La alta capacidad da un paso al frente: "La palabra superdotado ha adquirido un cariz peyorativo en la cultura de la normalidad"

  • Tres adultos con alto CI cuentan su experiencia a 20minutos y piden más adaptación en la empresa.
  • Los especialistas citan desventajas como que se les tache de "trepas" cuando en realidad quieren ayudar.
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Tres adultos con altas capacidades hablan para '20minutos'.
JORGE PARÍS
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No existe un registro oficial en España de adultos a quienes se les ha detectado altas capacidades, pero se calcula que el 10% de la población las tiene. Tampoco hay un consenso a nivel autonómico en su determinación: en Madrid se pide un coeficiente intelectual (CI) de 130, que es lo estandarizado a nivel científico, mientras que en Andalucía se establecen perfiles en función de combinaciones de percentiles y se tienen en cuenta talentos simples y talentos complejos en diferentes áreas. Una vez superan los obstáculos de un sistema educativo que se deja por el camino al 90% de los escolares con altas capacidades sin identificar -según el último informe realizado por la organización El Mundo del Superdotado-, aterrizan en un mercado laboral que tampoco está adaptado para aprovechar su talento. "La palabra superdotado ha adquirido un cariz peyorativo en una cultura de la normalidad", lamenta a 20minutos Rafael Gil, un empresario de 41 años que define sus altas capacidades no como saber más y de todo, sino como una forma de "sentir y pensar diferente"

Si los escolares con altas capacidades se enfrentan en la etapa educativa a un sinfín burocrático para adaptar su currículo o adelantar uno o varios cursos, en la vida adulta llegan a un ecosistema empresarial que "no está formado" para exprimir sus aptitudes de análisis y resolución de problemas. Prueba de ello es que suelen durar en los trabajos "entre dos y tres años", hasta que topan con un sistema "rígido" que "ahoga" su creatividad. Así lo describe Alba De Mingo, que es la presidenta de Educade, una asociación centrada en la educación a la diversidad que también aborda los "tremendos problemas" que los adultos con altas capacidades tienen en el trabajo.

Anna Roig, joven emprendedora también con altas capacidades, se pronuncia en la misma línea: "La situación de los colegios se puede comparar con el mundo empresarial. Sí que hay empresas que aprovechan el talento, pero en la mayoría, que son las más convencionales, no se tiene en cuenta y muchas veces se castiga el proponer ideas si no tienes un cargo para eso. Es frustrante".

La especialista Carmen Sanz Chacón ya recogió en su libro La maldición de la inteligencia (Plataforma, 2014) los problemas que puede acarrear tanto en el ámbito educativo como familiar y sanitario la inteligencia excesiva. Para Anna Roig, lejos de considerarlo un don envenenado, prefiere quedarse con el lado positivo: "Se habla mucho de esa arma de doble filo, es una conexión brillante con tu cabeza que muchas veces no encaja. Creo que lo más importante es entenderse a sí mismo y por qué hacemos las cosas. Es aceptar un hecho neutro, como quien es rubio o pelirrojo".

Desde Educade describen así el panorama: "Suele ocurrir que cuando están estudiando, su talento no está bien orientado, con lo cual acaban eligiendo profesiones que quizá no eran lo mejor para ellos. Y, después, se encuentran con un sistema laboral muy estricto, rígido, donde no se tiene en cuenta la creatividad. Si constriñes a una persona de altas capacidad lo que tiene que hacer, le genera frustración. Nos encontramos con adultos con depresiones o que cambian constantemente de empleo porque no son capaces de aguantar en un mismo trabajo. Ni las empresas ni los departamentos de Recursos Humanos están formados en altas capacidades, y menos aún en doble excepcionalidad", lamenta su presidenta en una videollamada con 20minutos.

-¿Se os sigue tachando de 'listillos' o está mal visto pedir más trabajo?

-En entornos de trabajo hay acoso, porque imagínate, si un compañero trabaja el doble que tú en el mismo tiempo, en vez de ayudar y facilitar, se le presiona para que trabaje menos. Es ridículo pero ocurre en la vida real.

Para adaptar un puesto de trabajo a una persona con altas capacidades, De Mingo aboga por emular el modelo SEM, analizando primero los intereses y capacidades de cada caso para después asignarle trabajo por objetivos con cierta autonomía. "La gente que conozco que lleva mucho tiempo en una empresa es porque trabaja por proyectos", expone.

Mónica Quintana es coach y estratega experta en innovación, talento y liderazgo. Fundadora y CEO de Mindset

Desde Mindset, una consultora dedicada a potenciar el talento, su fundadora Mónica Quintana es tajante al afirmar que el tejido empresarial español está "lejos" de estar adaptado a los altos potenciales o saber aprovecharlos, "salvo algunos tímidos avances en el mundo de la gran corporación, como con programas de aceleración del talento, pero casi siempre revestidos de eufemismo. No se habla de las altas capacidades porque la mayoría están sin identificar, y de estas, una buena parte son mujeres", lamenta. La especialista sentencia que "España no está aprovechando su talento", al tiempo que reivindica "salir del armario de las altas capacidades" para luchar contra las "suspicacias" que se generan en algunos contextos. "Tenemos que superar vergüenzas patrias. Hay un acervo cultural que nos hace pensar que todo lo de fuera es mejor".

El tejido empresarial español está "lejos" de estar adaptado a los altos potenciales, "salvo tímidos avances en la gran corporación"

Por la consulta de Federico Fernández Gil, psicólogo especializado en adultos con altas capacidades, han pasado muchos pacientes como los descritos por De Mingo. Su bagaje le permite radiografiar los pros y contras de esta cualidad en el mundo laboral. Como ventaja destaca la rápida capacidad de aprendizaje, la visión global de la empresa que tienen estas personas, la gran curiosidad que les lleva a profundizar en temas y enriquecer su trabajo propio y el de la empresa y su gran capacidad organizativa y creativa. "Son quienes en una reunión proponen la idea que no se le ha ocurrido a nadie", ejemplifica a 20minutos.

Como desventajas, cita que "se les puede ver como trepas" al proponer más allá de lo que se les pide, "cuando en realidad buscan el buen funcionamiento de la empresa", el aislamiento social que pueden sufrir en la oficina si los compañeros les perciben como diferentes y la "dificultad para realizar tareas repetitivas o monótonas. No encajan en líneas de montaje", describe. A estos inconvenientes, Quintana añade la invisibilidad: "Lo que no se ve, no existe. No se entiende y no se trabaja en la adaptación". Esto implica, entre otras cosas, "tener jefes que no les entienden, que no les dejan crecer y, a menudo, les intentan tapar porque no soportan tener a una persona más capaz en el equipo".

Entre los inconvenientes, los especialistas citan la invisibilidad o tener jefes que les intentan tapar y les impiden crecer

El perfil descrito por el psicólogo encaja con Roig, que relata a 20minutos: "Cada uno es un mundo, pero a muchos nos pasa que no nos gusta la autoridad, sobre todo si no tiene en cuenta nuestras necesidades y lo que podamos aportar. En empresas convencionales en las que hay un jefe que te manda y en la que trabajas más como una máquina que como una persona pensante, no lo solemos llevar bien porque no podemos aportar lo que tenemos dentro. Si son órdenes que considero justas y respetuosas, me parecen bien, pero al final siempre veía una forma mejor de hacer las cosas y, al final, lo dejé". Encontró su "flow" (fluir, en inglés) al crear Proyecto Zebra, donde ayuda a personas en su misma situación y se siente realizada.

Fernández Gil explica que los test se componen de pruebas verbales (con ejercicios numéricos y verbales) y no verbales (con actividades de lógica o espaciales) que consisten en presentar estímulos a los que hay que responder. En función de las respuestas, se comprueba si la persona evaluada ha entendido o no la cuestión. Con estas pruebas se miden aptitudes intelectuales de lógica, espacio, verbal, matemática y memoria. Contar con una aptitud intelectual destacada se considera "un talento"; con varias, "talento completo"; y con todas, "superdotado, que se enmarca dentro de las altas capacidades y quiere decir que se le da muy bien todo". Se calcula que el 2% de la población es superdotada.

Fernández Gil apunta que las altas capacidades tienen un 40% de componente genético y un 60% ambiental. Esto quiere decir que la cualidad no se pierde, si bien podría mantenerse latente si no se detecta o no se estimula a lo largo de la vida.

"Hay mucho miedo a las personas con altas capacidades"

La directora de Proyecto Zebra, Anna Roig, posa para '20minutos' en Madrid.
La directora de Proyecto Zebra, Anna Roig, posa para '20minutos' en Madrid.

Anna Roig nació hace "menos de 30" años -se resiste a concretar su edad- en Manacor, Mallorca. A los 15, con el Bachillerato y la Selectividad superada, se matriculó en Comunicación Audiovisual y comenzó la carrera de piano, que terminó a los 19 años. Su oído absoluto ayudó. También se ha formado en Pedagogía y altas capacidades. Habla cuatro idiomas. Después de estar dando clases en un instituto y tras pasar por una empresa en la que no duró mucho, en abril del año pasado decidió crear Proyecto Zebra, una organización dedicada a la atención de las altas capacidades y el desarrollo del talento "y todas aquellas excepcionalidades que puedan tener que ver con esos dos temas". Se refiere esta joven emprendedora a personas que están diagnosticadas de autismo o trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), por ejemplo y, además, tiene altas capacidades.

Sufres mucho por todo y se te trata de exagerada"

En su caso, a los 6-7 meses comenzó a gatear. Con dos años aprendió a leer por su cuenta y, a los cuatro, las sospechas en el colegio se confirmaron: fue diagnosticada de "precocidad intelectual". Como la mayoría de las pruebas se aplican a partir de los seis años de edad, fue a esa edad cuando le detectaron formalmente altas capacidades. Tras una gran lucha por parte de sus padres y varias adaptaciones curriculares, consiguió avanzar dos cursos, pero a costa de sufrir bullying. "Pero eso me enseñó a sobreponerme y a dedicar energía y tiempo a las personas que me aportaban. Para encontrar amigos afines o una pareja quizá tenemos más trabajo, pero todo se consigue porque somos más de los que parece". 

Entre los obstáculos que refiere en el ámbito social está la alta sensibilidad -"sufres mucho por todo y se te trata de exagerada"- o el hecho de que al hablar de sus trayectorias, las personas que no les conocen queden abrumadas -"hay mucho miedo a las personas con altas capacidades". Niega que ser poco empático o sociable sea una cualidad ligada a las altas capacidades, pero sí reconoce que le cuesta más encontrar personas con intereses o aficiones afines. Cuando en una quedada con amigos "lo normal es hablar de fútbol", ella prefiere comentar el último documental o pódcast que ha escuchado, o el viaje que esté planeando. 

"Hay que buscar el talento y adaptar los puestos de trabajo"

Rafael Gil, abogado con altas capacidades, posa en su despacho para '20minutos'.

El caso de Rafael Gil, abogado y gestor administrativo de 41 años, difiere del de Anna Roig porque él descubrió que tenía altas capacidades hace apenas dos años y medio, después de evaluar a sus hijos, que empezaban a tener problemas en el colegio que a él le "resonaban" a su infancia. Sus hijos resultaron ser de altas capacidades y la evaluación le ayudó a "entenderles mejor".

Esta detección la recibió con un "enhorabuena" y para él es un "privilegio". Sin embargo, viene con "problemas asociados". "El esfuerzo y lo que hagas con ella depende de cada uno, pero es una herramienta que puede ayudar mucho en el desarrollo laboral porque está relacionada con una gran creatividad, con la capacidad de análisis predictivo, de encontrar soluciones y de tomar decisiones en coyunturas negativas o momentos de incertidumbre". 

