El bar Brusi del Gòtic de Barcelona, situado en la calle de la Llibreteria, ha bajado su persiana para siempre. Montserrat Sabadell y su hijo, Josep Sans, dueños del bar, han decidido cerrar este histórico local conocido especialmente por sus callos.
En declaraciones al medio digital Vilaweb, Sans ha explicado que el motivo del cierre no es por las consecuencias de la pandemia ni por motivos económicos, sino porque ya "no tienen más cuerda para aguantar la normativa", haciendo referencia a las nuevas normas sanitarias del Ayuntamiento de Barcelona, que "cada vez es más estricto". Sans reconoce que entiende estas nuevas medidas, pero asegura que como bar familiar no se ven capaces de tirarlas para adelante.
El local, que ha estado en manos de Montserrat Sabadell desde 1968, ha dado de comer a las miles de personas que han pasado por su barra. Algunos de ellos, han calificado el establecimiento como "un oasis de la cultura catalana" y lo han descrito como "un bar auténtico de los de toda la vida".
Pero sin duda, tras su cierre, el Brusi, que resistía entre tiendas de souvenirs y cafeterías modernas, será recordado por sus platos estrella: los callos, la butifarra con champiñones, y las tortillas de patatas y calabacín.
El adiós a este local ha sido muy íntimo. Muchos de los clientes habituales se han ido enterando de su cierre en los últimos días. Los dueños no anunciaron su decisión en ningún sitio, de manera que solo aquellos que han acudido en persona al local han podido despedirse de los famosos platos del Brusi así como de Montserrat Sabadell y de su hijo, Josep Sans.
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