El motivo psicológico por el que los supermercados colocan las pilas en el lineal de cajas para que piques y compres

El Grupo IFA consigue llegar a más de un 80% de la población nacional.
Imagen de archivo de un supermercado
ARCHIVO
El Grupo IFA consigue llegar a más de un 80% de la población nacional.

No es ningún secreto que los supermercados, más que un lugar en el que comprar alimentos o útiles para la vida cotidiana, son lugares destinados al consumo como cualquier tienda, y todo en ellos está destinado a impulsar que los consumidores compren todo tipo de bienes

De hecho, y de diversas formas de las que a veces es difícil darse cuenta, cada detalle de los supermercados está destinado a este fin. Por ejemplo, que las pilas estén en el lineal de caja, justo antes de pagar, no es casualidad. Algunas de estas estrategias son más evidentes y otras responden a motivos psicológicos.

Las pilas en la línea de caja, un clásico

Cuando el comprador llega a la caja, se supone que ya ha escogido todos los artículos que va a comprar. Sin embargo, es típico en los supermercados colocar en la caja productos básicos que responden a necesidades muy concretas. 

Un clásico son las pilas, un artículo que no suele formar parte de la lista de la compra, pero es susceptible de acabar en la cesta, 'por si acaso'. Estos productos, llamados 'irracionales', pueden ser también chicles, chocolate, galletas, productos de oferta o para niños...

Los productos 'seguros', al final de la tienda

Leche, huevos, aceite, carne o pescado... son productos que muy probablemente aparezcan en la lista de la compra. Sin embargo, para meterlos en la cesta hay que buscarlos casi al final de los supermercados. Una estrategia sencilla para que el comprador recorra todo el establecimiento y vea el resto de productos, con el fin de que algunos de ellos que no estaban previstos acaben en la cesta.

Las estanterías y su orden, un factor clave

Está demostrado que la altura a la que se coloquen los productos influye en la decisión del comprador. Es por eso que se suelen colocar a la altura de la vista del cliente aquel producto del que se quiere potenciar la venta. Pueden ser marcas de oferta para fidelizar, marcas blancas para sacar beneficios... Más de la mitad de lo que se compra está a la altura de los ojos o de las manos.

Los colores, los olores y los sonidos al servicio de las ventas

Cada sección del supermercado suele tener una tonalidad cromática que sugiere algo en el cliente. El azul, por ejemplo, se suele emplear en las zonas de productos del hogar o de higiene (sugiriendo limpieza), el negro para la perfumería (lujo, exclusividad), el rojo se emplea para productos de consumo rápido y seguro o el verde para productos nuevos o ecológicos, entre otros ejemplos. También para potenciar el aspecto visual de ciertos productos (que la carne se vea más roja, el pescado más fresco y limpio...).

El olor, por otra parte, se potencia en secciones de productos como el pan para dar sensación de estar recién hecho, o en la zona de comida preparada.

Otro detalle curioso es el sonido, ya que la música presente en el supermercado (aunque no siempre se percibe) potencia el ritmo de compra (música dinámica para zonas en las que se potencia la rapidez del consumidor en la elección de productos, y tranquila si se busca la calma y la tranquilidad). 

La temperatura agradable para ganar tiempo

En los supermercados nunca hace frío ni calor, siempre una temperatura agradable (alrededor de los 22-25ºC) para conseguir que el cliente esté a gusto y esté más tiempo en el supermercado, lo que dispara las posibilidades de que compre más. La ausencia de ventanas o de relojes también está al servicio de esta finalidad. 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento