Felipe VI cumple 55 años afianzado en su papel de jefe del Estado ante un año político decisivo

Ilustración del rey Felipe VI
Ilustración del rey Felipe VI
Henar de Pedro
Ilustración del rey Felipe VI
Ilustración del rey Felipe VI.
Henar de Pedro - EP

El rey Felipe VI cumple este lunes 55 años, de los cuales está a punto de celebrar nueve al frente de la Jefatura del Estado. Un papel en el que se ha ido afianzando y reforzando, y así quedó patente en su último mensaje de Nochebuena, que cerró un diciembre negro para las instituciones españolas tras el choque entre el Poder Legislativo y el Tribunal Constitucional a cuenta de las últimas reformas legales del Gobierno. Al mismo tiempo, este cumpleaños llega tras una larga temporada de distanciamiento con su familia, relaciones a las que ahora parece que ha ido llegando el deshielo.

El monarca, que no tiene actos en agenda y celebrará su cumpleaños en privado, sopla las velas totalmente consolidado en su papel de jefe del Estado y en un año 2023 que va a ser decisivo tanto en el plano nacional -con las sucesivas convocatorias electorales que se avecinan- como en el internacional, con la guerra en Ucrania como foco principal de las tensiones geoestratégicas. 

En una Europa que vive una guerra y afronta sus consecuencias, y en un año en el que la crispación política en España llegará a máximos con la convocatoria de dos procesos electorales -autonómicas y locales en mayo, generales en diciembre-, el monarca también vivirá un acontecimiento crucial en lo personal y para el futuro de la Jefatura del Estado: el 18 cumpleaños de su hija mayor, la princesa Leonor.

El conflicto en Ucrania ha centrado buena parte de los discursos del monarca en los últimos meses, habida cuenta de las graves consecuencias que está acarreando para el país europeo y los efectos que está teniendo en la escalada de precios que tanto sufren las familias españolas. "Daño inmenso e irreparable", "destruye vidas, proyectos de futuro, ilusiones y esperanzas", fueron algunas de las palabras que pronunció Felipe VI durante su discurso en los Premios Princesa de Asturias, donde, no obstante, también quiso dejar un hueco a la esperanza al mostrarse seguro de que "la guerra jamás va a destruir la cultura ni los valores, ni la libertad, ni la dignidad de los seres humanos". 

"La subida de los precios, especialmente de los alimentos, provoca inseguridad en los hogares. Tener que hacer frente a gestos cotidianos, como encender la calefacción o la luz o llenar el depósito de gasolina, acaba siendo una fuente de preocupación e implica en muchos casos importantes sacrificios personales y familiares", lamentó el día de Nochebuena, un discurso en el que cada año el monarca se dirige directamente a los españoles. Pero a ellos también les quiso transmitir un mensaje de ánimo para confiar en que "las cosas pueden cambiar y mejorar" y "lo primero" es "tener confianza en nosotros mismos, como nación".

Aviso a la clase política

El pasado 24 de diciembre, no obstante, el discurso de Felipe VI pivotó fundamentalmente en torno a la crisis institucional abierta en diciembre por la falta de acuerdo para renovar el Tribunal Constitucional y la resolución que emitió este mismo órgano y que impidió la votación en el Senado de una propuesta del Gobierno para propiciar ese desbloqueo.

Y ante esta situación, el jefe de Estado mandó un claro mensaje a la clase política y a todas las instituciones, a las que advirtió de que en democracia no hay que dar nada por hecho, pues siempre hay "riesgo" de "división", "deterioro de la convivencia" y de "erosión" institucional, y por ello, hizo un llamamiento a la "responsabilidad" de todos para no debilitar el espíritu de la Constitución, así como a "reflexionar de manera constructiva sobre las consecuencias" que podría acarrear ignorar esos riesgos.

Había mucha expectación en ese discurso los días previos después de las convulsas semanas que le precedieron y el rey fue muy claro al resumir lo que él considera que son los grandes peligros a los que se enfrenta nuestro país a raíz de la crispación vivida en diciembre: "la división es uno de ellos; el deterioro de la convivencia es otro; la erosión de las instituciones es el tercero". Fue dicho y hecho: unos días después, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) desbloqueó la renovación del Constitucional y nuevos magistrados tomaron posesión en el órgano de garantías.

Como remarcó el periodista José Apezarena en una reciente entrevista con 20minutos, el jefe de Estado siempre apela a la Constitución como "elemento clave" para la resolución de los problemas a los que se enfrenta nuestro país. "Es interesante, porque a veces la gente puede preguntarse dónde está el rey. Pasó en la crisis catalana, pero salió a hablar. Y este año, ante la paralización de la justicia, habló de la necesidad de que las instituciones cumplan la ley. Pero él es rey de todos y no puede tomar parte. Dice, pero con mucho cuidado. Y siempre acudiendo a la Constitución como elemento clave".

