El vuelco electoral consolida a Feijóo y rompe el final de legislatura de Sánchez

Ilustración del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo.
Ilustración del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo.
Henar de Pedro
Ilustración del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo.
Ilustración del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo.
Henar de Pedro - ATLAS

Llevaba meses el PP vaticinando un vuelco electoral. Y lo ha habido. Al menos, en cuanto al mapa municipal y autonómico se refiere. Los socialistas, que venían de cosechar un gran resultado cuatro años atrás, han perdido casi todo el poder territorial que cosechaban en favor de los ‘populares’. Esto consolida la posición del líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, y su mensaje de "cambio de ciclo" y deja en una difícil posición al presidente Pedro Sánchez, que enfrenta unos turbulentos seis meses de final de legislatura.

La euforia, primero contenida e irremediable al final de la noche, se apoderó de los populares. "España ha iniciado un nuevo ciclo político; es la victoria de otra forma de hacer política porque ha ganado la centralidad frente al radicalismo. No son tiempos de arrogancia, sino de humildad", celebró el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, desde el balcón de la sede nacional de la capital. 

Quizá fue la noche electoral más importante para el PP de los últimos tiempos. Porque no solo había logrado músculo territorial, que también; no solo había logrado arrebatarle al PSOE plazas tan importantes como la Comunidad Valenciana, Aragón o La Rioja que también, sino que fue el gran lanzamiento de Alberto Núñez Feijóo hacia las generales. El gallego -con cuatro mayorías a sus espaldas- llegó hace apenas un año como salvador de un partido sumido en su mayor crisis interna. 

Feijóo aterrizó en la capital con un propósito: ganar y gobernar. Porque "si alguien no gana las elecciones no merece gobernar", se arriesgó en su estreno. Entendiendo las municipales y autonómicas como el termómetro para las generales, el líder popular se ha volcado en la campaña del 28M. "Me haré corresponsable de los resultados", se comprometió en precampaña. Tras los estos, el popular se encomienda a las generales. "Mi momento llegará si los españoles quieren".

Desde la pasada noche, la travesía dé Feijoo hacia La Moncloa apunta más breve que la de sus predecesores. Mariano Rajoy necesitó varias legislaturas y la conquista de algún viejo feudo socialista, como fue la del propio Feijóo en Galicia. Pero la victoria del actual presidente del PP en las autonómicas y municipales ha sido tan general como incontestable. Y pese a la clara inquietud que genera la necesidad de pactos de gobierno con Vox en un buen puñado de plazas, el 28M de 2023 le ha sonreído a Feijóo como una primera vuelta de las generales. El éxito no solo supone un viento de cola para su proyecto político sino también una consolidación interna, en su propio partido. Un vuelto territorial tan grande, que ya no está en manos de Ayuso en términos de poder interno.

Una vez superado este primer examen, Feijóo tendrá que lidiar con su principal lastre, con el partido de del que ha querido desmarcarse desde su llegada a Génova. ¿Y cuáles son los planes del PP en aquellos territorios en los que solo suma gobiernos con VOX? El PP sorteó la pregunta de los medios. "Hoy nada, solo vamos a disfrutar de nuestra victoria". ¿Y mañana? Mañana será otro día.

El Partido Popular ha protagonizado un vuelco en las elecciones municipales de hoy, ganando al PSOE por cerca de 750.000 votos.

A diferencia de lo ocurrido con Feijóo, la figura de Sánchez queda debilitada. El presidente aceptó el envite del líder de la oposición de convertir estos comicios en una especie de primera vuelta de las generales. Y los ha perdido con claridad. Es clarividente analizar los resultados que han cosechado los socialistas en las ciudades en las que Sánchez ha hecho campaña en las últimas dos semanas. De las 16, solo en seis los socialistas han sido primera fuerza. En Sevilla, donde el presidente abrió la campaña, el PP suma mayoría absoluta con Vox. En Barcelona, Jaume Collboni ha superado a Ada Colau (Barcelona en Comú) pero ha quedado por detrás de Xavier Trias (Junts). En Valencia, la izquierda ha perdido el ayuntamiento.

Esas tres ciudades eran un objetivo del presidente, que no ha logrado cumplir nada de lo que Ferraz se había autoimpuesto hace meses. Además, se ha quedado sin barones, al perder la mayoría de autonomías. Cabe recordar que el PSOE excusó los triunfos de Juanma Moreno en Andalucía e Isabel Díaz Ayuso en Madrid en que la ciudadanía premiaba a los presidentes que habían gestionado la pandemia. No ha sido así en estos comicios. Y quedan pocas dudas de que la ‘marca Sánchez’ ha perjudicado a sus candidatos.

De hecho, el único barón que cosechó un buen resultado fue Emiliano García Page, al conseguir de nuevo la mayoría absoluta en Castilla-La Mancha. Y ha hecho de su política un alejamiento constante frente al presidente del Gobierno. Le ha reprochado la coalición con Unidas Podemos, los pactos con ERC y con EH Bildu -así se lo repitió en el acto que compartieron juntos en campaña- y también las decisiones polémicas, como los indultos a los presos del procés y las rebajas a los condenados por delitos sexuales derivadas de la aprobación de la ley del ‘solo sí es sí’.

La sombra del 2011, pues, está ahí. Ese año, el PP arrasó y se hizo con casi todo el poder territorial, como ayer. Fue la antesala a una mayoría absoluta cosechada por Mariano Rajoy en los siguientes meses. A esa 'ola azul' se refería un miembro del Comité Electoral antes de conocerse los resultados definitivos. Reconocía que los populares no podrían vender el "cambio de ciclo" si la diferencia de voto era de 150.000 votos, que se podía recuperar en seis meses por las posibles tensiones entre PP y Vox en sus gobiernos. Pero el PP ha superado en 760.000 votos a los socialistas.

Así las cosas, se espera de Sánchez un golpe de timón. Lo dejó caer en una comparecencia sin preguntas la portavoz del PSOE, Pilar Alegría, nada más consolidarse los resultados. "Tenemos que hacer una reflexión de cara a los próximos meses", vaticinó la también ministra de Educación. En la siguiente frase, mencionó al "Gobierno progresista" al asegurar que "seguirán trabajando". Esta expresión podría entenderse como un respaldo a la coalición, pero no se puede dar nada por seguro.

Más aún, conociendo el proceder del presidente, que ha respondido con un golpe de timón en cada derrota electoral de los socialistas en los últimos años. En 2021, tras el gran resultado de Ayuso en Madrid, hizo una crisis de Gobierno en la que cambió a siete ministros. Entre ellos, destituyó a la que era su vicepresidenta, Carmen Calvo, y a su escudero, José Luis Ábalos. También a Iván Redondo, su jefe de Gabinete. En 2022, después de la mayoría absoluta cosechada por Moreno en Andalucía, revolucionó el partido.

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