Las dos caras de Lavapiés: de la inseguridad en el barrio al exceso de policías en las calles

fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Banderas amarillas inseguridad Lavapiés
Plaza Arturo Barea, en el barrio madrileño de Lavapiés
Jose González
fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Banderas amarillas inseguridad Lavapiés

Las banderas amarillas ondeando en los balcones de Lavapiés tienen un solo significado: quejas por el trapicheo de drogas en el barrio y sus consecuencias (hurtos, suciedad, peleas...). No obstante, no todos los vecinos mantienen la misma postura. Mientras unos consideran que debería incrementarse la presencia policial en estas calles madrileñas para combatir este problema y sus consecuencias, otros opinan que hay demasiada vigilancia para la situación en la que se encuentra la zona. Creen que el menudeo de drogas es algo que ha ido diminuyendo poco a poco y que, por tanto, la inseguridad que solían sentir los residentes es prácticamente inexistente.

En septiembre del año pasado, tanto la Policía Municipal como la Nacional, aumentaron el número de agentes que patrullaban el barrio. El objetivo era luchar contra el trapicheo y el consumo de sustancias estupefacientes en la calle. A estos dispositivos, el Ayuntamiento sumó 16 nuevas cámaras de vigilancia. Comenzaron a funcionar a principios de marzo, dando así respuesta a las quejas que habían presentado vecinos y comerciantes al Consistorio por hurtos. 

Son estas medidas las calificadas como un exceso por parte de algunos vecinos. "Antes sí que existía inseguridad en las calles, pero ahora todo está mucho más tranquilo", comenta un comerciante de la zona. Otro vendedor del barrio sostiene que "siempre ha habido peleas y problemas de drogas en las calles", pero no considera que se haya acentuado recientemente. Cree que la situación es estable y, por ello, descarta que aumentar el número de agentes en Lavapiés sea la solución.

¿Consecuencia de La Quimera?

Un centro cultural, un lugar de encuentro okupado por colectivos que organizaban charlas y talleres... y un punto caliente de droga. Son los tres usos que tuvo La Quimera, un edificio situado en la Plaza de Nelson Mandela. Fue a raíz de la pandemia cuando este espacio se convirtió en un centro de venta y consumo de sustancias estupefacientes, razón por la que numerosos vecinos presentaron quejas denunciando la situación.

Tras muchas peleas, un volumen alto de la música, hurtos... el problema acabó resolviéndose. La Policía procedió a su desalojo, por orden judicial, del edificio en septiembre del año pasado. Durante la operación, cerca de 70 personas, la mayor parte de ellas sin hogar, abandonaron el lugar.

Muchos vecinos aplaudieron esta intervención, pensando que los agentes habían logrado erradicar el problema. No obstante, también sonaron voces alertando de que el problema podía descentralizarse y saltar a las calles. Justo lo que algunos residentes denuncian que ha ocurrido.

"Cerrar La Quimera ha hecho que haya muchos más narcopisos en Lavapiés" explica una mujer. "Antes estaba toda la actividad concentrada en ese edificio, pero al desalojarlo, todo eso se ha expandido por el barrio", añade al mismo tiempo que mira en dirección a la Plaza Nelson Mandela. Allí hay un grupo de veinte personas aproximadamente. Charlan entre ellos, con una cerveza en la mano. Todo parece normal, hasta que comienzan a hablar. La falta de vocalización en sus palabras demuestra que no es la primera bebida del día.

"Cuando más peleas suele haber es por las noches", asegura la misma vecina. Cree que, aunque haya coches de policía y agentes de paisano patrullando las calles, es muy difícil acabar a corto plazo con el problema. "Muchas veces entran en los portales de las casas a dormir o a meterse droga", narra. "Tengo miedo cuando entro en el mío por si dentro está alguien que se ha colado", añade. Por este motivo, creen que una de las soluciones pasa por seguir incrementando la presencia policial en el barrio. No obstante, consideran que esto debe compaginarse con otras acciones.

Una visión similar mantiene otro residente de Lavapiés. "Hay zonas de Lavapiés que es mejor evitar", comenta. "Sabiendo que la Policía puede aparecer te sientes más tranquilo", indica. Sin embargo, las numerosas peleas provocan que esté alerta cuando pasa cerca de la Plaza Arturo Barea o la de Nelson Mandela. "Cuando se juntan personas borrachas y drogadas, hay muchas posibilidades de que surja algún conflicto", denuncia. 

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