Cuenta Apezarena, el rey es "un hombre metódico, tranquilo, ordenado" y "se prepara muy bien los discursos", como hizo, según el periodista, con el del 3 de octubre de 2017, justo después del referéndum independentista en Cataluña, uno de los momentos más tensos que ha vivido como jefe del Estado y que le llevó a dirigirse a los españoles de forma excepcional, fuera del habitual mensaje de Nochebuena. Algo que solo ha hecho en otra ocasión más: en marzo de 2020 debido a la pandemia de coronavirus.

Felipe VI llega a los 55 años afianzado en su figura tanto en España como en el exterior. Gran embajador de nuestro país en sus viajes internacionales, ayuda a promocionarlo y a atraer inversiones. Es constante, además, su presencia en la toma de posesión de presidentes latinoamericanos: la última, el pasado 1 de enero para la de Luis Inácio Lula da Silva en Brasil.

Búsqueda de la ejemplaridad

En la consolidación de su papel, el monarca también ha priorizado la ejemplaridad dentro de Zarzuela, una de sus obsesiones tras la abrupta salida de su padre al frente de la Corona. A pocos meses de cumplir nueve años como cabeza de la institución, el rey ha querido impulsar la transparencia de Zarzuela y los españoles ya conocen su patrimonio -2,57 millones de euros- y el Tribunal de Cuentas fiscalizará los ingresos y gastos de la Casa Real.

En 2023, la institución y la familia real dispondrán de un presupuesto de algo más de 8,43 millones de euros, la misma cantidad que el Gobierno les asignó el año pasado y el anterior. Es decir, Zarzuela cumple tres años con sus cuentas congeladas, justo los tres proyectos presupuestarios diseñados por el Ejecutivo de coalición de PSOE y Unidas Podemos. Y la partida reservada a la Casa del Rey es la única que no crece respecto a 2022, ya que todos los ministerios, así como las Cortes Generales y el Poder Judicial, elevan su gasto en mayor o menor medida.

La ejemplaridad que busca el monarca era el centro de sus primeros discursos de Nochebuena, con lo que buscaba alejar la institución y su persona de los comportamientos de su padre que habían salido a la luz en la última etapa del reinado de este y, sobre todo, tras su abdicación. Después de años de informaciones sobre irregularidades fiscales y patrimonios millonarios acumulados fuera de España, lo que derivó en tres investigaciones de la Fiscalía, el año pasado llegó el archivo de las pesquisas y el inicio de un proceso de deshielo en las relaciones entre padre e hijo, solo interrumpido por la visita de Juan Carlos I a Sanxenxo el pasado junio y cuya exposición no gustó en Zarzuela.

Las diferencias fueron solventadas en una reunión que ambos mantuvieron en el despacho de Felipe VI, el rey emérito volvió a Abu Dabi y en los siguientes meses la discreción ha sido la tónica de la vida de Juan Carlos I. Ambos se volvieron a ver después en el funeral por Isabel II, pero la distensión definitiva se pudo ver hace apenas unas semanas, en el entierro del rey Constantino de Grecia. En este marco las cámaras captaron el abrazo que se dieron el monarca y su padre y, de hecho, el funeral propició una imagen de unión familiar en torno a la reina Sofía tras la pérdida de su hermano.

El gran apoyo de Felipe VI es su mujer, la reina Letizia, que forma parte de un proyecto que es la nueva monarquía más cercana y útil que el rey, desde que fue proclamado en 2014, está empeñado en moldear y en la que domine la ejemplaridad. Letizia es pilar fundamental de ese objetivo. La curiosidad derivada de su pasado profesional como periodista, su excelente conocimiento del inglés y las causas sociales en las que se involucra, como la lucha contra las enfermedades raras o la cooperación internacional, la han convertido en embajadora, no solo de la Casa Real, sino del país, en sus apariciones internacionales.

Como embajadores de causas sociales, y al ser la reina periodista de profesión, Felipe VI y Letizia fueron presidentes de honor del 73 Congreso Mundial de Medios organizado por la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (WAN-IFRA, por sus siglas en inglés) y celebrado en Zaragoza el pasado septiembre. En su discurso, el monarca ensalzó el "ineludible papel" de los medios de comunicación en un contexto de incertidumbre global, pues "con su trabajo diario fortalecen las instituciones y la democracia", y les pidió responsabilidad para ayudar a la sociedad a "avanzar con más solidez y seguridad".

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