'Dog Aging', un proyecto de investigación para ayudar a envejecer mejor a nuestros perros

Ha muerto Troya a los diecinueve años, la perra que ha ilustrado quince años de noticias y avances en los derechos de sus congéneres. Tras unos inicios de maltrato y abandono, logró convertirse en un icono de la adopción, de la necesidad de dar una segunda oportunidad a animales como ella.
Una perra, ya anciana, durmiendo.
M.T.
Ha muerto Troya a los diecinueve años, la perra que ha ilustrado quince años de noticias y avances en los derechos de sus congéneres. Tras unos inicios de maltrato y abandono, logró convertirse en un icono de la adopción, de la necesidad de dar una segunda oportunidad a animales como ella.

Durante años se ha extendido la creencia que un año del perro corresponde a siete años humanos, pero esto no es cierto; realmente determinar la edad del perro y la equivalencia con la longevidad humana es más complicado. Lo que sí sabemos es que los perros gigantes suelen vivir una media de ocho a diez años, mientras que los toy o mini son más longevos, llegando a vivir hasta veinte años. Entre los ocho y los diez meses entran en período de adolescencia, y sobre el año o año y medio son adultos. Aproximadamente a los ocho años se consideran en edad geriátrica. Esto es relativo según el tamaño y raza, pero es una aproximación más correcta que la anterior de un año canino equivale a siete humanos.

Los humanos tenemos parámetros para envejecer de manera saludable, pero hasta ahora poco se conocía sobre cómo envejecen los perros. Por ese motivo se ha creado un proyecto de envejecimiento canino, fundado en 2018 y llamado Dog Aging, que tiene como objetivo conocer cómo los genes, el estilo de vida y el entorno influyen en el envejecimiento. Y dado que los perros comparten entorno vital con los humanos, puede ayudar a comprender mejor el envejecimiento humano. Las investigaciones y los resultados podrán arrojar medidas para aumentar la esperanza de vida de los perros, y disminuir las enfermedades propias de la edad avanzada en los canes.

En este espacio se recopila una gran cantidad de datos sobre salud y longevidad, estudiando decenas de miles de perros de todos los tamaños, razas y orígenes para comprender mejor sobre cómo envejecen y cuanto viven. La función es ofrecer esta información a veterinarios y otros profesionales de los cánidos para poder ofrecer datos relativos al envejecimiento saludable en perros.

 Una de las líneas de investigación más interesante es analizar el adn de los perros excepcionalmente longevos, los llamados “supercentenarios” del mundo canino. Los investigadores esperan identificar biomarcadores específicos del envejecimiento canino, que nos aporten más información sobre cómo envejecen.

"Se trata de un proyecto muy amplio, ambicioso y tremendamente interdisciplinar que tiene el potencial de convertirse en un poderoso recurso para la comunidad científica en general", afirma Joshua Akey, profesor del Instituto Lewis-Sigler de Genómica Integrativa de Princeton y miembro del equipo de investigación del Proyecto de Envejecimiento Canino. Quien codirige los análisis genéticos con Elinos karlsson, del Instituto Broad: "Personalmente, este proyecto me parece apasionante porque creo que mejorará la salud canina y, en última instancia, la humana".

La secuenciación de los genomas de los perros, hace que se disponga de uno de los mayores conjuntos de datos genéticos y será un recurso valioso no solo para comprender la genética del envejecimiento, sino para conocer la evolución de los canes.

El Proyecto de Envejecimiento Canino (DAP) tiene una duración de 10 años y han reclutado más de 32.000 perros en lo que sus investigadores han bautizado como “manada DAP”. Cuando un perro se une al proyecto, los propietarios rellenan encuestas anuales, y equipos veterinarios colaboradores de DAP extraen muestras de heces, sangre, pelo y orina de los perros inscritos.

"Seguimos reclutando perros de todas las edades y razas, puras o mixtas, de todos los tamaños y por todo Estados Unidos", explica William Thistlethwaite, estudiante de posgrado que trabaja con Akey en el Instituto Lewis-Sigler. "Especialmente cachorros y perros jóvenes de hasta 3 años".

Leer estudios como este deja patente lo importante que son los perros en la sociedad, y la suerte que tenemos de poder vivir en una época histórica con avances científicos que ayuden a conocer mejor a nuestros perros con datos científicos para darle una mejor vida. Hace tan sólo 20 años se creía que los perros se movían por instintos, no podían pensar ni sentir, y a día de hoy se estudia su adn para mejorar su paso por la 'tercera edad'.

El proyecto cuenta con pocos años y espero con ansia los resultados obtenidos para conocer y aplicar los avances que van a ayudar a que nuestros perros vivan más años y con mejor calidad de vida.

Este artículo y los anteriores que he escrito, me muestran una realidad sobre la aplicación de la ciencia y el estudio de los perros que, por ahora, escasea en nuestro país. Centros de investigación, universidades, equipos estudiando a los perros y publicando papers para poder seguir aprendiendo sobre ellos. Espero con ilusión que algún día, de alguna manera, podamos tener en España centros de investigación pioneros en el estudio de nuestros canes (sin ningún tipo de maltrato, se entiende). Porque la información, las ganas de aprender y la responsabilidad a la hora de decidir compartir nuestra vida con un perro, es la medicina para reducir (y ojalá eliminar) los abandonos y muchas leyes injustas sobre perros.

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