Entrevista

Ángel Viñas: "Nunca hubo peligro de sovietización de España; Stalin empujaba a la República hacia Francia y Reino Unido"

El historiador Ángel Viñas
El historiador Ángel Viñas
CEDIDA POR EDITORIAL CRÍTICA
El historiador Ángel Viñas

"Lo de la revolución y la sovietización de España en la Guerra Civil son fantasías de la derecha", no se cansa de repetir el historiador, economista y diplomático, Ángel Viñas (Madrid, 1941), uno de los grandes nombres en cuanto a la Historia de la Segunda República y la Guerra Civil española se refiere. Lo hace al hilo de su nueva obra Oro, guerra, diplomacia. La República española en tiempos de Stalin (Crítica, 2023) que acaba de presentar, una obra que culmina casi cuarenta años de labor de este especialista y que analiza las relaciones diplomáticas entre la URSS y al República española.

Viñas resulta combativo contra los "discursos de la historia de la derecha", que recuperan y asumen ·"los bulos franquistas". "Detrás de la teorías y engaños sobre la Guerra Civil y la República hay una dictadura de 40 años, que cala mucho, y mucho franquista con la boca pequeña que queda todavía en España", asegura. "El debate por la Historia es importante, porque es necesario saber de dónde venimos y porque hemos llegado allí", asegura este investigador, "y eso no lo explica un periodista, sino un historiador". "Hay un combate sobre la Historia de España", concluye, aunque lamenta que a una "investigación de 500 páginas", alguien conteste con un "post de 50 palabras usando mitos franquistas y la gente lo ponga al mismo nivel". "Me indigna que la gente no lea", lamenta.

Viñas, en este nuevo libro a añadir a su amplia bibliografía, repasa todo aquello, las relaciones diplomáticas de la URSS con la España Republicana y la siempre controvertida ayuda durante la Guerra Civil. Y, desmiente, como lleva haciendo ya décadas, el mito del Oro de Moscú, "otra de las grandes falsedades del franquismo".

Pero antes de entrar en ello, en sus páginas relata como la primeras ayudas militares soviéticas a la República fueron algo pobres, algo ruinosas, con aviones que no lograban despegar, por ejemplo. Y le pregunto si quizá no puedan recordar al lector a estos tanques Leopard que muchos países, incluidos España, tienen que reacondicionar a la carrera, para enviar a Ucrania.

Al profesor no le gusta. "No hay paralelismos entre lo que hoy pasa en Ucrania y la URSS y la República; si quieres rascar, algo encuentras, pero no hay mucha comparación", asegura. Y explica que "la URSS de la época no estaba preparada para ayudar a la República" y que le primer envío de armamento, en septiembre del 36, fue "una chapuza y entregaron mucha chatarra".

"Poco a poco fueron mejorando esa ayuda, pero no se puede creer que la URSS de esos años era comparable con la maquinaria armamentística soviética de la Segunda Guerra Mundial o la Guerra Fría. No era así", relata el historiador. "El estallido de la guerra le pilla a Stalin con el pie cambiado", explica.

Stalin era un criminal, pero era muy frío en materia de política exterior

Viñas afirma contundente que la ayuda italiana y alemana fue muy superior a la soviética en la guerra. "Stalin hizo lo que pudo y su ayuda hizo que la República aguantara hasta su final. ¿Si pudo hacer más? Qué quiere que diga… Tenía sus razones, era un hombre prudente. Había motivos políticos, porque los británicos veían con muy malos ojos ese apoyo; por otro, el ejército soviético no podía proporcionar una ayuda ilimitada porque no era lo que posteriormente sería. Y además, tenía otras preocupaciones estratégicas, los japoneses y el campo minado en el que se estaba convirtiendo China", explica. "De hecho, la última ayuda que llegó fue muy superior, porque vieron que Asia estaba más contenida", matiza.

"La gestión de la ayuda a la República en guerra fue un ejercicio de realpolitik", afirma y ahí sí ve comparación posible con Ucrania. "¿Por qué los EE UU o Alemania han tardado tanto en enviar tanques modernos a Ucrania? Porque se han asegurado de que no tuviera una respuesta rusa. Es parecido. En guerra y paz hay que ser prudente. Stalin era un criminal, pero era muy frío en materia de política exterior", explica.

En esa misma línea y para fundamentar la negación sobre "la sovietización de España" con la que arrancaba este artículo, Viñas afirma sin dudar que "Stalin empujaba a la República hacia las democracias similares como Reino Unido o Francia. Está demostrado, aunque muchos historiadores lo han deformado. Stalin no creía que la URSS fuera el aliado natural de la República, él pensaba en las democracia liberales. Se lo dijo al embajador Pascua. Nunca hubo peligro de sovietización de España. Si lo hubiera querido, habría hecho como italianos y nazis alemanes que pusieron toda la carne en el asador para que su bando ganara", explica. Asegura que el jerarca soviético ayudaba a la República como un movimiento para contener al fascismo internacional, porque veía al nazismo alemán como una amenaza.

Esa frialdad lleva la explicación del oro de Moscú, que Viñas afirma que no fue un expolio, sino un pago en líquido por la ayuda, al igual que el bando franquista pagaba de otra manera las ayudas a los regímenes de Roma y Berlín con exportaciones y acuerdos de otro tipo. "Franco y sus gobiernos tenían toda la documentación y sabían qué pasó con él oro", explica, “pero mintieron y lo hicieron muy mal. Si yo en 1976 pude reconstruir con documentos toda la operación…", asegura.

Por lo demás, el relato de este investigador en su último libro repasa que las relaciones entre la URSS y la España de la época eran más profundas de lo que se puede llegar a pensar. "Había negociaciones comerciales por el petróleo, con la monarquía, desde 1931. Con la República se realiza un reconocimiento mutuo con la URSS. No es conocido que entre el 33 y el 36, los gobiernos de derechas seguirán lo iniciado por los de izquierdas, el establecimiento de embajadas. Fue una diplomacia silenciosa que no se conoce demasiado", concluye.

Y por cierto, en las relaciones diplomáticas de aquellos tiempos destaca el embajador Marcelino Pascua en Moscú, uno de los pocos representantes republicanos a los que Viñas salva de la "representación diplomática desastrosa" que tuvo durante la guerra en plazas tan importantes como Washington o París. "Pascua se reunió al menos seis veces con Stalin, frente a frente", rememora Viñas, "el embajador de EE UU en aquel tiempo, en el mismo período solo lo hizo una vez". Pero también asegura que la República erró en no reforzar la legación en un lugar tan vital como Moscú: "Eran Pascua y cuatro gatos más en un país que era el único que los ayudaba".

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