Garrapatas, la plaga creciente del verano que llega a las ciudades y amenaza en España con al menos 6 especies diferentes

Una garrapata común, 'Ixodes ricinus'.
Una garrapata común, 'Ixodes ricinus'.
Richard Bartz, Munich Makro Freak / Wikipedia
Una garrapata común, 'Ixodes ricinus'.
Una garrapata común, 'Ixodes ricinus'.
WIKIPEDIA - ATLAS

Llega el verano, por desgracia en muchas regiones antes de lo que debería. Y, con él, las plagas propias de la estación. Cada cual tendrá su jinete del apocalipsis veraniego favorito —quizá para quienes trabajan con textiles sean las polillas de la ropa—, pero generalmente son los mosquitos los que cabalgan en primera posición. Fuera de las ciudades, la mosca negra es un azote mucho peor. Pero por detrás viene pisando fuerte una lacra menos habitual, aunque para la gran mayoría infinitamente más desagradable, además de potencialmente peligrosa: garrapatas.

Las garrapatas solían ser un accidente anecdótico sufrido por los urbanitas durante una visita al campo o al pueblo. Por desgracia, cada vez es más frecuente, hasta tal punto que en los últimos años los medios han hablado de plagas o explosiones. Pero dejando de lado el lenguaje de titulares, los datos y estudios científicos sí revelan un preocupante aumento de estos parásitos en los últimos años.

Existen unas 900 especies de garrapatas, de las cuales el Centro Europeo para el Control de Enfermedades registra seis en España (alguna publicación habla de 20 especies, sin que se sepa muy bien cuál es la fuente original), con distintas distribuciones, pero que conjuntamente cubren al menos todo el territorio peninsular: la garrapata común (Ixodes ricinus), la garrapata del perro (Rhipicephalus sanguineus), dos especies de Hyalomma (H. marginatum y H. lusitanicus), Dermacentor reticulatus y Ornithodorus erraticus.

Bacterias y virus

Aunque son numerosos los patógenos que estos arácnidos —no son arañas, pero sí arácnidos— pueden transmitir, en España existe riesgo sobre todo de contraer bacterias Rickettsia (provocan enfermedades como la fiebre botonosa o exantemática mediterránea y el llamado DEBONEL/TIBOLA), Borrelia (borreliosis o enfermedad de Lyme), Babesia (babesiosis), Anaplasma phagocytophilum (anaplasmosis) y Francisella tularensis (tularemia), así como el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo.

Un estudio encontró cuatro especies de garrapatas en los jabalíes del área metropolitana de Barcelona, muchas de ellas infectadas con 'Rickettsia'

El riesgo no está solo en el campo: los estudios están revelando una inquietante presencia de las garrapatas en las ciudades. Como ejemplos recientes, en un estudio de 2023 en Lugo el 96% de las garrapatas recogidas se registraron en zonas residenciales de las afueras, pero un 4% se encontraron en parques y zonas verdes del centro de la ciudad. Algunas de estas garrapatas eran portadoras de Rickettsia y Borrelia. En 2022 otro estudio encontró cuatro especies distintas de garrapatas en los jabalíes del área metropolitana de Barcelona, muchas de ellas infectadas con Rickettsia.

Y con el aumento de estos parásitos, aumentan también las enfermedades que transmiten. Otro estudio de este año observa un aumento de los casos de babesiosis, sobre todo en Castilla-La Mancha y Extremadura. En 2010 se detectó por primera vez en España el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, en garrapatas en ciervos de la provincia de Cáceres. Los primeros casos de la enfermedad en humanos aparecieron en 2016. Una revisión de 2023 contabiliza diez casos confirmados de 2013 a 2021; por suerte, aún pocos, pero tres de ellos fueron mortales. Un estudio en 2022 encontró distintas variantes del virus en una de cada 34 muestras de garrapatas recogidas en el centro y sur de la península, sobre todo extraídas de ciervos. En 2022 el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III alertó de un aumento del 191% (casi el triple) de casos de hospitalización por enfermedad de Lyme.

Más animales, más garrapatas

Sobre este aumento de las garrapatas y sus enfermedades no hay que aventurar precipitadamente las causas. Según los expertos, la creciente interacción entre humanos y fauna por la invasión de los ecosistemas puede ser un factor. Por ejemplo, los jabalíes y otras especies salvajes son hoy frecuentes en muchas zonas urbanas donde antes no existían; queremos más animales, pero con ellos llegan también más enfermedades. El cambio climático también está presente: como apuntaba una revisión en 2018, “en nuestro país, es más que posible que el gran incremento en el número de garrapatas en los últimos años se deba a que los inviernos, en general, son mucho más suaves que hace años”.

Solo los individuos infectados transmiten enfermedades, y son una minoría

Una aclaración importante: la picadura de una garrapata no significa enfermedad segura. Como ocurre con todos los animales que son vectores de patógenos, no todos los individuos están infectados. Por ejemplo, especies de mosquitos presentes en España aquí no suelen transmitir enfermedades, pero sí en otras latitudes. La picadura de una mosca tsetsé no es más peligrosa que la de un tábano si el insecto no está infectado con el Trypanosoma que causa la enfermedad del sueño.

En el caso de las garrapatas, en los estudios de muestreo en España suelen ser minoría las que portan microbios causantes de enfermedades. Pero claro, si descubrimos uno de estos bichos en nuestra piel, no podemos saber si nos ha tocado billete premiado. Por ello, ante todo lo mejor es prevenir. Y ¿cómo? Mañana lo veremos.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento