España busca inmigrantes para cubrir cientos de miles de vacantes que nadie quiere en el país con más paro de Europa

Albañiles durante las obras de ampliación del tranvía de Sevilla.
Albañiles durante las obras de ampliación del tranvía de Sevilla.
MARÍA JOSÉ LÓPEZ / EP
Albañiles durante las obras de ampliación del tranvía de Sevilla.

En el mercado laboral español hay un misterio. ¿Cómo es posible que, en un país con tres millones de parados, un tercio de las empresas digan que tienen problemas para encontrar mano de obra? Pero es que la intriga no termina ahí. Si las estadísticas dicen que España tiene una de las tasas de vacantes más bajas de toda la UE... ¿Cómo puede ser entonces que los empresarios se quejen de que hay cientos de miles de puestos de trabajo para los que no encuentran gente? Y, en medio de este barullo, hay un Gobierno dividido en dos mitades. Una —la de José Luis Escrivá— que apuesta por incentivar la inmigración para cubrir las vacantes. Otra —la de Yolanda Díaz— que, de la mano de los sindicatos, reclama mejoras en las condiciones laborales a los empresarios y desconfía de que la migración sea la solución.

El debate sobre la falta de mano de obra en determinados sectores y la fórmula para abordarlo volvió a saltar a la palestra el miércoles. El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, anunció su intención de facilitar que los inmigrantes que se formen para empleos con escasez de mano de obra puedan regularizar su situación. Una vía —conocida como arraigo para la formación— que se puso en marcha el verano pasado y que ahora se flexibilizará.

Este movimiento sigue la estela de un paquete legislativo presentado en julio del año pasado con el que el Gobierno pretende facilitar la incorporación de extranjeros al mercado laboral. Como parte de este paquete se decidió también potenciar la contratación en origen, una fórmula que permite a empresarios contratar personal directamente en otros países para puestos de difícil cobertura en España. Esta vía se emplea habitualmente para contratar temporeros, como es el caso de la fresa en Huelva o de la fruta en Lleida. En este sentido, la reforma de Escrivá buscaba ampliar la lista de ocupaciones de difícil cobertura para extenderlo a más sectores económicos en problemas, como la hostelería o la construcción.

La política de Migraciones ha despertado suspicacias en el Ministerio de Trabajo y entre los sindicatos. La propia vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, rechaza vincular migración y vacantes y reclama que se ponga el foco en las condiciones laborales. "España tiene 2,7 millones de personas en paro y nos tenemos que volcar de lleno en la formación", señaló Díaz el pasado miércoles cuando le preguntaron sobre esta cuestión. No obstante, Díaz se mostró partidaria de las regularizaciones en general, sin vincularlas a necesidades económicas.

En la misma línea se expresan los sindicatos. Ni UGT ni CC OO rechazan las regularizaciones por esta vía, pero advierten del riesgo de vincularlas a las vacantes. "Habrá que pensar por qué no se cubren esas plazas [vacantes] y si las condiciones laborales son adecuadas. Las empresas dicen que falta gente, pero no dicen dónde, cuando cómo y por qué. Y tenemos tres millones de desempleados a los que podríamos estar formando", señala Cristina Antoñanzas, vicesecretaria general de UGT en conversación con 20minutos. La líder sindical recuerda que entre los desempleados también hay españoles y extranjeros a las que "hay que dar una oportunidad de trabajar".

"Las condiciones laborales no son buenas, ese es el elefante en la habitación. ¿Cómo es posible que no tengamos sectores atractivos para esos tres millones de desempleados?", se pregunta José Antonio Moreno, abogado especializado en migraciones y responsable de este departamento en CC OO. Moreno tacha la reforma del arraigo para la formación "precipitada" y pide dar más tiempo para que se consolide el modelo actual que se implantó en verano del año pasado.

¿Tiene España un problema de vacantes?

Los sindicatos y Trabajo han cuestionado en numerosas ocasiones que el problema de las vacantes sea tan generalizado como sostienen los empresarios. Y, en este sentido, los datos que existen son incluso contradictorios. Por un lado, la última encuesta trimestral que realiza el Banco de España a las empresas refleja que el 35% de las compañías declaró que la disponibilidad de mano de obra ha tenido un impacto negativo en su actividad. Un porcentaje que se ha más que duplicado desde que se inició la pandemia y que se eleva hasta el 50% en sectores como la hostelería o la construcción.

Sin embargo, los datos sobre vacantes que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) y recopila Eurostat a nivel europeo apuntan en la dirección contraria. La estadística del INE señala que la ratio de vacantes sobre población activa es apenas del 0,9% en España, frente a una media del 3,1% en la eurozona. 

Interrogadas sobre esta cuestión por 20minutoslas patronales de la construcción y la hostelería apuntan a que el de las vacantes es un problema real. Las constructoras denuncian que tienen serios problemas para dar con perfiles de alta cualificación como jefes de obra, pero también escasean albañiles, encofradores, carpinteros u operarios de maquinaria, señala Pedro Fernández Alén, presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC). "En España existen casi tres millones de desempleados y tenemos inmigrantes irregulares, a quienes podríamos incorporar a procesos productivos faltos de personal. Si esto no fuera suficiente, sería oportuno valorar la idea de traer trabajadores de fuera", añade Fernández. La CNC estima que en el sector hay empleo para medio millón de trabajadores a corto y medio plazo.

Por su parte, desde la patronal Hostelería de España, señalan a este periódico que este verano se quedarán sin cubrir entre 50.000 y 70.000 puestos de trabajo por falta de mano de obra. Su secretario general, Emilio Gallego, sitúa en las zonas de interior los mayores problemas de escasez. Aunque también prevé vacantes en destinos de playa como la Costa del Sol, Costa Brava, Baleares nos vamos a encontrar zonas que no van a poder cubrir. "Muchos establecimientos te dicen que no pueden abrir todo el comedor, toda la terraza simplemente porque no tiene personal", señala.

El presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, respaldó el lunes a los empresarios de la hostelería y la construcción y pidió hacer "un trabajo serio" para cubrir las vacantes. "Hay tres millones y medio parados y la realidad es que, sin embargo, nos falta gente para un montón de sectores y estoy hablando de la construcción o de la hostelería", advirtió Garamendi, en declaraciones recogidas por la agencia Europa Press.

¿Cómo es posible que haya vacantes con tanto paro?

De un primer vistazo puede parecer sorprendente que un país con tres millones de desempleados tenga problemas para cubrir puestos de trabajo. Pero la cuestión es más compleja. Por ejemplo, conviene recordar que de esos tres millones de desempleados, 1,2 millones son parados de larga duración, es decir, acumulan más de un año sin empleo. Y, dentro de este colectivo, los trabajadores mayores de cincuenta años tienen un peso específico muy importante.

De igual manera, la cualificación de esos desempleados no tiene por qué coincidir con lo que demandan las empresas con vacantes. Y, conviene recordar que 560.000 parados en España no han completado los estudios secundarios, algo que dificulta su capacitación para las vacantes en sectores que exigen contenidos técnicos importantes.

Asimismo, la movilidad geográfica es otro factor a tener en cuenta. Las comunidades con más vacantes no siempre coinciden con las autonomías con más parados. Si damos por buenos los datos del INE, en España hay 22 parados por cada vacante, pero la disparidad entre comunidades autónomas es grande. Por ejemplo, en Castilla y León hay ocho parados por cada puesto que no se cubre, frente a los 63 que se registran en Extremadura. 

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