Parte de la acción del Gobierno esta legislatura ha tenido como objetivo "desinflamar Cataluña", reducir su "ruido". En los análisis de la coalición PSOE-UP, lograrlo es un requisito relevante para sus perspectivas electorales. Se ha suprimido el delito de sedición, se ha intentado suavizar la malversación y se ha elegido Barcelona como sede de la cumbre bilateral España-Francia. Sin embargo, algo no cuadra, porque el "ruido" continúa, no hay más que escuchar a los fiscales o a los manifestantes que tomarán mañana Barcelona. La jugada, de riesgo, tiene un resultado aún dudoso.
OPINIÓN18.01.2023 - 08:24h
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