¡Menuda noche la de anoche! Madrid nunca duerme, Madrid nunca para, Madrid siempre acoge y Madrid sorprende. ¿Estoy enamorado de Madrid como hijo adoptivo que soy? Sí, lo digo. Pero siempre evitando el invisibilizar al resto de España porque… como país es tan maravilloso como la capital.

El pasado miércoles salí de casa para tomarme una cocacola a las siete de la tarde y acabé, como quien no quiere la cosa, en un karaoke, berreando la canción del genio de Aladdín, celebrando la despedida de soltera de una desconocida y disfrutando de un concierto (prácticamente privado) de tres artistazos de la última edición del Benidorm Fest mientras hablaba de la evolución de la industria con un famoso creador de contenido latino. Sorprende. Os lo dije.

¡Qué de talento tenemos! ¡Qué de artistazos desconocidos hay en nuestro país! ¡Y qué poquitas oportunidades! Esa noche quedé impresionado, maravillado y absolutamente enamorado de las voces de esos tres, de su versatilidad, de su carisma y de su entrega sobre un escenario para el deleite de cuatro gatos. Me fliparon su humildad y sus ganas de compartir micrófono con otros desconocidos que cantaban ‘regulinchi’ pero que también le ponían alma y corazón. Me planteé: ¿Hay hueco para todos? ¿Vivirán en el futuro de la música? ¿No merecen ser escuchados y admirados de forma masiva? ¡Qué difícil es la música y qué imposible parece! Pero ¡ojo! porque conseguir lo imposible simplemente cuesta un poquito más de esfuerzo…

Lo del karaoke fue el miércoles y la pasada noche estuve en la presentación de ‘El Dragón’, el impecable nuevo disco de Lola Índigo. Tremenda mujer, genial artista, icono de la perseverancia y de eso de que “la que la sigue la consigue”. Sus canciones arrasan en los karaokes y Kenzy, Jose y Famous también triunfarán. Es lo justo.