Costumbrismo Digital por Juan Luis Saldaña

Hace unos días, Pedro Sánchez anunció un descuento del cincuenta por ciento en el interraíl europeo para personas entre dieciocho y treinta añazos. La promesa no quedó ahí. Sánchez, crecido, añadió lo siguiente: “Vamos a hacer un interraíl español. Y el compromiso que asumo con los jóvenes españoles es que esto va a tener un descuento del noventa por ciento en aquellas estructuras ferroviarias que sean competencia del Estado y del cincuenta por ciento en el AVE. Así los jóvenes conocerán todos y cada uno de los municipios y regiones de nuestro país”.

Después de la promesa -se puede ver en el vídeo- el respetable se emociona como cuando toca el satisfayer en la Tómbola Antojitos. La gente aplaude en los mítines por el tono de voz del político de turno y porque hay agitadores que se encargan de ello. Está todo estudiado. La inconsciente efusividad colectiva diluye el gazapo que acaba de cometer el vocero. Ya está la rueda girando y los corazones palpitando.

Todos y cada uno de los municipios españoles son muchos: ocho mil ciento treinta y uno. Habría que empezar el interraíl con dieciocho años y terminarlo con treinta. Quizá no sea una mala salida si esos jóvenes cuentan como fijos discontinuos, no entran en la lista del paro y tienen vocación de Labordeta. Todo se puede estudiar. En cualquier caso, creo que hay un municipio en el que ese recorrido debería tener una parada obligatoria: Villarreal de Álava, Legutiano o Legutio, de menos a más vasco según se lee.

Quizá un guía turístico -gratis, por supuesto- enseñe a los jóvenes de veintinueve años que en ese pueblo, en la carretera que va hacia Otxandiano, hubo un cuartel de la Guardia Civil y que en la madrugada del 13 al 14 de mayo del año 2008 -no hace tanto- unos tipejos dejaron ahí una Citroën Berlingo cargada con ciento cincuenta kilos de explosivos. Sin previo aviso, el coche estalló a las tres menos diez de la mañana. Juan Manuel Piñuel Villalón estaba de guardia en la garita y falleció en el acto. Hubo heridos graves. En el cuartel había veintisiete personas, cinco de ellas eran niños.

Podrán ver que hay una foto del asesinado y unas flores. Quizá les cuenten que un ingeniero cántabro que pasa por ahí con frecuencia es el que limpia el retrato y arregla las flores. A este ingeniero lo suelen insultar los ciclistas y peatones del pueblo. Muchas veces se encuentra las flores rotas y el retrato arrancado. Es posible que alguien les cuente a los jóvenes españoles que viajan casi gratis por España que en el ayuntamiento de ese pueblo mandan los que piensan como pensaban aquellos asesinos. Tienen cinco concejales. 

La gente que defendía las ideas de los asesinos y que se ha dedicado a hacer política tenía la opción de tratar de olvidar y de dejar que las generaciones jóvenes se encarguen de construir el futuro.

También es posible que les expliquen que estos asesinos fueron acorralados y dejaron de matar. Es posible que les cuenten que la gente que defendía las ideas de los asesinos y que se ha dedicado a hacer política tenía la opción de tratar de olvidar y de dejar que las generaciones jóvenes se encarguen de construir el futuro. Sin embargo, han preferido colocar en la lista de las próximas elecciones a un asesino que mató a tiros en Vitoria a un inocente en 1983. Si les va bien en las urnas, quizá sea elegido concejal. Ahora tienen cinco y él va de número seis.

Y, cuando vayan a coger el próximo autobús o tren casi gratis, quizá alguien les diga que los tipos que gobiernan en ese pueblo, los que mataron, delataron, acosaron, callaron y humillaron, no pidieron perdón y parecen orgullosos de aquello, son también los mismos que apoyan en el gobierno de España al tipo que les ha rebajado los billetes de tren por decreto ley para que vean todos y cada uno de los municipios de este maravilloso país. Buen viaje.