Sólo 10 de los 1.643 detenidos por incendios forestales desde 1998 están en la cárcel

  • Las condenas pueden llegar a los 20 años.
  • Sin embargo, resulta muy difícil esclarecer el origen del fuego y localizar después a los culpables.
Un hidroavión lucha contra el fuego en Vilafamés, Castellón, este jueves.
Un hidroavión lucha contra el fuego en Vilafamés, Castellón, este jueves.
Domenech Castelló / Efe
Un hidroavión lucha contra el fuego en Vilafamés, Castellón, este jueves.

Muchos incendios, muy pocos detenidos y muchas menos condenas aún. Esta ecuación resume la batalla contra los incendios forestales en España. Las llamas devoran pastos, árboles, bosques... y el impacto y el rechazo social que generan estas imágenes no obtienen luego la respuesta policial y judicial adecuada.

Las estadísticas así lo demuestran. Desde el año 1998 han sido detenidas e imputadas en España 1.643 personas acusadas de provocar fuegos forestales, según datos del Poder Judicial. Menos de 200 fueron finalmente condenadas y a día de hoy sólo 10 cumplen prisión por este delito (el 0,6% de los arrestados).

Un bagaje muy pobre que demuestra lo complicado que es luchar contra pirómanos (personas con un trastorno mental) e incendiarios (delincuentes que queman para dañar). 2008 resume la situación.

El año pasado se investigaron 11.600 incendios. En el 57% de los casos no se pudo esclarecer el móvil. En el resto, el 43%, sólo se pudo detener o imputar a 436 personas.

El Seprona de la Guardia Civil testifica lo difícil que es esclarecer el origen de un fuego y arrestar a alguien si tras las llamas hay responsables. Y pone un ejemplo. "En 2008 investigamos 1.929 incendios. Sólo se esclarecieron 566, de los que 248 fueron intencionados, que llevaron a 37 detenciones y la posterior imputación solo de 10". Descorazonador.

96.000 hectáreas

Este es el peor verano desde 2006. Ya hay 60 detenidos, las llamas ya han quemado 96.000 hectáreas y han muerto 11 personas. Los últimos incendios de la temporada estival se declararon este jueves en Vilafamés (Castellón) y Baza (Granada).

Y las previsiones para lo que queda de verano no son nada halagüeñas: hasta siete comunidades están en alerta este viernes. Las zonas más 'calientes' son el valle del Ebro, norte de León y algunos puntos de Zamora, Orense, Cádiz y Canarias.

Incendios por placer y para seguir trabajando:

Historias de un pirómano y de un incendiario

Aún no tiene 18 años pero se ha convertido en el enemigo número uno de los montes gallegos. El Bomba, como se le conoce en A Coruña, ha provocado más de seis incendios de gran y mediana envergadura "que se conozcan", explica a 20 minutos Álvaro García, fiscal de Medio Ambiente en Galicia.

"Sólo quemaba para ver el fuego. No tenía otra motivación. Se quedaba embelesado mirando mientras las llamas lo arrasaban todo. Siempre lo admitió en los juicios: decía que no lo podía evitar", cuentan desde la Fiscalía gallega.

En la actualidad cumple condena en un centro de menores donde recibe tratamiento psiquiátrico.

El Bomba fue evaluado por los médicos que le diagnosticaron un trastorno del control de los impulsos. Esos médicos serán los que dictaminen cuándo está rehabilitado y pueda salir así a la calle.

Los casos como el de El Bomba no son mayoría, pero sí los que más impacto social generan. Según un estudio de Greenpeace que analiza los incendios de la última década, sólo el 7,4% fueron provocados por pirómanos.

"Llamar la atención"

Juan Antonio Navarro, apodado El Chito, 37 años, no está loco. No es un pirómano como El Bomba, pero en julio de 2007 provocó el mayor fuego en la historia de Canarias: 19.291 hectáreas ardieron en la isla de Gran Canaria.

Juan Antonio no es un agricultor irresponsable, ni un ganadero inconsciente, ni un mal cazador, ni un imprudente, alguno de los calificativos que utiliza Greenpeace para definir los distintos tipos de incendiarios.

El Chito está dentro del grupo de 'interesados'. Harto de tener todos los veranos un contrato temporal como vigilante forestal, decidió quemar unas hectáreas para que le prolongaran el empleo. No quería quemar la isla, "sólo llamar la atención para no perder mi trabajo", declaró ante la Guardia Civil cuando fue detenido.

Con una caja de cerillas provocó una catástrofe ecológica. Lleva en la cárcel desde julio de 2007 a la espera de juicio. Se puede enfrentar a una condena de entre 10 y 20 años.

Hablan los expertos

La tragedia del pirómano

Disfrutan viendo cómo el fuego que ellos han provocado arrasa todo lo que se interponga a su paso. Son conscientes del daño que hacen a bosques y ecosistemas, pero son incapaces de controlar sus impulsos. El dilema es tal que la mayoría suele ingerir grandes cantidades de alcohol antes de quemar. De esta forma liberan la tensión que les produce su impulsividad y olvidan el daño que provocan. Su tratamiento es complicado. Carecen de voluntad.

Elena Borges (psicóloga clínica)

Entre 10 y 20 años de cárcel

La utilización de fuego como herramienta en el campo (para abrir pasos, limpiar solares o espantar a depredadores de la cosecha) se ha convertido en el principal detonante de los incendios en España. Después estaría la venganza (entre vecinos) y la especulación urbanística. Estos incendiarios provocan un desastre medioambiental, penado con entre 10 y 20 años de cárcel (sin contar si se producen víctimas mortales o desperfectos en viviendas).

Álvaro García (fiscal de medio ambiente)

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