El INE 'falla' más que nunca en medir el PIB desde que llegó la pandemia: el volumen de correcciones triplica la media precovid

Sede del INE
Antigua sede del INE en una imagen de archivo.
EUROPA PRESS
Sede del INE

El periodo turbulento y de incertidumbres que se ha abierto tras la irrupción de la pandemia y la invasión rusa de Ucrania ha puesto en un brete al Instituto Nacional de Estadística (INE). La medición del PIB, la métrica por antonomasia del músculo económico de un país, se ha visto envuelta en dificultades, como reconoce la propia institución. Hasta el punto de que nunca antes en lo que llevamos de siglo se habían producido correcciones tan bruscas en la medición del producto interior bruto como las que se han visto estos tres últimos años.

La última serie de PIB trimestral, que el instituto estadístico difundió el pasado viernes, introdujo cambios sustanciales en los datos de crecimiento de todos los trimestres de 2022. Unas revisiones que forman parte de la forma habitual de proceder del organismo, pero que son mucho más pronunciadas de lo normal. Hasta el punto de que, desde que comenzó la pandemia, las correcciones se han desviado, de media, en seis décimas del avance estadístico que publica el organismo un mes después del cierre de cada trimestre. Un desvío que triplica la media histórica anterior a la pandemia de alrededor de dos décimas.

Históricamente, el INE ha 'acertado' más durante las expansiones que durante las recesiones. Algo bastante lógico, si se tiene en cuenta que las crisis que se han producido en el presente siglo han venido precedidas de grandes shocks —el estallido de la burbuja y la crisis del euro la década pasada y la pandemia en la presente— difíciles de prever.

Durante el despegue económico de principios de siglo, el INE infraestimó ligeramente el crecimiento que se produjo, pero la diferencia entre los avances que publicó y el crecimiento económico que se produjo realmente fue de apenas una décima entre 2004 y finales de 2008. Sin embargo, la cosa cambió con la llegada del cataclismo financiero de 2008

El desplome de la economía fue más acentuado de lo que se reflejó en los avances de contabilidad nacional del instituto estadístico en su momento. En todo el periodo de la gran recesión (desde finales de 2008 a comienzos de 2013), las estimaciones iniciales del INE se desviaron, en promedio, cuatro décimas de las cifras definitivas que el instituto estadístico publicaría años más tarde.

Durante la larga recuperación que siguió a la gran recesión, el INE acertó bastante con sus avances estadísticos y apenas se desvió una décima de media en el periodo. Hasta que apareció la pandemia. Antes de que el coronavirus y la guerra lo cambiaran todo, la mayor corrección que se había realizado en un avance trimestral de PIB en la historia del organismo había sido de un punto porcentual. Sin embargo, desde 2020 ese registro se ha superado ya en tres ocasiones.

La más sonada se registró en el segundo trimestre de 2021, cuando el INE informó de que la economía había rebotado un 2,8% tras dejar atrás lo peor de la pandemia. Meses más tarde, el propio INE enmendaría el dato y lo rebajaría a un 1,1%, aunque en una revisión posterior ha vuelto a elevarlo hasta el 1,5%. 

Medir el PIB, "un desafío sin precedentes"

Desde que estalló la pandemia, el INE acompaña todas las notas de prensa de avance del PIB trimestral con un mensaje en el que advierte de que la medición de esta variable se ha convertido en "un desafío sin precedentes". El instituto estadístico arguye que la pandemia y la guerra han generado distorsiones que van desde el mercado energético hasta el comercio internacional. Y advierten de que la dificultad en la medición "hace prever que las futuras revisiones de los resultados puedan ser de una magnitud mayor que la habitual".

De hecho, los datos de crecimiento económico publicados desde la pandemia hasta hoy todavía no son definitivos, por lo que es de esperar que se produzcan más correcciones en el futuro. Habrá que esperar hasta final de año para que el instituto estadístico difunda el dato definitivo de 2020.

Los inusuales vaivenes en la medición del PIB han despertado críticas en algunos sectores, entre ellos el Gobierno. Estas voces sostienen que los datos de PIB que publica el INE no estarían reflejando la situación real de la economía, que ya se habría recuperado de la pandemia. El Ministerio de Asuntos Económicos emplea a menudo en sus presentaciones públicas un indicador propio elaborado basado en datos de alta frecuencia que sí reflejaría una recuperación económica total. 

No obstante, otros expertos señalan que, si bien puede existir una pequeña infraestimación de PIB por parte del INE, el hecho de que España sea prácticamente el único país que todavía no se ha recuperado obedece a otros motivos. Entre ellos, el hecho de que España sea el país que más se hundió en 2020 de toda la UE o que sectores con un importante peso específico en la economía (como el turismo) hayan sido de los últimos en recuperarse.

El PIB, clave en los presupuestos

La medición del PIB no es una cuestión baladí. El producto interior bruto es la medida por antonomasia del músculo de una economía, pero su importancia tiene muchas ramificaciones. Una de las más destacadas es el papel que juega en el proceso presupuestario. 

El primer paso para elaborar las cuentas públicas se da cuando el Gobierno presenta sus proyecciones macroeconómicas en las que plantea cuánto cree que crecerá la economía en ese ejercicio. Esa proyección determina el techo de gasto no financiero —el que no tiene en cuenta a la Seguridad Social ni el pago en intereses de la deuda—. Es decir, que el gasto público en el que puede incurrir el Ejecutivo depende estrechamente del crecimiento del PIB esperado. Además, el PIB es clave de cara a otras variables macroeconómicas como el déficit o la deuda pública, que se miden en relación con este indicador.

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