La muerte de Gina Lollobrigida ha dejado desolado a Javier Rigau. El catalán, que se casó con la actriz a través de poderes, considera que el final de la italiana podría haber sido mucho menos funesto, que se encontró con la parca tras transitar por un camino que en los últimos tiempos parecía un desierto: "Llevo varios días aquí (en Italia) y me he podido despedir de ella junto a su hijo y su nieto a los que, como sabes, estoy muy unido", dijo a 20minutos.

Las últimas semanas de Gina transcurrieron en penumbra, despojada de cualquier lujo y alejada de la realidad dorada que le hubiese pertenecido vivir. Era, para muchos, una caricatura, una especie de marioneta manejada para el entretenimiento económico de unos cuantos que, desde hacía ya bastante tiempo, utilizaban su nombre para posicionarse en ciertos sectores de la sociedad italiana.

Ocurrió este verano cuando un abogado de currículum conflictivo la colocó como reclamo de un partido político con unos ideales antagónicos a los suyos: "Siempre ha sido una mujer de derechas y en privado muy de derechas", declaró entonces Javier Rigau en exclusiva a este periódico.

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Gina llevaba tiempo sin poder disfrutar de la vida, de viajar, de lucir las piezas que vestían su espectacular joyero. Se había quedado prácticamente sin nada. Su hijo y su nieto señalan abiertamente a Andrea Piazzola, su joven secretario, a quien parece que entregó el control de su fortuna. Son los que sostienen que, tras subastar en 2013 las joyas en Sotheby's, se apropió del dinero ganado: "El mismo día en que Gina recibió el dinero en su cuenta corriente de Mónaco, Andrea Piazzola sacó toda la cantidad entera con destino a las Islas Caimán", advierte, destrozado, Rigau a este medio.

Rigau siempre protegió a Gina. Por eso Dimitri y Milko (su nieto y su hijo) hicieron un frente común que les llevó hasta los tribunales. Allí se dirimen, a día de hoy, cuestiones muy importantes como la supuesta "técnica de la persuasión de la mente" con la que Piazzola habría logrado adentrarse en la vida y las decisiones de la nonagenaria.

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Incapacitada con sentencia firme, sus últimas apariciones públicas fueron consideradas por los suyos como una ridiculización extrema e innecesaria. Su única pretensión en aquellas entrevistas para el olvido era demostrar que precisamente Javier Rigau era un farsante con el que nunca había contraído matrimonio.

Señalamientos que sorprendieron por lo insólitos e incongruentes y que evidenciaban que más que un ataque en los medios, pretendían ponerle obstáculos en la batalla judicial que no ha frenado nunca. Ni piensa hacerlo, aunque el camino sea angosto y las dificultades interminables: "Ha hecho cosas monstruosas", reconoce el empresario barcelonés, que sigue legalmente casado con Gina.

En la documentación que obra en poder de este periódico se reconoce la dispensa otorgada por la Santa Rota, pero no la nulidad eclesiástica, por lo que la unión civil es legal y, como tal, está inscrita en el Registro Civil.

S.O.