Unas lluvias torrenciales en la zona acantilada de Caleta de Arriba, en la costa de Gáldar (Gran Canaria), provocaron el hallazgo casual por parte de un vecino de los restos óseos de seis jóvenes varones apilados boca abajo, atados en sus extremidades y con piedras por encima que intentaban ocultar los cuerpos. Estos huesos se encontraban entre grandes bloques de rocas que, en algún momento, se desprendieron de la pared del acantilado y sirvieron para amontonar los cadáveres entre sus huecos.

Este descubrimiento supone un enigma para los arqueólogos de Tibicena Arqueología y Patrimonio, la empresa encargada de realizar los trabajos de campo, en colaboración con el Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Canarias, pues "no existen restos inorgánicos que permitan datarlos", relata a 20minutos Verónica Alberto, arqueóloga de Tibicena y coordinadora de los trabajos. La experta destaca que se trata de una muestra de violencia bastante inusual en comparación con otros yacimientos funerarios de la isla, ya que "transmite rechazo y animadversión hacia los individuos fallecidos".

Los huesos se encontraron en un acantilado y corresponden a seis jóvenes varones.

Después las labores arqueológicas realizadas entre marzo y abril, las investigaciones se encuentran a la espera de los resultados que ofrezcan las pruebas de isótopos del carbono-14, que no llegarán hasta dentro de unos dos meses, según informa el Cabildo de Gran Canaria. Esa información determinará la fecha de la que datan los restos encontrados y será el momento de proceder a su contextualización histórica, la cual es un enigma para los arqueólogos.

Ausencia de elementos inorgánicos

La arqueóloga cuenta como en un principio empezaron a trabajar con la hipótesis de que se trataba de un sitio funerario de las poblaciones aborígenes canarias, pues cerca del lugar se encuentra un espacio de habitación de estas comunidades, pero la forma en la que han encontrado los huesos no es una práctica habitual de los antiguos habitantes de la isla.

El hecho de que no aparezcan objetivos inorgánicos, como pertenencias de los fallecidos, abre por completo el abanico de posibilidades, desde la época en la que las tropas castellanas conquistaron Gran Canaria a finales del siglo XV hasta prisioneros relacionados con la piratería, algo frecuente durante toda la Edad Moderna en Canarias.

Cabildo de Gran Canaria

La arqueóloga descarta, aunque no por completo, que se traten de restos recientes en el tiempo, como la Guerra Civil. Considera que, si se tratara de ejecuciones, los huesos mostrarían orificios de bala típicos de los fusilamientos. Además, en este tipo de depósitos es común encontrar objetos como vestimentas, botones, zapatos o gafas, elementos que siempre se conservan. El único resto orgánico que se conserva es el pelo de estos varones, pues su cercanía al mar ha hecho que se conserve gracias a las propiedades salinas de la brisa marina.

Una zona de poco tránsito

El lugar donde han aparecido los huesos es una zona que tan solo transitan algunos pescadores, situada al final del paseo marítimo y junto a la vivienda del hombre que avisó al Servicio de Patrimonio Histórico. Con el paso del tiempo, los sedimentos han ido ocultando estos restos, permitiendo una buena conservación de los mismos hasta las lluvias torrenciales que los dejaron al descubierto.

Para la coordinadora de los trabajos es muy importante resaltar la colaboración ciudadana y la cooperación del Cabildo de Gran Canaria, quien tiene que dar respuesta a la salvaguarda y estudio de este patrimonio. Por ello, pone en valor el Servicio de Intervenciones Arqueológicas de Urgencia, que da una cobertura inmediata para evitar la destrucción y pérdida de patrimonio por una lenta actuación. Este hallazgo ha sido una de sus primeras actuaciones desde que está en marcha el sistema.