A lo largo de la historia, ha quedado largamente demostrado que la climatología es un factor clave para el desarrollo de las guerras, más aún en climas tan extremos como los del este de Europa.

La actual guerra de Ucrania no es una excepción y este año, las temperaturas suaves de la primavera han llegado muy pronto (este sábado, la capital Kiev ha registrado 17 ºC), lo cual es un golpe a la moral de los invasores rusos y un impulso para los defensores.

Tal y como recoge el diario londinense The Guardian, la llegada del calor y el fin de las gélidas temperaturas invernales que la campaña rusa para desmantelar la red eléctrica de Ucrania ha fracasado, así como su plan para 'congelar' el país y presionar así a las fuerzas de Zelenski.

De hecho, según este medio británico, los ataques con misiles en infraestructuras claves se abandonaron en gran medida a fines de enero, con las existencias de misiles rusos entre un 10 y un 15% de los niveles anteriores a la guerra, según estimaciones ucranianas.

El mapa de la guerra en Ucrania: Rusia mantiene sus frentes mientras Zelenski celebra el 'bloqueo' de las tropas de Putin

Vadym Skibitsky, subjefe de la inteligencia militar de Kiev, dijo en una entrevista que ahora parece que los objetivos de Rusia han pasado a ser el combustible militar y los "sistemas logísticos".

Además, a medida que cambia el clima, también coge más fuerza la posibilidad de un contraataque ucraniano. Las fuerzas de Kiev están recibiendo tanques occidentales, vehículos de combate y otras armas.

De hecho, el coronel general Oleksandr Syrskyi, sorprendió a la mayoría de los observadores cuando sugirió, este jueves, que el lugar para un contraataque podría ser el mismo Bajmut o sus alrededores.