La división entre PSOE y Podemos amenaza con tumbar una ley del Gobierno por primera vez en el reinicio de la actividad parlamentaria

  • El jueves se votará definitivamente en el Congreso la ley de bienestar animal sin garantías de que vaya a ser aprobada.
  • Los partidos del Ejecutivo siguen presionándose para alcanzar un acuerdo 'in extremis' que evite que la norma sea derribada.
La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, en el Senado.
La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, en el Senado.
EFE
La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, en el Senado.

Comienza febrero, el Congreso vuelve a celebrar sesiones semanalmente y el Gobierno se enfrenta a un fantasma que había conseguido esquivar durante toda la legislatura: la posibilidad real de que la falta de entendimiento entre PSOE y Unidas Podemos acabe derribando una ley promovida desde el Consejo de Ministros. Eso es justo lo que ocurrirá el próximo jueves, si un acuerdo o un paso atrás de última hora no lo remedian, con el proyecto de ley de bienestar animal a causa del desencuentro entre socialistas y morados por la exclusión de los perros de caza como beneficiarios de las medidas de protección que recoge la norma.

Ese asunto lleva tiempo siendo motivo de choque entre PSOE y Unidas Podemos, y en los últimos meses los distintos intentos de llegar a un acuerdo han caído en saco roto y han dado lugar a varios episodios dantescos, incluida la ruptura en el último momento por parte del PSOE de un acuerdo ya alcanzado. Los socialistas, después de varios vaivenes, finalmente se aliaron a finales de diciembre con PP y Vox para excluir a los perros de caza y el resto de animales que participan en actividades profesionales de las medidas de protección que recoge la ley contra el criterio de Unidas Podemos, que lleva desde entonces reclamando a los socialistas que den marcha atrás.

Esas presiones, no obstante, no han dado frutos por el momento, y precisamente por eso la aprobación definitiva de la ley de bienestar animal está en entredicho. PP y Vox, que sacaron al PSOE las castañas del fuego y apoyaron en diciembre su enmienda para excluir a los perros de caza de la norma, no tienen ninguna intención de apoyar en el Pleno del Congreso del próximo jueves -cuando se reanudará la actividad parlamentaria ordinaria y se debatirá la ley- la puesta en marcha definitiva del texto. Y Unidas Podemos -que lidera el Ministerio de Derechos Sociales que ha redactado la ley- ha dejado en el aire el sentido de su voto, sin el cual la norma caería.

Las negociaciones entre ambos partidos no se ha roto en ningún momento, pero en enero las posturas no se han movido y parece poco probable que el PSOE se avenga a volver a poner a los perros de caza al mismo nivel de protección que al resto, especialmente tras haber dado el paso de excluirlos. El calendario tampoco ayuda a los socialistas, ya que, con la cercanía de las elecciones autonómicas de mayo, algunos barones del partido en comunidades con una importante presencia cazadora, como el presidente castellanomanchego Emiliano García Page, se han unido a las reclamaciones de empresarios rurales y entidades cinegéticas para apoyar esta exclusión.

Unidas Podemos, no obstante, ha seguido presionando públicamente al PSOE, la última vez por boca de la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, que el jueves volvió a pedir a su socio de Gobierno que retire su enmienda y aseguró que esa medida solo beneficia al "lobby de la caza" y "no responde a la sensibilidad de mayoría de españoles que quieren cuidar a los animales". Pero los morados también están entre la espada o la pared: si el PSOE se niega a rectificar, Unidas Podemos se enfrentará a la disyuntiva de apoyar una ley que a su juicio queda coja o, por el contrario, votar por primera vez en contra de una norma promovida por el Gobierno y, para más inri, por un ministerio controlado por los propios morados. 

Los votos de ERC y Bildu, también en el alambre

En cualquier caso, la aprobación definitiva del texto no solo depende de PSOE y Unidas Podemos. Los votos de ERC y EH Bildu, como mínimo, también son necesarios para que el Congreso dé luz verde al texto el próximo jueves, y ambas formaciones arrastran un tremendo enfado con los partidos del Gobierno por la forma en la que se ha tramitado la ley de protección animal, así como con el fondo de la misma y los cambios que ha introducido el PSOE en el último momento de la tramitación.

Ese descontento se plasmó el pasado diciembre, cuando la comisión de Derechos Sociales del Congreso dio luz verde a que la norma se someta a debate y votación ante el Pleno de la Cámara Baja. Entonces, el diputado republicano catalán Joan Capdevila conminó "a todos los grupos a hacer un último esfuerzo" para alcanzar un acuerdo después de haber asistido, dijo, al "mejor de los ejemplos de cómo no debe tramitarse una ley". Y su homólogo de EH Bildu, Jon Iñarritu, rechazó intervenir por su "enfado" ante los vaivenes que ha experimentado el texto.

La tensión por la posible caída de esta norma se suma al tira y afloja que están manteniendo estos días PSOE y Unidas Podemos a causa de la modificación de la ley del solo sí es sí, que los socialistas amenazan con intentar reformar unilateralmente en caso de que los morados no se avengan a aceptar la propuesta del Ministerio de Justicia al respecto. Hasta ahora, en ninguna de las leyes que han estado sobre el alambre, como ocurrió con la ley trans, la coalición ha llegado a romper la disciplina de voto. Si se traspasa esa línea, la alianza de Gobierno entraría en terreno desconocido.

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