Llega un momento que te llena tomar tú las decisiones, porque en ciertas empresas supone estar atado de pies y manos"

No obstante, lamenta que "en determinados ámbitos" estas ansias por profundizar pueden resultar un aspecto negativo. También Gil menciona que la rutina y la desmotivación "cuestan mucho". "Pero lo voy salvando haciendo muchas cosas". La multitarea le hace sentirse cómodo. Además de ocuparse en su despacho de análisis de riesgos para empresas o de estudiar la mejor manera de llevar el caso de un cliente, está dado de alta en el turno de oficio de violencia de género ciertos fines de semana. Anteriormente, ha trabajado para terceros, en una financiera, pero el no emprender o dirigir su propio espacio, o no "tener por encima a una persona que le inspire y de la que aprenda" le resultó "complicado". Al final ha terminado siendo su propio jefe "por una necesidad: llega un momento que te llena tomar tú mismo las decisiones, porque en determinadas empresas supone estar atado de pies y manos. Aunque no pasa en todas las empresas, hay algunas que lo están haciendo fenomenal, pero yo no la encontré". 

Cree que el tejido empresarial, en general, no está adaptado a las altas capacidades ni sabe aprovechar el talento. "Tenemos mucho que aprender. Vivimos en una cultura empresarial muy rígida con carreras estandarizadas. Creo que el talento hay que buscarlo independientemente de la edad y la formación y después, cuando estén dentro de la empresa, aprender a adaptar los puestos y aprender a motivarlos para que su talento no se ahogue, olvidándonos de qué es lo normal para encontrar modelos más originales de gestión de carreras que nos puedan llevar al pleno desarrollo del talento", defiende.

Para él, "la palabra superdotado ha adquirido un cariz peyorativo en la cultura de la normalidad", y lamenta tener que soportar "la losa de que no te puedes equivocar", o comentarios estereotipados como 'si eres tan listo, ¿cómo no sabes hacer esto?'. "Todos nos equivocamos, y yo el primero", asegura, al tiempo que define la alta capacidad como "una forma de sentir y desarrollar pensamientos diferente". Con todo, comprende los "atajos mentales" que se pueden realizar sobre los superdotados: "Da risa la imagen que proyecta Google". Gil, que se define como una persona "muy sociable", cita otros falsos mitos: que ser de altas capacidades esté relacionado con que tengas una vida más fácil "o que tengamos todas las respuestas de cualquier materia per se".

"En el colegio procuraba no llamar la atención"

fotografo: Jorge Paris Hernandez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Testimonios Alba y Rafael - Reportaje altas capacidades
La presidenta de la asociación Educade, Alba De Mingo, en Ciempozuelos, el  24 de enero de 2023.
JORGE PARÍS

Alba De Mingo tiene 42 años y reside en Ciempozuelos. Tiene tres hijos de 14, 12 y 10 años y también es madre de acogida. Ahora está cuidando a un bebé de siete meses. Aún le queda energía para llevar Educade, que la creó para dar formación a familias y profesionales. "Siento que ayudo y eso me mueve". Ella certificó que tenía altas capacidades en el verano de 2021, a raíz de diagnosticar a sus hijos. "Pasa muchísimo. Mis hijos ya habían sido detectados y ya les había subido un curso. Mi marido también se hizo las pruebas. Y yo, durante casi tres años, seguía diciendo que 'yo no'. Y ahora mi hermana también se ha hecho las pruebas y también le ha salido altas capacidades. Suele pasar entre hermanos".

De pequeña, aunque nunca se hizo un test, sus padres sospechaban. Tuvo la "suerte" de ir al colegio Siglo XIX de Madrid, que trabaja por proyectos y donde se sintió "fenomenal". Pero eso cambió bruscamente al llegar al instituto, donde relata haber estado "aislada" y pasarse las clases dibujando. "El primer día me leí el libro entero de Biología y, al darme cuenta de que ese era el libro de todo el curso, me refugié en el dibujo. Sacaba muy buenas notas, pero procuraba no llamar la atención y pedía a los profesores que no dijeran las notas en público". En la universidad, de nuevo volvió a encajar y a encontrar personas con las que tenía "conversaciones más interesantes".

Tras una adolescencia con "una amiga" en el instituto, reconoce que su primera "buena amiga" la conoció en un crucero por Rusia durante su luna de miel. "La edad mental no coincide con la edad física. Ahora no es un problema, pero cuando tienes 18 años, relacionarte con personas de 28 sí lo es". El dibujo y ayudar son dos de sus mayores pasiones y juntas quedaron plasmadas en la planta de pediatría el Hospital Infanta Elena, en Valdemoro, cuyas paredes están decoradas con pinturas de De Mingo.

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