Borja Terán Periodista
OPINIÓN

'Saber y Ganar Teen': así Jordi Hurtado se rejuvenece

Jordi Hurtado en 'Saber y Ganar' de las Navidades 2022
Jordi Hurtado en 'Saber y Ganar' de las Navidades 2022
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Jordi Hurtado en 'Saber y Ganar' de las Navidades 2022

El concurso más longevo de nuestra televisión se mantiene como programa de más audiencia de La 2 porque es fiel a su esencia pero, a la vez, no cesa en discurrir cómo crear microeventos que sirvan de revulsivo al formato. Así se actualiza, así se desengrasa, así se revitaliza. 

Y, esta Navidad, lo ha vuelto a hacer. Los concursantes adultos de 'Saber y Ganar' han dejado su hueco a estudiantes de diferentes institutos. Chavales que han nacido años después del estreno del propio concurso y que acuden a la tele para demostrar sus conocimientos. Son muy buenos, de hecho. Los mejores de la clase, no lo oculta el programa.

El choque generacional de este encuentro entre la adolescencia de hoy y la televisión con mimbres más vetustos provoca una entusiasta radiografía del país desde la pantalla. Con Jordi Hurtado intentando entender las motivaciones de los estudiantes y los estudiantes haciendo lo mismo al encontrarse con este icono de la televisión que ha estado constantemente de fondo en la cotidianidad de toda su vida, ya sea en la tele de sus padres o en los memes de las redes sociales. 

A veces, hasta surgen silencios incómodos de esa timidez de la edad del pavo que, rápido, intenta remediar Hurtado con su entusiasta verborrea. Y funciona. Estos especiales recuperan aquella estela de la tele de antaño cuando la Navidad rompía con la rutina para convertir en prota la ingenuidad de los más pequeños de la casa. Chicho Ibáñez Serrador y su 'Un, dos, tres... responda otra vez' fueron pioneros en este sentido en una época en la que la niñez duraba muchas más que una efímera coreografía de TikTok.

Ahora, en unas cadenas de televisión que ya ni casi se inmutan en fechas de celebración, 'Saber y Ganar' crea otro acontecimiento en el que muestra su seguridad en sí mismo. Con un punto de autobombo, pues los concursantes teen hablan de cómo el concurso está en el imaginario de su familia. De esta forma, un programa que se asocia a lo veterano se hace más fuerte incorporando y visibilizando que también es conocido por las generaciones que vienen.  

Pero, sobre todo, el éxito a la hora de crear comunidad fiel de 'Saber y Ganar' está en que la dinámica del show nunca desvirtúa aquello que le hace diferente. A pesar de que los tiempos cambien y los concursos culturales se expandan, 'Saber y Ganar' no titubea ante la novedad y mantiene su estética, tempo y solemnidad. Y siempre haciendo familia. Incluso al traer a adolescentes, ya que estos participantes son alumnos de ex concursantes del programa que acuden al plató con ellos y, como consecuencia, el espectador se reencuentra con viejos conocidos del formato. Es más, ver cómo han cambiado, cómo han envejecido, cómo siguen ahí. Hasta cuando hay savia nueva el programa cuida de donde viene. Así el concurso más difícil de la tele no para de crear vínculos cómplices. Humaniza un examen de cultura general. Lo que podría ser un frío escaparate de empollones, es empatía grabada en primer plano.  

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