Los sueldos de los españoles subieron un 2,8% en 2022, tres veces menos que la inflación

Así han evolucionado las subidas salariales recogidas en los convenios y la inflación desde 2007.
Así han evolucionado las subidas salariales recogidas en los convenios y la inflación desde 2007.
Carlos Gámez
Así han evolucionado las subidas salariales recogidas en los convenios y la inflación desde 2007.

El año que acaba de concluir se confirma como el de la gran devaluación de los salarios de los españoles. Los sueldos de los trabajadores recogidos en los convenios colectivos de trabajo apenas repuntaron un 2,8% en 2022, mientras que la inflación promedio el año pasado ascendió hasta el 8,4%. Es decir, los precios crecieron tres veces más rápido que los salarios, una circunstancia que ha provocado la mayor devaluación de los sueldos de los españoles al menos en los últimos 40 años.

Así se desprende de los datos que aparecen en la estadística de convenios colectivos de trabajo registrados hasta diciembre, que el Ministerio de Trabajo ha divulgado este martes. La estadística cuenta con datos de 3.084 convenios colectivos que cubren a unos nueve millones de asalariados e incluye tanto acuerdos colectivos de empresa como de ámbito superior (sectoriales, de varias empresas...).

Aunque la subida salarial registrada en 2022 duplica la vista el año pasado (un 1,5%), la pérdida de poder adquisitivo de 2022 fue muy superior a la del ejercicio previo. No en vano, la inflación en 2021 fue mucho más baja, con un promedio del 3,1%. Los datos publicados hoy por Trabajo confirman que los trabajadores españoles han vuelto a perder poder adquisitivo por segundo año consecutivo. Desde 2019 los salarios han avanzado apenas un 6%, claramente por debajo del 11% de subida que han acumulado los precios en ese mismo periodo.

La oleada inflacionaria que sacude Europa, especialmente desde la invasión rusa de Ucrania, ha puesto de manifiesto una realidad demoledora. Y es que los salarios reales en España han permanecido prácticamente congelados en lo que llevamos de siglo. Desde el año 2000 las retribuciones que perciben los trabajadores han aumentado un 43,5%, mientras que los precios lo han hecho un 42% en ese mismo periodo.

Tras la larga y profunda crisis iniciada en 2008, que causó estragos en el mercado laboral, la economía española ha privilegiado mantener los salarios bajos para que las empresas no pierdan competitividad de cara al exterior. Prueba de ello es que España ocupa el vagón de cola de los aumentos salariales en la UE en los últimos 20 años. Según datos de Eurostat, entre 2000 y 2021 solo hubo tres países de la UE donde los sueldos de un trabajador promedio aumentaron menos que en España: Francia, Italia y Grecia.

Los datos de los convenios sitúan a los trabajadores del sector privado como los grandes perdedores de esta crisis de precios. Los pensionistas no han perdido poder adquisitivo gracias a la indexación de las pensiones al IPC, los empresarios han ampliado márgenes de beneficio en 2022, recuperando los niveles prepandemia, y los sueldos públicos han subido un 3,5%, algo más que los privados.

Subidas más fuertes en 2023

La mayoría de analistas apuntan a que en 2023 las alzas salariales acelerarán. Lo que no está claro es si las subidas serán suficientes para compensar una inflación que se espera que alcance el 5% todavía en 2023. Sí parece probable que en algunos meses, fundamentalmente a final de año, las subidas salariales puedan superar la inflación registrada.

El Banco de España ya aportó el pasado septiembre algunos indicios de por dónde pueden ir los tiros este año. En un documento de análisis, el supervisor bancario advertía de que el 45% de los trabajadores con convenio firmado para 2023 tenía incluido en él alguna cláusula de revisión salarial. Estas cláusulas vinculan los salarios a la evolución de los precios, aunque lo más habitual es que las subidas pactadas en ellas no sean del 100% de lo que marque la inflación. Habrá que esperar a febrero para conocer el primer dato de 2023, que dará una idea preliminar aunque bastante aproximada de lo que podemos esperar para este año.

En todo caso, conviene recordar que la estadística de convenios colectivos no recoge todas las subidas salariales que realmente se producen. En primer lugar, porque no todos los trabajadores (aunque sí la mayoría) están protegidos por convenios colectivos de trabajo. Y, en segundo lugar, porque la estadística de Trabajo no recoge las subidas que los trabajadores puedan estar pactando individualmente con la empresa fuera de convenio.

Los datos de Trabajo son un primer indicador de cómo ha evolucionado la realidad salarial el año pasado. Para tener datos más precisos habrá que esperar a que el INE publique la encuesta de costes laborales (lo hará el próximo marzo) y a que la Agencia Tributaria haga lo propio con el análisis de declaraciones de IRPF (lo hará en noviembre).

El FMI cree que se pueden subir salarios sin alimentar la inflación

Uno de los debates que más interés han generado a raíz de la crisis inflacionaria es el riesgo de que las subidas salariales retroalimenten los precios. La ortodoxia económica defiende que cuando la inflación es muy elevada existe el riesgo de que los trabajadores exijan y logren subidas de sueldo equivalentes. Teóricamente, si esto ocurriera, las empresas -que son quienes pagan los salarios- sufrirían un aumento de costes que, a su vez, repercutirían en los precios de venta. Así, se iniciaría una espiral de subidas salariales y de precios que prolongaría la inflación. 

Por ahora, ninguno de los grandes analistas cree que haya indicios de que se esté produciendo esa espiral. Pero la cosa podría cambiar este año. La pérdida de poder adquisitivo acumulada y el paro históricamente bajo en la eurozona (que aporta más poder de negociación a los asalariados) dan margen a los trabajadores para lograr incrementos en sus retribuciones más elevadas.

En este sentido, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó el pasado noviembre un informe que arrojaba unas conclusiones algo sorprendentes. La organización que dirige Kristalina Georgieva, que encarna como pocas la ortodoxia económica, señalaba que un aumento moderado de los salarios "no necesariamente debe ser visto como un síntoma de una espiral precio-salario". El estudio apuntaba también que solo "una pequeña minoría" de los episodios inflacionarios desde los años sesenta fueron sucedidos por una "aceleración sostenida de salarios y precios". 

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