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El Thyssen se acerca al lenguaje de signos y la lectura fácil: "Queremos mejorar el vocabulario relacionado con el arte"

El Puente de Waterloo, de André Derain será una de las obras accesibles para personas sordas.
El Puente de Waterloo, de André Derain, será una de las obras accesibles.
Cedida por el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
El Puente de Waterloo, de André Derain será una de las obras accesibles para personas sordas.

El Museo Thyssen de Madrid está preparando una herramienta para facilitar el acercamiento a sus obras de personas sordas y con hipoacusia –restos auditivos–. La herramienta incluirá información de cincuenta obras de la colección permanente y el dispositivo portátil estará en lengua de signos española y subtítulos en lectura fácil

Entre las obras seleccionadas están el Díptico de la Anunciación, de Jan van Eyck; Retrato de Giovanna Tornabuoni, de Ghirlandaio; Venus y Cupido, de Rubens; El puente de Waterloo, de André Derain; Les Vessenots en Auvers, de Vincent van Gogh, o Habitación de hotel, de Edward Hopper.

“Será una herramienta de visita con elementos de mediación con las obras que cada persona puede utilizar de forma autónoma”, explica Rufino Ferreras, jefe del Área de Educación del museo de la que depende el proyecto. 

Llevan trabajando diez años en este campo y hasta ahora cuentan con dieciocho obras adaptadas a personas con problemas de audición. La intención es mejorar la información de dichas obras y añadir nuevas hasta alcanzar la cifra de cincuenta.

Según Fiapas (Confederación Española de Familias de Personas Sordas), en España 1.230.000 personas tienen una discapacidad auditiva. De ellas el 98% emplean lenguaje oral y no signado. De ahí la importancia de que la herramienta no esté solo en lenguaje de signos, sino también con subtítulos, que pueden beneficiar a muchos otros colectivos al estar presentados en lectura fácil.

“Estamos en el proyecto de elaboración y esperamos que la herramienta esté lista a finales de año”, cuenta Ferreras. Trabajan de manera cooperativa con Bankinter, que colabora en la iniciativa, y, sobre todo, con distintas asociaciones de sordos. 

“Tenemos que tener en cuenta las necesidades de las personas sordas y son múltiples”, dice el responsable del área de educación del museo. “El vocabulario de arte es prácticamente inexistente en lengua de signos y el signante tiene que deletrear cada palabra y explicarla. Por ejemplo, en lengua de signos no existe la palabra barroco”, añade.

La lengua de signos está enfocada a lo cotidiano y el lenguaje del arte se queda fuera de esa cotidianeidad. Desde el Thyssen están trabajando para cambiar esto. “Queremos mejorar el vocabulario específico relacionado con el arte y llevarlo a la lengua de signos española”, desea Rufino.

Cuando la herramienta esté operativa no solo la podrán emplear los visitantes al museo, sino que la colgarán en su página web con idea de que toda persona con discapacidad auditiva pueda acceder a ella y acercarse así a las obras del museo desde casa.

Un museo es un lugar para toda la gente, es parte de nuestro patrimonio. Nuestra obligación es llegar a todos, a cualquier persona que tenga una dificultad”, defiende Rufino. “Es una obligación intrínseca a la misión social de un museo. Además, si tenemos en cuenta la pirámide poblacional, cada vez habrá más personas mayores, cada vez seremos más con algún tipo de discapacidad auditiva”, concluye. 

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