Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

¿Peligra la España constitucional?

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Aragonès, en otro momento de su discurso por Sant Esteve.
Aragonès, en otro momento de su discurso por Sant Esteve.
GENERALITAT DE CATALUNYA
Aragonès, en otro momento de su discurso por Sant Esteve.

La reivindicación de un referéndum de autodeterminación por parte de ERC no es nada nuevo, lo extraño sería que renunciase a ello. Lo problemático es que partidos que están en el Gobierno, como Unidas Podemos, hablen de no tener miedo a celebrar esa votación. Lo ha hecho Lilith Verstrynge, secretaria de Organización de los morados, poco después de que Pere Aragonès anunciase que en 2023 la Generalitat va a dar pasos en esa dirección, aunque por ahora sin la amenaza de la unilateralidad. Ya veremos qué pasa este año. Ahora lo interesante es reflexionar por qué la cuestión territorial se ha convertido en el eslabón débil del sistema político español.

Jordi Solé Tura, padre de la Constitución, diputado por el PSUC/PCE, afirmó en un importante libro, Nacionalidades y nacionalismo en España (1985), que los nacionalistas (entonces CDC y PNV) no habían asumido todas las consecuencias de la Constitución, y que cultivaban la ambigüedad. También que una parte de las izquierdas oscilaba entre posiciones confusas y otras sin orientación clara sobre el modelo territorial. Pero que el problema era sobre todo de arquitectura institucional.

Así es. El Senado no funciona como una auténtica Cámara de representación territorial, mientras el Congreso –en ausencia de mayorías absolutas– queda en manos de fuerzas que en realidad buscan la destrucción de la España constitucional. De ese texto de Solé Tura hace casi cuarenta años y el tiempo le ha dado la razón. Habría pues que cambiar el sistema electoral para no castigar a partidos que se presentan a nivel nacional, pero que en muchas provincias no obtienen suficientes votos para obtener representación.

Solé Tura, que acabó siendo ministro con Felipe González, fue siempre partidario del desarrollo federal del modelo autonómico. Pedía que la izquierda fuera coherente para defender lo logrado, abordar con realismo los problemas del presente y cerrar el paso a los que querían destruir el marco de convivencia de 1978. Es un misterio que el federalismo tenga tan mala prensa en España, sobre todo entre una derecha que se queja de las deslealtades de las autonomías gobernadas por partidos nacionalistas. 

El federalismo, sin ser la panacea, clarificaría las competencias, exigiría más cooperación a todos y dotaría al modelo territorial de identidad. Si soñamos con una Europa federal más unida, no entiendo por qué no damos los pasos para que nuestro modelo autonómico lo sea, también nominalmente. Que Podemos sea ambiguo es un problema, aunque lo catastrófico sería que el PSOE de Pedro Sánchez aceptara algún sucedáneo de consulta. Desde el PP lo afirman apoyándose en las contradicciones del líder socialista. Pese a todo, no lo creo. Todo tiene un límite. 

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