Juan Carlos Blanco Periodista y consultor de comunicación
OPINIÓN

'Human' Sánchez

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, jugando a la petanca en Coslada.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, jugando a la petanca en Coslada.
Moncloa
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, jugando a la petanca en Coslada.

Un consejo. Si llaman a tu puerta y es un señor trajeado de aspecto agradable y voz grave pero suave que se presenta como el presidente del Gobierno, ábrele. Es él. El presidente del Gobierno. Y ha venido a hablar contigo de las cosas buenas que tiene la vida y, en particular, de las cosas buenas que tiene su Ejecutivo de coalición. En este último mes, lo hemos visto jugando a la petanca en Coslada, yendo a ver cine español en la Gran Vía, tomando café en casa de dos jóvenes de Parla que cobran el salario mínimo y escuchando confidencias con unos jóvenes ucranianos.

Alguien, en Moncloa, ha visto las encuestas que certifican la erosión de la popularidad del inquilino del Palacio y ha decidido que hay que mostrar que detrás de la figura gélida del presidente hay un señor empático que se llama Pedro y que se apellida Sánchez. Y que ese señor que nos quiere, que nos ama y que nos cuida hará todo lo que sea necesario para salvarnos de los villanos que quieren arruinarnos la vida robándonos el dinero, las ayudas y los derechos que nos corresponden.

La pena de este ejercicio de propaganda es que suena tan impostada que chirría. Cada vez que el presidente nos sorprende con su momento de cercanía exprés, se escucha el sonido de las cámaras de los fotógrafos monclovitas pegando rafagazos con los que inmortalizar el contacto del presidente supremo de todos los españoles con los agraciados por su visita. Y cuando uno ve a los ‘visitados’, se los imagina preguntándose: "¿Pero este hombre qué demonios hace aquí?".

Yo, que me he visto en algunos de estos ejercicios de espontaneidad pactada, ya os digo que es una de esas situaciones en las que, una de dos, o el político es cercano de verdad o, si no, mejor que deje de hacer estas giras por las casas de la gente porque puede provocar un ataque de estupefacción entre los afortunados por su presencia.

Pedro Sánchez tiene sus virtudes y fortalezas, pero la de la cercanía no es una de ellas. Forzarla y fingirla no suele salir bien. Y, en este caso, la campaña de Human Sánchez no es una excepción. 

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