Los celíacos salen a la calle para pedir ayudas que compensen los 600 euros de más de su cesta de la compra: "No es moda, es salud"

Rosa Sánchez y su hija Zoe, diagnosticada de celiaquía, en un parque de Getafe el 1 de marzo de 2023.
Rosa Sánchez y su hija Zoe, diagnosticada de celiaquía, en un parque de Getafe el 1 de marzo de 2023.
JORGE PARÍS
Rosa Sánchez y su hija Zoe, diagnosticada de celiaquía, en un parque de Getafe el 1 de marzo de 2023.

La comunidad celíaca de España está cansada de vivir en el olvido. Su enfermedad les obliga a prescindir del gluten en su dieta. Es el único tratamiento disponible hasta la fecha. Sin embargo, los productos que habitualmente llevan gluten como el pan, los cereales o la pasta, que se sitúan en la base de la pirámide alimenticia, son más caros en su versión sin estas proteínas propias de las semillas de los cereales de secano como el trigo, la cebada o el centeno. Si la inflación crece un 6,1% para toda la población, para las personas celíacas este incremento de los precios es aún mayor, por lo que reclaman ayudas para afrontar el gasto extra que tiene que asumir por salud.

Según el último informe de precios realizado por la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), una persona celíaca se gasta de media 540 euros de más al año en la cesta de compra para asumir el sobrecoste de productos específicos sin gluten. Para este año, la entidad estima que la diferencia respecto a los productos con gluten será menor que la registrada años anteriores, pero no debido a que el precio de los productos aptos para celíacos haya bajado, sino porque la inflación ha encarecido el precio de todos los alimentos en general. De hecho, el gasto anual destinado a la compra de productos sin gluten para 2023 se incrementará en 170 euros respecto al de 2022, mientras que los productos con gluten -los analizados por la FACE, entre los que se encuentran también bollería, croquetas, pizzas o cervezas, entre otros- causarán un incremento de casi mil euros este año del tique de la compra.

Habitualmente, los productos más encarecidos son el pan y las harinas sin gluten. Fe de ello da Rosa Sánchez, la madre de Zoe, una niña de 14 años a la que se le diagnosticó celiaquía el pasado mes de octubre. Desde entonces han adaptado la lista de la compra para los tres miembros de la familia, para evitar contaminaciones cruzadas. "Económicamente, lo hemos notado, el pan sale mucho más caro, además de que al sabor y la textura te tienes que acostumbrar". 

Esta vecina de Getafe calcula que a la semana se gasta entre 15 y 20 euros de más, y pone un ejemplo: "Un paquete de cuatro panes de hamburguesa con gluten cuesta poco más de un euro, mientras que uno con dos unidades sin gluten son dos euros", relata a 20minutos un día después de haber ido a la compra. En su última visita al supermercado recogió otras diferencias como que el kilo de espaguetis con gluten costaban 1,52 euros, mientras que sin gluten ascendía a 3,62 euros; o el kilo de picos, que valía 3,60 euros pero sin gluten subía a 15,50 euros. El kilo de pan rallado normal salía a 2,40 euros mientras que sin gluten eran 6,14 euros el kilo. Entre las opciones de bollería, que ya no entran en la dieta básica saludable, el kilo de bizcocho con gluten costaba unos 8,60 euros y sin gluten sube a 13,34 euros el kilo; las galletas pasaban de 4,44 a 9,75 euros el kilo. 

Este incremento de los precios se agudiza cuando se opta por acudir a establecimientos especializados como panaderías o restaurantes. "Tras hogazas nos costaron cerca de 18 euros. Entiendo que si la materia prima les cuesta más, eso repercuta en los precios. Me encantaría poder ir todos los días a una panadería especializada, porque es más sano que el envasado del supermercado", explica Sánchez, que asistirá a la manifestación que la FACE, Asociación de Celiacos y Sensibles al Gluten y la Associació Celíacs de Catalunya han convocado para este domingo 5 de marzo en Madrid. La marcha partirá a las 11.30 horas del Ministerio de Sanidad con destino el de Hacienda con la intención de reivindicar ayudas económicas, más control en la hostelería, mejoras en el diagnóstico y más investigación de esta enfermedad que puede derivar en otras más graves como cáncer de colon, colon irritable o psoriasis en caso de que el diagnóstico se retrase durante años por el "periplo" que muchos pacientes tienen que recorrer entre la Atención Primaria y la Especializada.

El otro día había una oferta de 3x2 en pizzas en el supermercado al que fui que decía 'en todas salvo las sin gluten'"

El presidente de la FACE, Aarón Santana, denuncia a 20minutos que "España es de los pocos países europeos en los que no existen ayudas para afrontar este gasto extra", por lo que reclama emular fórmulas ya en marcha en otros países en forma de subvenciones directas o tarjetas prepago para gastar en determinados establecimientos. 

"La única medicina para la enfermedad celíaca es la alimentación. No es un capricho o una moda sino una necesidad. Por eso de 'por un poco [de gluten] no pasa nada' no es verdad, te puede dañar y derivar en otras enfermedades. Hay familias más vulnerables que no pueden permitirse la dieta sin gluten", lamenta Rosa Sánchez, que pide ayudas tanto para las familias como para los comercios especializados.

Trato discriminatorio

La rebaja del IVA que entró en vigor el pasado 1 de enero para los productos básicos como medida para paliar los efectos de la inflación también incluyó el pan y la harina panificable sin gluten, pero esta es una "medida transitoria". "Cuando decaiga, muchos de los productos sin gluten, que son considerados dietéticos cuando para nosotros son básicos, volverán a un IVA normal, que es el 21%", agrega. "Para mí, llevar una dieta sin gluten no es por estética o por gusto, es por salud", abunda.

Tanto Santana como Sánchez denuncian un trato discriminatorio. El presidente de la FACE reprocha al Gobierno que "no tuvo en cuenta" a las personas celíacas cuando aprobó el pasado mes de abril el decreto que reguló la elaboración del pan, en el que se incluyó la definición de pan de masa madre y se establecieron las condiciones de la denominación de pan integral. "Si nos regimos por esa definición, nosotros no encajamos dentro de un pan bueno de masa madre. No nos beneficiamos de esta ley", se queja. Por su parte, Sánchez, que es socia de FACE, anota que las ofertas son la mayoría de las veces con productos con gluten. "El otro día había una oferta de 3x2 en pizzas en el supermercado al que fui que decía 'en todas salvo las sin gluten'".

El gasto extra estimado por la FACE de casi 540 euros al mes se multiplica si en el núcleo familiar hay más de una persona celíaca. Además, "al principio, cuando te diagnostican, el gasto es mayor porque compras cosas para probar que luego no gustan, o hasta que empiezas a manejar precios u ofertas...", explica Sánchez.

Esta enfermedad es de base genética y autoinmune, por lo que cuando se detecta en una miembro de la familia se suelen realizar pruebas a los descendientes o ascendentes. Rosa Sánchez buscó ayuda médica tras detectar calvas a su hija -un síntoma raro de la celiaquía-, que tardó dos años y medio en conseguir el diagnóstico. La intolerancia al gluten dio la cara en la segunda prueba. Zoe, que es alérgica al huevo desde pequeña, no sufría ni dolores de tripa ni pérdida de peso, que son otros indicios más comunes. Ahora es su madre quien está realizándose las pruebas. Las primeras han dado negativo, pero como los síntomas persisten y es genético, será evaluada de nuevo.

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