Bruselas etiqueta como "hidrógeno renovable" no solo el procedente de eólica o fotovoltaica sino también de nuclear como quería Francia

Costa, Von der Leyen, Sánchez y Macron, este viernes en Alicante.
Costa, Von der Leyen, Sánchez y Macron, en la cumbre Euromed de Alicante donde se cerró el acuerdo político sobre el H2Med.
EFE
Costa, Von der Leyen, Sánchez y Macron, este viernes en Alicante.

Francia se acaba de apuntar otra victoria frente a España en el terreno energético. La Comisión Europea ha publicado este lunes las esperadas reglas para definir qué es el "hidrógeno renovable", llamada a ser la energía verde que sustituya al gas en el transporte de mercancías o en la industria, y ha confirmado que dentro de esta categoría no solo se incluirá el que se produzca por medio de electricidad generada con energía eólica o fotovoltaica, sino que también será válido el proceso que tenga su origen en energía nuclear. 

Bruselas ha escuchado las demandas de Francia y ha rechazado la posición contraria que reclamaba España en un Acto Delegado aprobado este lunes para establecer qué criterios determinarán que el hidrógeno es de origen renovable. En términos generales, se define así el hidrógeno en el que para su producción, el proceso eléctrico necesario -llamado "electrólisis"- se produzca a partir de energía generada de lo que la ley europea considera "fuentes renovables", "no fósiles", como son la energía eólica, energía solar (solar térmica y solar fotovoltaica) y energía geotérmica, energía ambiente, energía mareomotriz, energía undimotriz y otros tipos de energía oceánica, energía hidráulica y energía procedente de biomasa, gases de vertedero, gases de plantas de depuración, y biogás.

Sin embargo, fija una serie de excepciones en caso de que no sea así donde se abre la posibilidad de tener en cuenta otras fuentes de energía de bajas emisiones en CO2, que es lo que desde hace meses defiende Francia para incluir a la electricidad que se produce en centrales nucleares. Por ejemplo, el presidente francés, Emmanuel Macron, no suele hablar de "renovables", sino de "energía limpia" y de "bajas emisiones" para poder englobar también la nuclear. Así lo hizo, por ejemplo, en la reunión de diciembre de Alicante en la que junto con el presidente español, Pedro Sánchez, y el primer ministro de Portugal, António Costa, cerraron el compromiso político para el proyecto H2Med. Sánchez y Costa hablaron de "hidrógeno verde" y Macron habló "hidrógeno bajo en carbono, limpio, sea de origen renovable o nuclear", en alusión velada a una batalla que Francia ha ganado.

Excepción

La clave está en los criterios que tiene que cumplir la electricidad que se utiliza para la electrólisis, el proceso que separa el hidrógeno del resto de elementos en los que aparece en la naturaleza. En teoría, para que el hidrógeno sea renovable, la electricidad a partir de la que se aísla también debe serlo, pero Bruselas incluye una serie de excepciones que abren la puerta a la electricidad de origen nuclear, no nombrada así, sino con la etiqueta de "bajas emisiones" de CO2.

Según las reglas sobre el hidrógeno que ahora adoptará la UE, tendrá consideración de "renovable" cuando la instalación de electricidad renovable esté directamente conectada con la instalación que produce el hidrógeno o en la misma instalación; cuando la planta de electricidad renovable no se creara o ampliara más de 36 meses antes para generar hidrógeno y cuando la instalación que produce esta electricidad renovable no estén conectada a la red, de tal manera que se pueden medir los flujos para determinar que la electricidad para generar hidrógeno es de origen renovable.

La Comisión también fija una regla para cuando esta electricidad está conectada a la red, con el objetivo de determinar que es de origen renovable y no producida, por ejemplo, con gas natural. En este caso, establece que tendrá etiqueta de electricidad renovable cuando la instalación que la produce está en una zona de oferta donde la proporción media de electricidad superase el 90% en el año anterior.

Sin embargo, establece que cuando no se cumple esta condición, podrán etiquetar su hidrógeno como renovable los productores unidos a una red dentro de una zona donde "la intensidad de emisiones de electricidad es menor de 18 gCO2eq/MJ", es decir, una zonas de bajas emisiones de CO2, que es algo que cumple Francia, gracias a la energía nuclear.

Producción e importación

Con esta condición la Comisión abre la puerta finalmente a considerar el hidrógeno de origen nuclear como "renovable", algo que el Gobierno defiende que solo debería ser el que tiene origen en energías como la eólica o la fotovoltaica. 

"Se nombra como renovable a algo que puede no serlo. En mi opinión, es un error", afirma en una primera impresión el eurodiputado socialista español, Nicolás González Casares, legislador en materia energética. "Se debe fomentar el H2 bajo el carbono también, pero el etiquetarlo como renovable es un engaño, que hará mella en la confianza de la sociedad en la transición energética. Además, debilita las herramientas para crear el mercado de hidrógeno renovable", afirma.

Las normas sirven tanto para el hidrógeno renovable que se produzca y consuma dentro de la UE como el que se produzca en países terceros y sea importando por Europa. En ambos casos, el hidrógeno deberá contar con un certificado de origen que, según las reglas que establece ahora Bruselas tendrán en cuenta restricciones geográficas y temporales en el proceso de producción. 

En el primer caso, en la "correlación geográfica", para que el hidrógeno sea considerado "renovable", el electrolizador -es decir, la instalación para separarlo del resto de elementos mediante un proceso eléctrico- deberá estar en la misma zona que la instalación de generación de electricidad renovable o en zonas distintas -incluso de distintos Estados miembros-, pero interconectadas. 

En cuanto a la "correlación temporal", el objetivo es que, al ser de origen renovable, la producción de hidrógeno sea para el consumo tan inmediato como es por ejemplo la energía eólica o la solar, aunque aquí fija una transición con criterios más laxos, a la espera de que el desarrollo tecnológico permita poner otros más rígidos. Hasta diciembre de 2029, el hidrógeno renovable deberá producirse con electricidad generada en el mismo mes o que lleve un mes almacenada. A partir de enero de 2030, todo deberá hacerse en la misma hora. 

También establece lo que llama "adicionalidad", que la capacidad para producir energía renovable para generar hidrógeno debe ser adicional a la capacidad existente, que es algo que Bruselas dejará para más adelante, para 2038, para instalaciones creadas antes de 2028.

El Parlamento Europeo, los Estados miembros y el sector esperaban estas reglas desde hace más de un año que este lunes en un comunicado la Comisión asegura que "darán seguridad regulatoria a los inversores" para alcanzar el objetivo de la UE de tener en 2030 una producción de 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable doméstico e importar otros 10 millones de toneladas.

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