Noelia Núñez Diputada del PP en la Asamblea de Madrid
OPINIÓN

Sin acuerdo

El presidente del Gobierno Pedro Sánchez comparece en Moncloa.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una comparecencia en Moncloa.
MONCLOA
El presidente del Gobierno Pedro Sánchez comparece en Moncloa.

Quedan menos de dos meses para el primer examen en las urnas de este año. El PSOE lo sabe y es, además, consciente de su mala situación en las encuestas y la animadversión que Pedro Sánchez despierta en muchos españoles, de izquierda a derecha. Por eso, estos 56 días que restan veremos a una izquierda desesperada, que va a tratar de obtener rédito electoral de todas sus acciones. Así ocurre con la reforma de las pensiones llevada a cabo por Sánchez y sus socios, una reforma elaborada de manera exprés y con una duración de dos años, lo que evidencia una voluntad exclusivamente electoral.

Es habitual ya que el Gobierno de España actúe de manera unilateral, sin contar con expertos o con los representantes de todos los españoles. El PSOE ha decidido que todos los agentes sociales no tienen nada que aportar sobre pensiones y, por eso, ha decidido no convocar el Pacto de Toledo.

Por supuesto, como todo lo que hace este Gobierno, se trata de maquillaje. Un maquillaje que busca camuflar la guerra interna del propio Gobierno de España, con el PSOE por un lado y Podemos contra Yolanda Díaz por otro. Es maquillaje porque su propia reforma de las pensiones reconoce que en la revisión de las mismas es posible que haya que bajarlas.

España se merece seriedad, un gobierno que no legisle a base de titulares y por puro interés partidista, especialmente en cuanto a pensiones se refiere.

Atravesamos un momento crucial como país, con una pirámide poblacional totalmente invertida y donde el denominado invierno demográfico lleva mucho tiempo causando estragos. Es importante que se aborde el asunto de las pensiones con la extrema responsabilidad que requiere, no caben en este debate tintes electorales ni intereses partidistas, para garantizar la sostenibilidad de las mismas a medio y, también, largo plazo.

No podemos condenar a generaciones presentes y futuras solo por capricho de un presidente ególatra, necesitamos un presidente que crea en el consenso, en el debate y en la utilidad de las reformas. Necesitamos a Alberto Núñez Feijóo.

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