El terremoto que ha sacudido esta semana Turquía y Siria y ha causado decenas de miles de muertos, también ha dejado tras de sí un paisaje apocalíptico protagonizado por una enorme grieta de 200 metros de ancho y hasta 30 metros de profundidad. 

La fractura atraviesa un campo de olivos en la aldea de Tepehan, en la provincia turca de Hatay, la más afectada. Algunos de los vecinos de la zona han explicado que durante el seísmo se escuchó una fuerte explosión y se pudo ver cómo salía del campo una luz de color verde. 

"Con el pánico inicial, nadie sabía si podíamos salir de casa o si íbamos a sobrevivir. Perdimos la esperanza. En la mañana, cuando vimos lo que pasó aquí, supusimos que esto debía ser el epicentro", ha comentado un vecino en declaraciones a la agencia Reuters.

Las impactantes imágenes aéreas de la falla abierta en el suelo tras el seísmo en Turquía

Tras el terremoto, han podido observar cómo un olivar de 35.000 metros cuadrados ha quedado dividido en dos por una gran hendidura.

Estremecedoras imágenes aéreas de filas de tumbas cavadas para enterrar a miles de muertos por el terremoto en Turquía

Esa interminable cicatriz irregular recorre amplias extensiones de terreno abierto hasta cerca de la ciudad de Tevekkeli, en la provincia de Kahramanmaras, al sur de Turquía.

Las enormes gargantas surgidas cerca del pueblo de Tepehan han provocado islas de tierra marrón grisácea y árboles al borde de nuevos precipicios, tal y como se puede ver en las imágenes tomadas por un dron.

Esta no ha sido la única huella vista desde el aire que ha dejado el terremoto de Turquía. La empresa estadounidense Maxar Technologies ha mostrado imágenes de satélite donde se aprecia una ruptura de la línea de falla aparecida en la superficie terrestre en Nurdagi, Turquía, muy cerca del epicentro donde han ocurrido los seísmos el pasado lunes.