¡Me encantan los espectáculos inmersivos! Las sorpresas, lo desconocido, los recibidores de teatros decorados como si fuesen una prolongación más de lo que ocurre sobre el escenario, los planes alternativos, lo surrealista, lo novedoso…

Cuando salgo de casa para ir al teatro o para disfrutar de un espectáculo me doy cuenta de que cada vez quiero más. Cada vez soy más exigente. Teniendo la suerte de vivir en Madrid y siendo consciente de que en nuestro país el gusto que tenemos por los espectáculos es maravilloso en cada rincón de nuestra geografía, hay que reconocer que soy y somos muy afortunados.

Anoche disfruté de WAH, un espectáculo al que aún no había ido pese a que había visto mucha publicidad y había escuchado comentarios buenos. Dicen que es una experiencia y una excusa para celebrar la vida. ¡Vaya si lo hice!

Los mayores éxitos de la historia de la música, comida de los cinco continentes y un espectáculo único que parece traído de Las Vegas, pero con alma y talento españoles. ¡Qué importante es el show, pero qué imprescindible es el envoltorio!

Nuestro tiempo es limitado, nuestras ganas de pasarlo bien son infinitas, las carteras tienen agujeros y en ocasiones compramos entradas para lugares equivocados, pero anoche acerté. Cada vez somos más exigentes como público y tenemos más gusto estético y yo, cuando veo cosas como WAH o el parque Puy Du Fou, por ejemplo, me rindo a sus pies. El hall del teatro donde se está representando Mamma Mía, los escape rooms donde al cruzar la puerta te trasladas a otro lugar… ¡Me encanta bucear en los espectáculos! ¡Necesitamos viajar a otros sitios sin facturar equipaje! ¡Qué bien que ahora se tengan en cuenta las experiencias polisensoriales! Experiencias 360… ¿Pasearemos entre los acordes de un disco? Próxima parada: Más allá de un concierto…