
Arranca hoy la moción de censura contra Sánchez con los fantasmas sobrevolando las cabezas de Vox en el Congreso. El uso indecoroso de un instrumento democrático para obtener foco mediático puede pasarles una elevada factura. Tanto que en sus filas cunde la inquietud ante un candidato imprevisible a quien no controlan, y el temor a que la iniciativa de un personaje excéntrico, ajeno al partido, termine cayendo en el esperpento y les derrumbe en las encuestas. Una visión espectral que no impedirá el baño de narcisismo del profesor Tamames a costa de la insolvencia de Abascal.
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