Cómo se escogen los perros de terapia, la búsqueda del equilibrio entre inteligencia, sociabilidad y buen comportamiento

Un perro de terapia se deja acariciar durante una sesión organizada por la Cátedra Animales y Sociedad y Perruneando
Un perro de terapia se deja acariciar durante una sesión organizada por la Cátedra Animales y Sociedad y Perruneando.
Cátedra Animales y Sociedad de la URJC
Un perro de terapia se deja acariciar durante una sesión organizada por la Cátedra Animales y Sociedad y Perruneando

Los perros se han convertido en amigos, compañeros de deporte y de vida, pero también los hay que se dedican a ayudarnos en nuestros momentos más difíciles, como son los perros de terapia, capaces de sacar lo mejor de nosotros y hacernos de soporte antes situaciones emocional y físicamente complicadas. Pero, ¿de dónde proceden estos perros?

Lo primero de todo, debemos tener claro qué es un perro de terapia (o perro de intervención, siguiendo la nomenclatura de la IAHAIO (International Association of Human-Animal Interaction Organizations). "Son animales destinados a ayudar a trabajar un área determinada con un paciente en procesos de recuperación, o intentar que no siga empeorando en determinadas patologías", resumen desde la Cátedra Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). 

"En nuestro país estamos acostumbrados a ver Labradores y Golden retrievers como perros de terapia, lo cual da la impresión de que el requisito imprescindible es la simpatía, un aspecto de 'peluche' o que sea suave para poder jugar con ellos", expresan desde la Cátedra. Pero, ¿son realmente estos perros los más adecuadas para esta función?

Debemos recordar que en las terapias asistidas con animales, la terapia en sí no es el animal. Cada paciente tiene unas necesidades diferentes y serán los profesionales (médicos, terapeutas, etc.) quien decidan si la intervención de un animal puede ser beneficiosa para el paciente y de qué forma. Basándonos en esto, ¿qué perros son adecuados para realizar esta labor?

Qué necesita tener un perro de terapia

Según la Cátedra Animales y Sociedad, los perros de terapia deben ser "capaces de realizar ejercicios destinados a trabajar las áreas que hayan decidido los terapeutas del paciente". Es decir, el animal debe haber tenido una correcta y adecuada socialización "a prueba de bombas", así como "un profundo entrenamiento en obediencia y un extenso entrenamiento en el tipo de ejercicios necesarios para llevarlos a cabo satisfactoriamente". 

Por lo tanto, estamos hablando de perros con un equilibrio entre sociabilidad, inteligencia y buen comportamiento. No obstante, esto no es lo único, también es importante que tengan una sensibilidad especial, que tengan empatía. "Todos los que hemos trabajado con perros, o al menos convivido con uno, hemos conocido a algunos animales más sensibles que otros", comentan desde la Cátedra.

Por supuesto, cuando hablamos de perros de terapia o, en general, de intervención, siempre debemos hablar de "perro sanos y que tienen al día una correcta desparasitación y limpieza, el deseo de interactuar con gente desconocida y la ausencia de comportamientos que puedan poner en peligro al receptor de la terapia", defienden desde la entidad.

Lo que suele hacer que los profesionales no se decanten por perros adoptados es el desconocimiento acerca de su pasado 

Con todos estos aspectos claros, es hora de buscar las razas perfectas... ¿O no? Desde la Cátedra Animales y Sociedad expresan que el enfoque para elegir a los perros de terapia "siempre se basa en estudiar a cada individuo y ponerlo a prueba en base a las características señaladas". "De hecho, a menudo vemos cómo participan en los programas de terapia perros adoptados de refugios", añaden.

"Lo que suele hacer que los profesionales no se quieran decantar por estos perros es el desconocimiento acerca de su pasado y su socialización, pero si tenemos que llevar a cabo una evaluación personalizada de cada individuo, no será difícil encontrar si el animal es apto o no para el trabajo a desempeñar", defienden.

Por otro lado, en cuanto al aspecto físico del perro, desde la Cátedra consideran que "debe ser adaptado a diversas circunstancias". "Tenemos clara la necesidad de la existencia de un vínculo entre el animal y la persona que va a recibir la terapia para que las actividades sean fructíferas, pero esto no se va a lograr siempre con el 'perro de peluche'. A unos el Golden les parecerá el mejor perro del mundo, pero otros se identificarán más con un perro flacucho, o pequeño", explican.

El perro que es ideal para una residencia de ancianos puede no serlo tanto para un grupo de adolescentes con TDAH

"Del mismo modo que los perros tienen que enfrentar distintos retos dependiendo del tipo de trabajo que vayan a hacer, y el que es ideal para una residencia de ancianos puede no serlo tanto para un grupo de adolescentes con TDAH", concluyen.

En resumen, podríamos concluir que, aunque es típico ver Labradores y Golden retrievers, por encajar en las cualidades necesarias para ser perro de terapia, la realidad es que cualquier perro, da igual de la raza que sea o de dónde proceda, puede realizar la misma labor, siempre que se parte de los pilares mencionados: una buena socialización, obediencia, inteligencia y empatía, como extra.

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