Los vocales progresistas del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) no renunciarán en bloque para dejar al Pleno del órgano sin cuórum y tratar de forzar un acuerdo entre el PSOE y el PP que lleve al desbloqueo del Consejo, que debió renovarse en diciembre de 2018. Este martes los ocho vocales que componen este sector se han reunido para discutir la posibilidad de dejar sus asientos, siguiendo la estela de Concepción Sáez, que presentó su carta de dimisión la semana pasada, pero finalmente se han echado atrás. 

La primera en salir del encuentro ha sido la propia Sáez, que visiblemente enfadada ha exclamado: "Si no ha habido acuerdo en nueve años porqué lo iba a haber ahora". Tan solo su compañero Álvaro Cuesta, que fue quien puso la idea de la renuncia conjunta sobre la mesa, ha deslizado la posibilidad de seguir el camino de Sáez y presentar una dimisión individual en las próximas fechas. 

El pasado miércoles, la carta de dimisión de la vocal progresista Concepción Sáez -cuya renuncia debe ser aprobada por el presidente Rafael Mozo- resucitó una idea que ambos vocales habían visto frustrarse en anteriores ocasiones: tratar de convencer al resto de vocales progresistas para dimitir en bloque. Así lo planteó Cuesta a sus compañeros a través de un mensaje telefónico, y entre todos convinieron citarse ese mismo viernes en el despacho de Rafael Mozo. De aquella primera toma de contacto no trascendió ninguna información relevante, pero se comenzó a intuir un cierto rechazo a la propuesta.

El bloque conservador, entre tanto, había mostrado ya su oposición total, inquiriendo que la renuncia conjunta podría suponer un "delito de abandono colectivo del servicio" recogido en el artículo 409.2 del Código Penal y castigado con una multa de ocho a doce meses y la inhabilitación para el cargo público por el plazo de hasta dos años.

Para que la iniciativa prosperase, era imprescindible que fuese unánime en el bloque progresista, incluyendo a Álvaro Cuesta, Clara Martínez de Careaga, Rafael Mozo, Roser Bach, Mar Cabrejas, Pilar Sepúlveda y Enrique Lucas, que fue nombrado en 2013 a propuesta del PNV pero acostumbra a votar en el mismo sentido que los vocales propuestos por el PSOE. Y la reunión, de dos horas y media, no ha servido para crear un consenso entre los ocho presentes. 

Este jueves la vocal Concepción Sáez acudirá al que podría ser su último pleno, siempre que Mozo acepte su renuncia. Si lo hace, la mayoría conservadora se afianzará aún más, pues serán diez frente a siete progresistas.

Sánchez acusa al PP de ser el causante de la crisis en el CGPJ y asume que la renovación no llegará hasta después de las elecciones

Un plan 'b' de la Comisión Permanente

En todo caso, las fuentes subrayan que la dimisión en bloque de los ocho progresistas sería más una medida simbólica que práctica porque parece claro que el CGPJ podría seguir funcionando.

El primer escollo sería el quorum del Pleno, el máximo órgano del Poder Judicial. Actualmente, es de once (diez más el presidente), por lo que la partida de los vocales progresistas podría impedir que se constituyera. Sin embargo, desde el ala conservadora se avisa de que, puesto que Mozo es un presidente interino, podría interpretarse que con los diez miembros conservadores es posible seguir trabajando.

Bruselas insta al Gobierno a renovar el CGPJ antes de asumir la presidencia europea en julio, pero no ve "avances" significativos

El segundo resorte que evitaría la parálisis del CGPJ es la Comisión Permanente, su órgano ejecutivo. Las fuentes consultadas se muestran seguras de que, incluso en el caso de que fuera imposible formar Pleno, dicha comisión -para la que solo se requieren siete vocales- podría continuar operando.

Así las cosas, la salida de los ocho progresistas dejaría el CGPJ en manos de los diez conservadores, que por ahora descartan dimitir alegando, por un lado, la necesidad de seguir resolviendo los problemas del día a día (bajas, libranzas, etc) y, por otro, que la solución a la no renovación deben aportarla las fuerzas políticas.