

Sin su principal activo, CS no tenía demasiado margen de maniobra para elegir una candidatura, teniendo en cuenta que la actual portavoz del partido, Patricia Guasp, y la vicealcaldesa madrileña, Begoña Villacís, han sufrido duros golpes en las urnas. 

La expresidenta naranja sostuvo el martes que el partido no podía permitirse otro batacazo como el del pasado domingo, de forma que el comité decidió dar por perdida la batalla e iniciar "un rearme político e intelectual" de cara al "próximo escenario electoral", es decir, con intención de presentarse a las elecciones europeas de mayo de 2024. 

Ahora, Arrimadas oficializa una retirada que llevaba meses gestándose. El primer paso fue abandonar la presidencia del partido y poner en marcha un proceso de refundación que concluyó a principios de este año tras abrir una brecha de bandos. Durante las primarias que decidieron la nueva dirección, el diputado Edmundo Bal acusó a Arrimadas de estar gestando una opción -la de Adrián Vázquez y Patricia Guasp- que pudiera controlar desde la última fila.

Si bien se ha mantenido en la portavocía de CS en la Cámara Baja, liderando un grupo parlamentario dividido con el único apoyo de Guillermo Díaz, el pasado mes de abril Arrimadas dejó su domicilio en la capital para trasladarse a Jerez de la Frontera, abriendo las primeras incógnitas sobre su futuro político mientras se producía un goteo de fugas al Partido Popular.

De afiliada a presidenta del partido

La hasta ahora portavoz en el Congreso, que anteriormente trabajaba en una consultoría barcelonesa, ha recordado en su despedida el momento en que se afilió a Ciudadanos -allá por 2001-, tras haber acudido a un mitin del partido el año anterior. Muchas de sus palabras han ido dedicadas a Cataluña, cuna política de la formación y de la propia Arrimadas. "Allí es donde me comprometí políticamente por primera vez", ha señalado. 

La vocación política le vino de su padre, que en la década de los ochenta fue concejal de UCD. Al año siguiente de afiliarse, Arrimadas entró en las listas por Barcelona y logró un escaño en el Parlamento catalán. Fue ganando importancia en el partido gracias al apoyo de Albert Rivera y en 2015 se convirtió en portavoz de Ciudadanos en las cortes catalanas. 

Ese mismo año, la formación se hizo con 25 escaños y, por ende, con el liderazgo de la oposición. Aún quedaban dos años para que se produjese la gran victoria de Arrimadas en Cataluña, cuando consiguió 36 escaños y se convirtió en el partido más votado justo dos meses después del referéndum ilegal de 2017. Una trayectoria que la expresidenta del partido ha ido recorriendo, entre agradecimiento y agradecimiento, a lo largo se sus últimas palabras como política. 

Ha elogiado a su formación, "al partido que rompió el silencio y se enfrentó por primera vez con éxito al régimen nacionalista en Cataluña". Y ha dedicado unos momentos a hablar de "todos los catalanes que fueron a votar en las urnas y frenaron el golpe de Estado de 2017" (en referencia al referéndum independentista). 

Más adelante, Arrimadas ha recordado su salto a la política nacional, que tuvo lugar en 2019, con el apoyo del entonces líder del partido. Tras entrar en la Cámara Baja, una vez Albert Rivera se vio forzado a abandonar el liderazgo de la formación naranja, Inés Arrimadas ganó las primarias a Francisco Igea y en marzo de 2020 fue aupada a la presidencia de Ciudadanos. 

Lo que siguió fue devastador para el partido y para su líder, en plena crisis por la Covid-19 y ante las críticas internas (incluso renuncias de cargos) por negociar con Pedro Sánchez la prórroga del estado de alarma. En febrero de 2021, Ciudadanos perdió 30 de los 36 escaños que tenía en el Parlamento catalán. La fallida moción de censura en Murcia en marzo de 2021, los resultados electorales en Madrid en mayo y los de los comicios andaluces en abril de 2022 acabaron por hundir definitivamente al partido y a su presidenta, que inició un proceso de refundación cuyo fracaso se constató el pasado domingo.