El conflicto está servido. Un conflicto silencioso sin víctimas mortales ni heridos, sólo desempleados, muertos de hambre derribados por guerreros de cuello blanco que no saben lo que es la confianza y además les importa un pito porque su única religión es el aumento de los márgenes de ganancia. Y no me hablen de demagogia, por favor.
scuchen a Muhammad Yunus, fundador del Grameen Bank y sepan que, en este tipo de conflictos, todos los golpes están permitidos, hasta los peores: de las 1.250 unidades a las 1.150; de las 1.150 a las 1.100; de las 1.100 a las 900; de las 900 a las 700 y ahora 500. Pero hombres de Dios, ¿a quién quieren engañar? Y ¿cuál va a ser el siguiente paso? ¿Cerrar? ¿Deslocalizar? ¿O sólo asustar?
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