Mariano Gistaín Periodista y escritor
OPINIÓN

Miénteme como si me quisieras

Rosalía.
Rosalía.
SAMIR HUSSEIN / GETTY
Rosalía.

"Miénteme", dice Rosalía en su última canción, que se titula (como la OTAN) con las siglas: LLYLM: "lie like you love me" / miente como si me quisieras. Versión comprimida del famoso diálogo de la peli Johnny Guitar (Nicholas Ray, 1954):

JOHNNY: Dime algo bonito.

VIENNA: Claro. ¿Qué quieres que te diga?

JOHNNY: Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años.

VIENNA: Te he esperado todos estos años.

JOHNNY: Dime que habrías muerto si yo no hubiera vuelto.

VIENNA: Habría muerto si tú no hubieras vuelto.

JOHNNY: Dime que me quieres todavía, como yo te quiero.

VIENNA: Te quiero todavía, como tú me quieres.

JOHNNY: Gracias. Muchas gracias.

Rosalía ha publicado esta cancioncilla maravillosa que es La isla bonita de Madonna y Lola Flores y Concha Piquer, cuya vida ha novelado Manuel Vicent en Retrato de una mujer moderna.

Ha salido Rosalía y con esta cancioncilla ha disipado la pesadez de los tanques, que son el mix de enero de 2023: los carros de combate, que ya no sirven para el combate, se han apoderado de la colina de nuestros sueños.

Un objeto absurdo, obsoleto, que no sirve para nada y que necesita –como explica Gan Pampols–, una cohorte de servidores y una logística que ni Amazon podría abastecer. Ese artilugio de las guerras antiguas no decidirá los frentes de Ucrania pero ha ocupado nuestras vidas. Es como inundar el mundo de repente con las cuadrigas de Ben-Hur o de los Hititas. ¿A qué fin?

Esto de los carros de combate debe de ser un error del sistema, por usar el código Matrix, que es el único que funciona. Ya han construido un moñaco de metal líquido que se licúa y cambia de forma como el de Terminator II. Editan cada gen de un ser vivo y seguro que en alguna parte están fabricando un supersoldado.

La guerra es el motor de la innovación, como enseña el Proyecto Manhattan y su bomba atómica (hace unos días han ajustado el Reloj del Fin del Mundo a 90 segundos).

Como vemos en la invasión de Ucrania y en la larga serie desde Vietnam, la guerra no tiene más utilidad que inventar, producir y vender nuevas armas. Las guerras, como todo, se emprenden para hacer negocios y bombear contenidos y apoderarse de los corazones. Por eso un general de USA espolea a sus subordinados porque, ha declarado, en 2025 habrá guerra con China.

Así que el fervor de tanques de estas semanas (Quincena del Tanque) debe de ser mero marketing. A veces el marketing no lo impulsa una remota corporación, por ejemplo, en este caso, una fábrica de Leopard’s, o de Abrams, sino que surge de los abismos elementales de la especie, digamos del alma junguiana de nuestras esquirlas de ADN neandertal. Nos apareamos con ellos luego somos un poco ellos. Arqueólogos han documentado en Madrid un “cementerio” de cornamentas de animales cazados por neandertales, un santuario o un aula de hace 40.000 años, así que todo podría encajar (incluso el emblema imborrable de los cuernos de bisonte de la toma del Capitolio en USA), pero no es necesario forzar los símbolos, la explicación más simple es la más probable: la habitual corrupción se dispara en una guerra, así que los carros de combate, como casi todo lo demás que ocupa nuestro pantalleo, debe de ser lobi y agitprop.

La corrupción no necesita guerras para prosperar, pero el jaleo siempre ayuda: los paraísos fecales van a más, un jefazo del Reino Unido ha sido cesado por evadir impuestos y Zelenski tiene un problema gordo. ¡Más tanques! Roberto Saviano advierte cada año que España es zona franca para la mafia. Quizá por eso el tema solo asoma de forma intermitente, cuando lo trae Saviano, y enseguida desaparece.

Miénteme, dime que me quieres.

¿A qué fin tanto tanque en la agenda? Los tanques tapan la realidad, que ya está sepultada bajo tantas capas que no hay forma de verla.

El estribillo en la preview de Rosalía: "miente como si me quisieras", es lo más acertado en estos idus de enero del 2023.

Cuando los hackers revenden por cuatro perras las bases de datos de estados enteros –y de comunidades autónomas–, cuando TikTok ha ganado la batalla de las redes y cuando preguntarle al oráculo Chat GPT-3 es el único alivio a la soledad, los tanques ocupan más materia gris de la que merecen. Debe de haber algo más y lo sabremos cuando, como escribió, Charles Simic, a nadie le importe. El tanque es el último gañido del gasoil.

Rosalía, como Joan Crawford y Sterling Hayden, ha dado el lema de estos días: miénteme como si me quisieras.

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