Entrevista

Carmelo Gómez: "El cine es un mercadillo y yo era un producto que dejó de tener valía"

fotografo: Bieito Alvarez Atanes [[[PREVISIONES 20M]]] tema: FUERA DE CONTEXTO - CARMELO GÓMEZ
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PREVISIONES 20M
fotografo: Bieito Alvarez Atanes [[[PREVISIONES 20M]]] tema: FUERA DE CONTEXTO - CARMELO GÓMEZ
El actor Carmelo Gómez posa en el museo Nacional Thyssen-Bornemisza
BIEITO ÁLVAREZ

Carmelo Gómez, 2 de enero de 1962, Sahagún.

Atravieso los pasillos del Museo Thyssen con Carmelo Gómez hasta llegar al cuadro que he elegido. Es una obra futurista de August Macke, donde están representados a caballo varios soldados en la Primera Guerra Mundial. Venimos a hablar de la guerra, aunque si hay alguien que transmite una paz absoluta con la voz, ese es él.

"Para mí, una guerra siempre es el afuera, pero la tenemos dentro… Soy guerrero sin llegar a las armas", dice. Y lo es, se pelea por las cosas, pero lo hace de forma pacífica, como el personaje de su último proyecto teatral, Pacífico Pérez. Una adaptación del texto de Miguel Delibes Las guerras de nuestros antepasados.

"Es un texto contra la guerra y me siento muy identificado con él por eso, porque sí se puede ser reivindicativo, pero buscando los cauces de la paz, de la concordia y el entendimiento". Aunque a veces ha hablado, y eso le ha pasado factura en determinados momentos de su vida, afirma: "Me arrepiento casi siempre de haber peleado. Al final te queda como un mal gusto, no lleva a ningún buen puerto".

"Me arrepiento casi siempre de haber peleado"
fotografo: Bieito Alvarez Atanes [[[PREVISIONES 20M]]] tema: FUERA DE CONTEXTO - CARMELO GÓMEZ
El actor Carmelo Gómez posa en el museo Nacional Thyssen-Bornemisza. 
BIEITO ÁLVAREZ

"Ahora veo la refriega política que hay en este momento y da la sensación de que ellos han debido pensar que montando el lío se consiguen votos… y estaría bien que votásemos a quien no monta el lío, de ese me fío". Y, tras el pareado, su risa resuena en las paredes del museo.

Fue actor fetiche de Julio Medem, ha ganado dos premios Goya y numerosos galardones más. Llegó a ser eso que llaman "el actor de moda", y luego desapareció de la gran pantalla. "El cine es un mercado o un mercadillo y yo era un producto que dejó de tener una valía. Y también que, si hablas mucho, ya estás declarando la guerra y esa no la quiere nadie, mejor ser buen chico, estar calladito", explica.

Decidió dejar el cine antes de que el cine le dejase a él: "Me fui antes de que me dijeran eso de 'qué fue de', pues no pueden decirme eso porque sigo dando leña". Aunque confiesa que, si llamaran a su puerta, la abriría, pero solo para dejar entrar proyectos que manchen, que se le metan por dentro. "Hasta el día que me muera, yo no dejaré el cine, pero tiene que llegarme alguien que tenga muchas ganas de contarlo y tenga que ser conmigo, y que yo diga 'qué bueno es esto' para que me meta".

"Hasta el día que me muera, yo no dejaré el cine"

De momento, el único que consigue esto es el teatro, su auténtica casa, donde comenzó y donde ha vuelto, como quien regresa a su León natal. "El público es el que hace que el teatro sea algo diferente, y para mí es un privilegio, un don que tengo en este momento", se sincera.

Su momento, así lo siente. Aunque nunca se ha considerado un galán, un guaperas del cine, hoy, con 61 años, se encuentra más a gusto que nunca, por fuera, pero sobre todo por dentro: "Me gusta el momento en el que estoy ahora, me gustaría pararme aquí, yo no sabía que llegando a los 60 se podía estar tan a gusto, estoy muy equilibrado, sólido, no tengo ansiedad".

Y, escuchándole, uno casi se plantea desear esa edad, porque sus palabras encierran verdad, sosiego, esa paz tan necesaria estos días, esa paz que reclamó Delibes y hoy, él mismo en el escenario, pero sobre todo, en la vida.

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